A poco más de un mes del sentido fallecimiento de la legendaria escritora y editora española Esther Tusquets, considerada una de las mujeres más importantes en el mundo de la literatura, mañana se recuerda su natalicio.
Esther era "una mujer adelantada a su tiempo, una editora ejemplar y una excelente escritora", declaró José Ángel Zapatero, editor de Menoscuarto, a la prensa tras su muerte, registrada el pasado 23 de julio.
La llamada “Señora de la edición”, quien nació el 30 de agosto de 1936, dirigió por cuatro décadas el destacado sello editorial Lumen, pilar de la literatura española junto al sello Anagrama y Tusquets Editores.
Bajo un seno familiar de buena posición, a Tusquets se le recuerda como una niña ensimismada, tímida y un poco rara, con interés de leer, escribir o ser actriz.
Realizó estudios de Filosofía y Letras en la Universidad de Barcelona, y aunque en un principio su vocación no fue la edición, en 1960 se incorporó a la editorial Lumen, que su padre había adquirido, difunde en su sitio web el diario La Vanguardia.
Ejerció el cargo de directora y asumió de gran manera la responsabilidad de difundir colecciones emblemáticas, entre las que destaca: “Palabra e imagen”, que con la combinación de textos escritos por Camilo José Cela y Miguel Delibes, así como fotografías de Joan Colom y Ramón Masats, se convirtió en el primer Best-seller del sello editorial.
“Palabra en el tiempo”, es otra publicación parte aguas, destinada a la creación literaria y en la que aparecieron textos de grandes autores como Céline, James Joyce, Virginia Woolf, William Styron y el caso particular de Gustavo Martín Garzo.
En 1978, Tusquets sorprendió con la publicación de su primera novela “El mismo mar de todos los veranos”, con la que ganó éxito entre la critica especializada y el público, a pesar de que denotó un estilo “latoso y complicado”, destaca su biografía.
Con esta obra se inició una trilogía que completó con los títulos “El amor es un juego solitario” (1979) y “Varada tras el último naufragio” (1980), textos con los cuales la española reafirmó su pasión por la escritura y decidió combinar esta faceta con la edición.
Los conflictos entre madres e hijas fue una de las temáticas tratadas en sus obras, asumiendo que es la relación más compleja, difícil e importante de las que existen entre los seres humanos.
Para los últimos años de su producción se adentró a redactar memorias de su vida y a relatar sus experiencias con hombres y mujeres, así como su afición por el juego, siendo para ella esta actividad una manera de crear emociones artificiales.
Padeció de Parkinson y en las últimas entrevistas que concedió a la prensa expresó que no le gustaba la vejez, cuando muera “no van a encontrar nada de mí, ni un papel, ni una carta, ni una agenda. Todo lo he ido destruyendo”, declaró.
De acuerdo con la crítica especializada, uno de sus grandes logros fue haber iniciado las gestiones para difundir en España las historietas de Mafalda, así como la edición de textos del semiólogo italiano Umberto Eco, con las cuales su sello se consagró como uno de los más influyentes de su nación.
A principios de la década del 2 mil, dejó de manera abrupta la dirección de la editorial Lumen, y fue en su texto “Confesiones de una vieja dama indigna”, donde plasmó su sentir sobre el hecho y expresó “no me hizo daño. No sé por qué no me afectó, aunque quedé tocada por los conflictos internos y porque la relación de más 20 años con algunas personas quedó rota”.
A la edad de 75 años y a causa de una pulmonía, Esther Tusquets falleció el pasado 23 de julio de 2012; sus restos descansan en Cadaquès, Girona, España.