Lluvia y relámpagos hicieron su aparición durante el homenaje al jonronero. (EFE)
Empapado por la lluvia, Alex Rodríguez preservó el buen humor en sus últimos momentos con un uniforme como jugador de los Yanquis de Nueva York.
La muy precipitada ceremonia que el equipo le preparó ayer para su adiós del Bronx había quedado desteñida por un aguacero y ráfagas de relámpagos, pero nada de eso perturbó al bateador.
"El béisbol tiene una manera peculiar de darte un toquecito en el hombro cuando menos lo esperas para decirte que se acabó. Estoy en paz conmigo", había dicho Rodríguez horas antes al partido contra los Rays de Tampa Bay, su último con los Yanquis antes que le retiren del roster activo.
Luego que su homenaje terminó con un temporal, Rodríguez bateó un doble remolcador en el primer inning, poniendo fin a una seguidilla de 11 turnos sin dar hits. Tras el contacto nítido a una recta de 96 millas por hora de Chris Archer, entre el jardín derecho-central, la afición rugió.
Su adiós en el Yankee Stadium, en el mes de agosto, estuvo muy lejos de las elaboradas giras de despedida que la franquicia más valiosa y laureada del béisbol le ofreció a Derek Jeter y Mariano Rivera.
Con un promedio al bate por debajo de .200 y necesitado de cuatro jonrones para alcanzar el exclusivo club de los 700, el toletero de 41 años de edad pudo al menos tener la satisfacción de un último juego en casa que contó con la presencia de su madre y dos hijas.
El legendario jonronero Reggie Jackson se encargó de acompañar a Lourdes Navarro, la madre de A-Rod. Mariano Rivera recibió tal vez la ovación más fuerte de la noche al ingresar al terreno junto a las hijas de Rodríguez, Natasha y Elle.
Cuando las gotas de lluvia arreciaron, al filo de las 7 de la noche, el acto adquirió tintes surreales. Todos se apuraban para cumplir con lo previsto. Justo después que la voz de Paul Olden, el anunciador del estadio, retumbó por los parlantes al decir, "Alex, cumpliste 12 de tus 22 temporadas con los Yanquis", el ruido fuerte de un trueno estremeció al estadio.
Todo duró alrededor de 10 minutos. Un cuarto de hora después, las nubes grises desaparecieron y un arcoíris apareció detrás del jardín izquierdo.
La percepción generalizada era que los Yanquis no despedían a Rodríguez con todos los honores. Lo estaban exiliando.
Relegado a la banca durante casi todo el último mes, el manager Joe Girardi puso a Rodríguez de titular en su alineación, como designado y tercero en el orden ante Tampa Bay.
¿Seguirá activo con otro equipo? ¿Miami? Rodríguez no ha descartado la posibilidad. Nueva York le debe algo más de 7.1 millones de dólares en salario por lo que queda de este año y 20 millones para el próximo.
A-Rod dijo sentirse a gusto con las circunstancias de su adiós, y hasta agradeció a Hal Steinbrenner, el actual patriarca de la familia dueña del club.
"Con todas mis metidas de pata y lo mal que me porté, el hecho de que puedo salir por (esa) puerta, el que Hal me quiera como parte de la familia, eso es como batear 800 jonrones para mí", zanjó.