Apoyo. Hay perros entrenados para diferentes terapias.
El pequeño Emmanuel y su perra Aba son más que buenos amigos. Ella, un labrador Retriever de tres años, se ha convertido en su compañera y guía para integrarse mejor a la sociedad y, sobre todo, reducir las conductas de fuga que padece por su problema de autismo.
Diagnosticado con este padecimiento cuando tenía dos años, al igual que muchas personas, Emmanuel enfrentó dificultades severas para comunicarse con su familia porque tuvo una alteración del lenguaje con mutismo e inatención, que incluso hizo pensar en una posible sordera."Nos dimos cuenta a los dos años porque no hablaba. Le hablábamos y él se pasaba sin hacernos caso; nosotros creíamos que tenía algún problema de oído y por eso no nos escuchaba", expone Lucia García Sotelo, mamá del menor.