La Academia Mexicana de la Lengua es una institución cultural que celebró sus primeras sesiones el trece de abril y el 11 de septiembre de 1875 en la Ciudad de México con la finalidad de cuidar la pureza de la lengua española. A ella, han pertenecido muchas de las más ilustres figuras de las letras mexicanas, tanto filólogos y gramáticos como filósofos y ensayistas, poetas, novelistas, historiadores y otros humanistas…
Fue a raíz de las celebraciones que se llevaron a cabo durante todo 1999 para conmemorar el 150 aniversario del natalicio de nuestro bate coahuilense Manuel Acuña, y con el firme propósito de escribir a un futuro inmediato un libro dedicado a su recuerdo, como lo hiciera en 1949 Francisco Castillo Nájera, al cual tituló Manuel Acuña, que me di a la tarea de investigar todavía más de lo que ya estaba escrito.
Para ello, viajé a Saltillo, donde logré una copia de la Fe de Bautismo, así como ubicar el lugar donde se encontró la casa donde había nacido, en cuyo frente existe una placa que así lo acredita. Acudí a la Ciudad de México, en especial al edificio donde se ubicaba la Escuela de Medicina, logrando que de su expediente se me proporcionaran copias fotostáticas de los documentos que de Saltillo llevó para acreditar los estudios que allá había realizado y preguntando por aquí y por allá, alguien me informa que en las instalaciones de la Academia de la Lengua española, ubicada por la calle de Donceles No. 66 en el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde se encuentra la mesa donde Acuña había escrito su inmortal poema Nocturno, dedicado a la musa de todos los poetas de la época del romanticismo: Rosario de la Peña Llerena.
Jamás pensé correr con tanta suerte, ya que cuando acudí el día anterior a la calle de Donceles No. 66 y ser atendido por la Srta. Gloria Gopar, secretaria de la Academia, me confirma que efectivamente en esa institución se encuentra la mencionada mesa, invitándome a conocerla, pero hasta el siguiente día, la cual esa mañana se encontraba ocupada por haber sido utilizada por algunos miembros de la Academia, entre ellos el Dr. Enrique Cárdenas de la Peña, pero que sin embargo para más tarde ya estaría en condiciones de tomarle algunas fotos.
Ya casi para retirarme, diciéndole que al día siguiente estaría ahí al filo del mediodía, me dice: ¿Le gustaría conocer al Dr. Enrique Cárdenas de la Peña?, para ser sincero, me quedé sorprendido, y mi respuesta fue: ¡Claro que sí! ¿Cuándo podría tener el gusto de hacerlo?, le pregunté, mañana mismo, después del medio día.
Y así fue, como al día siguiente, 21 de febrero del 2002, a las 12:30 horas, me encontraba frente a frente ante un descendiente de la famosa Rosario de la Peña Llerena, la inmortal Rosario, la musa en quien Manuel Acuña se inspirara para escribir el famoso poema NOCTURNO, que los ha inmortalizado a ambos, quien con gran amabilidad, no exento de gran entusiasmo, me empezó a contar lo que él sabía de su tía abuela, agregando, entre otras cosas, que fue precisamente su familia la que había donado a la Academia la mesa en mención.
ACADEMIA MEXICANA DE LA LENGUA