Adiós, Javier Duarte

NO TIENE LA CULPA EL INDIO, SINO QUIEN LO HACE COMPADRE

Se dice que por temor a ser atrapado al igual que Fidel Castro durante los tiempos álgidos de la Guerra Fría, Javier Duarte no duerme en el mismo domicilio por más de dos noches seguidas. Mencionan, incluso, de la existencia de una aeronave apostada, esperándolo, por si el gobernador y sus secuaces tuvieran que salir huyendo con rumbo desconocido. Y digo rumbo desconocido porque no creo que Duarte y cía. planeen ir a Woodlands, en Houston, donde son tan populares y notorios ante el vecindario...

Ante ello, la posibilidad de fuga, diversas voces piden se le requisen al gobernador su visa y pasaporte. No vaya a ser la de malas, así se nos ha pelado más de uno, advierten.

Pese a todo, Duarte sostiene que no saldrá de Veracruz y afirma enfrentará todas y cada una de las acusaciones que se le imputan. Está en su derecho constitucional a la presunción de inocencia y a recibir un trato digno por parte de las instancias garantes de la impartición de justicia nos guste o no. Lo que opinemos sobre él es enteramente subjetivo pero, parafraseando a Juan Gabriel: “Lo que se ve no se juzga” y la sociedad mexicana hace mucho que emitió un juicio sobre tan oprobioso personaje.

Javier Duarte se auto califica, como tantos, perseguido político y víctima de una venganza atroz por parte de Miguel Ángel Yunes, el próximo gobernador de filiación panista quien cabe señalar, tampoco es una hermanita de la caridad.

El problema con Javier Duarte, avión esperándolo o no, es que a estas alturas resulta imposible creerle a quien adivinamos un mitómano manifiesto, al que la realidad de un Veracruz cayéndose a pedazos golpea en la cara.

Duarte, intocable en otros ayeres dada su cercanía a Los Pinos y el apoyo brindado durante la pasada campaña presidencial, ha presentado licencia como gobernador a 48 días de dejar el cargo, y lo hace con la estridencia acostumbrada. En declaraciones a la principal televisora del país, el mandatario (es un decir) habla de “calumnias”, “infamias”, “denuncias sin fundamento” y sin pudor alguno, afirma que no es rico. “Soy una persona que ha trabajado toda su vida”, sostiene.

Sobre Javier Duarte pesan acusaciones de peculado, desvío de recursos, enriquecimiento ilícito y, tal como develara el portal “Animal Político” en una espléndida investigación, también la presunta creación de una red de empresas fantasma que habrían beneficiado tanto a la familia de Duarte, como a sus colaboradores más cercanos.

Sí, Javier Duarte se convirtió en un lastre muy pesado e insostenible para la gran familia priista que hoy lo ha expulsado de sus filas y retirándole los derechos como militante del PRI con aquello de la jiribilla, tan pero tan escuchada, de que “ahora sí van a limpiar la casa de rateros”. (Ojalá no se les quede prácticamente vacía la casa)

Además, sumándole presión a la olla a punto de explotar, sus excesos derivaron en que por primera vez en la historia de Veracruz, el estado pase a manos de la oposición. Hay agravios que en política no se perdonan y ante el estrepitoso fracaso en las urnas, desde Los Pinos, a Duarte le quieren cobrar algunas facturas pendientes. No todas, intuyo, porque sobre las altas esferas de poder, Javier Duarte también tiene una larga historia que contar...

LO IMPERDIBLE...

“Y pongo simplemente Víctor, son jóvenes, actores de la nueva generación política, del que forman parte el Gobernador de Quintana Roo Beto Borge, el gobernador de Veracruz Javier Duarte, César Duarte Gobernador de Chihuahua. Todos son parte de una generación nueva:” Enrique Peña Nieto en entrevista refiriéndose a las tres joyas del priato, 2012.

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