Que en medio de un proceso electoral particularmente marcado por la guerra sucia y no por las propuestas surja una agenda ciudadana regional y apartidista, es algo emblemático. Cinco días antes de los comicios que ayer se celebraron en 14 estados de la República, y cuyas campañas merecieron el adjetivo de "despiadadas" por parte del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, la asociación civil Renacer Lagunero presentó la "Agencia Ciudadana para el fortalecimiento de la cohesión comunitaria, el desarrollo y la competitividad de la Comarca Lagunera".
En palabras de Sam Podolsky, reconocido consultor empresarial, quien fungió como copresentador al lado de las activistas María Elena Morera y Suhayla Bazbaz, la Agenda se trata de una experiencia única en el país por los alcances, el nivel de participación y la naturaleza cien por ciento ciudadana del ejercicio.
Resumido en una postal: mientras los partidos políticos se enfrascan en una lucha encarnizada por mantener o conquistar el poder político, en La Laguna un grupo de alrededor de 320 personas y organizaciones civiles materializaron en un documento con cientos de propuestas que, por muy diversas que sean, tienen un mismo objetivo: buscar el renacimiento de una región golpeada a finales de la década pasada y principios de ésta por una larga sequía de inversiones y una ola de violencia sin precedentes.
En la entrevista que le hice el fin de semana, Julián Mejía, coordinador de Renacer Lagunero, define a la Agenda Ciudadana como un ejercicio de autoconstrucción de la sociedad civil. Y en esencia eso es. Porque a lo largo de dos años, y en distintos foros y mesas, esas 320 personas y organizaciones dialogaron de frente y de forma horizontal sobre la problemática que padece La Laguna en distintos ámbitos, y plantearon rutas de solución.
En el documento, disponible en formato digital en las cuentas de twitter y facebook de la asociación (@RenacerLagunero y Renacer Lagunero) hay alrededor de 770 propuestas distribuidas en diferentes áreas de política pública, tales como: participación ciudadana, civismo y comunidad; desarrollo social, alimentación y salud; educación, ciencia y tecnología; desarrollo económico y competitividad; desarrollo urbano, vivienda, movilidad y servicios; seguridad pública, sistema de justicia y aplicación de la ley; transparencia y rendición de cuentas; ecología y medio ambiente; arte y cultura, deporte, y administración y finanzas públicas. Y también en distintos ámbitos sociales: familiar, educativo, comunitario, de la salud, laboral y virtual.
Además de lo significativo del ejercicio, el compendio de propuestas en sí mismo resulta de lo más interesante. En esta agenda se puede percibir la voz de un activo sector de la ciudadanía lagunera que, contrario a lo que hemos visto con los gobiernos estatales y municipales, asumen que las soluciones, para prosperar, deben ser integrales y regionales. Porque la dinámica de esta comarca así es: integral y regional, independientemente de las divisiones político-administrativas. Es un sector de la sociedad hablándose a sí misma, encontrándose, sin otro objetivo que mejorar, construir, el espacio que habita.
Sin embargo, este esfuerzo, por loable que sea, es apenas un principio. En el horizonte inmediato y no tan inmediato es posible identificar claros desafíos que conlleva esta Agenda Ciudadana y que deberán ser superados por quienes la impulsan para llevar a buen puerto ya no digamos todas, sino una buena parte de las propuestas ahí plasmadas. Porque a fin de cuentas ese es el objetivo.
El primer desafío tiene que ver con lo profuso del documento y la construcción de una metodología para seleccionar, planear y ejecutar las propuestas que resulten más viables. Transformar las propuestas en proyectos y los proyectos en realidades. Porque de otra forma simplemente no tendría sentido. Para ello se requiere socialización y seguimiento, sumar voluntades, articular esfuerzos y, en suma, mucho trabajo efectivo. De la misma manera que la sociedad civil organizada dio a luz un documento como éste, son sus integrantes los que deben trabajar para comenzar a hacer realidad lo que en él se esboza. Y ese trabajo requiere coordinación.
El segundo desafío, no menos importante, es establecer un puente de diálogo con la autoridad formal. Porque toda idea que busque transformarse en política pública debe considerar la participación del gobierno. Y para que ello ocurra, no sólo el proyecto debe ser lo suficientemente necesario, viable y estructurado, sino que además debe contar con un cierto respaldo social, de tal manera que la autoridad no pueda soslayarlo. Pero también se tiene que lidiar con la agenda gubernamental, que no es otra que la electoral. Precisamente porque hasta ahora la creación de políticas públicas ha sido un ejercicio casi exclusivo de los gobiernos es que observamos tan escasos avances. Los tiempos de las autoridades, que son los de los partidos, apenas llegan a los seis años, en el caso de los estados, y a los tres en el caso de los ayuntamientos. Pero la sociedad civil no puede quedar sometida también a este vaivén electoral. Debe trascenderlo.
En resumen, la Agenda Ciudadana es una gran oportunidad para La Laguna y su publicación es apenas el inicio.
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