Para agradecer a Dios que su esposa Leticia y su hija mayor están en casa, Natalio Rodríguez desde hace ocho años, sube parte del acceso al cerro de las Noas de rodillas.
No hay preparación previa, únicamente la fe y la gratitud lo fortalecen para resistir.
Una vez que terminó la representación del Via crucis, Natalio, acompañado de su pequeña, comenzó su manda, que desde el nacimiento de su pequeña, la lleva a cabo año con año.
"Llevo 8 me faltan 7, es un milagro que mi padre Dios me regresara a mi señora y a mi niña".