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Ahogado el niño...

JESÚS SILVA-HERZOG

Después del niño ahogado, cavar el nuevo pozo. No somos el país de las soluciones tardías, somos el país de las soluciones problema. Como si las catástrofes fueran un sacrificio que debemos a los dioses, nos empeñamos en planearlas y ejecutarlas meticulosamente. Así aseguramos la salida diaria del sol funesto. Que nadie diga que hay improvisación en nuestros fracasos. Hay una filosofía, un concepto, una estrategia, una tenacidad. Somos ingenieros de accidentes, constructores de escombros, tenaces diseñadores de la desgracia común.

A unos días de la explosión de un mercado de cohetes, el presidente de la república se compromete a construir otro. Hay prisa. La obra debe comenzar cuanto antes. El anuncio presidencial, respaldado por supuesto por el gobernador y el alcalde, no es menos que el anticipo de un nuevo matadero. Me temo que esa historia del futuro ya está escrita. Se construirá el nuevo mercado. Será inaugurado con gran fiesta por las autoridades. Lo celebrarán como el mercado más seguro del planeta. Los periodistas recorrerán las instalaciones y recogerán el testimonio de los locatarios agradecidos. Los burócratas presumirán las nuevas medidas de seguridad. Asegurarán que la tragedia de diciembre no podrá repetirse. y se repetirá. No será el día de la inauguración. En esa fecha, el escenario lucirá impecable para los invitados. Seguramente se harán demostraciones de los admirables mecanismos de protección. Se dirá que nada puede salir mal, que hemos aprendido de las desgracias previas. Desde luego, el gobernador no correrá riesgo al pronunciar su conmovedor discurso. Estará en campaña y recibirá el apoyo de sus simpatizantes. La prensa de su estado elogiará su sensibilidad, la velocidad de su respuesta, su eficacia. Pero pasarán las semanas, los meses, los años. Los invitados regresarán a sus rutinas. Poco a poco, el mercado será invadido por la selva de nuestros hábitos. La hiedra de sobornos y mordidas lo invadirá todo. Los locales comerciales se irán desbordando, se multiplicarán los comercios, se borrarán las señales, se obstruirán los pasillos, las medidas de seguridad se irán relajando. Los líderes comprarán a los inspectores que puntualmente presentarán informes asegurando que nadie corre peligro. Las autoridades municipales simularán que todo marcha bien. Y llegará el día en que esa cazuela de trampas y engaños acumulados explotará. Volveremos a leer que el mercado más seguro del mundo voló por los cielos y mató a decenas de personas. Será probablemente un día de diciembre o, tal vez, de septiembre. Unos días después se anunciará la construcción de un mercado de cohetes, ahora sí, seguro.

La memoria no puede más que sostener el pesimismo. Bajo el régimen de corrupción y clientelismo, no hay medida de seguridad que tranquilice. Por prudente que sea el dispositivo de seguridad, se irá pervirtiendo hasta desnaturalizarse. Por confiables que en la letra sean las precauciones iniciales, se volverán, en poco tiempo, temibles. Esa mezcla fatídica de clientelismo y corrupción no tiene visos de desaparecer de la escena pública. ¿Alguien podría confiar en la transparencia mexiquense? ¿Es razonable esperar que los representantes de los comerciantes cuidarán su seguridad? La ley en venta y la representación adulterada. Por un lado, el imperio de la corrupción: entidades públicas al servicio de los intereses privados. Los pagos que permiten el incumplimiento de la ley. Se trata de una subordinación que bien podemos llamar estructural del poder común a la extensa maraña de corrupción. Por el otro lado, un mecanismo de representación que no sirve a la causa de los representados sino a los del poder. Organizaciones sociales dedicadas a obtener favores del poder público, poderosas para el chantaje, habituadas a infringir cotidianamente la ley ofreciendo votos a los protectores.

En esta circunstancia, la discusión de leyes sobre seguridad en el comercio de la pirotecnia es una absurda pérdida de tiempo. Irrelevante el trazo del mercado y los protocolos de seguridad. Mientras la corrupción y el clientelismo imperen, el desastre sólo se pospondrá.

http://www.reforma.com/blogs/silvaherzog/

Twitter: @jshm00

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