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Al Larguero

ALEJANDRO TOVAR

Cuando los equipos se rompen, cuando su gente no entra en juego, viven incrédulos y paralizados, cuando algunos parecen turistas que van llegando, cuando todo ese grupo se va convirtiendo en una tropilla imprecisa y predecible, la gente, enemiga de lo obvio, siente que su paciencia se termina y conoce el secreto de mirarse a los ojos con alguien, que de alguna forma equivale a penetrar en su alma. Los seguidores de Santos no precisan de palabras para sufrir.

Si el periodismo es una manera de estar inserto en la realidad, nadie puede retirar el dedo del gatillo, porque los medios hoy en día reflejan todo absolutamente, hasta los gestos mínimos de los jugadores y por ello la preocupación crece, en la medida que no hay rincones para evadir esa presión que va llegando con los porcentajes y que aleja las ilusiones de los más optimistas.

No se puede esperar que Santos siga en el trapecio sin red, sin pensar en el impacto, porque no sólo es un equipo que representa a la región, es mucho más, es la letra e identidad del escritor, es la referencia nacional, es el que nos mostró con una historia joven que la élite no queda lejos y que en este mundo todas las vidas son importantes y todas siempre tienen algo que contar.

En el silencioso poder del tiempo, con otra mirada, todos comprendemos que cuanto más felices son los tiempos, más pronto pasan; que hay fantasmas siempre en ronda, que no descansan y acosan con circunstancias el entorno, como esos muertos que no tienen lágrimas, como si su vida eterna consistiera en hacerse preguntas en la vida y espíritu de los vivos.

Porque estamos hechos de híbridos, los laguneros somos una raza especial, distinta, experta en sobrevivencia, donde sus ideas siempre jugaron el papel más importante pero todas ellas conllevan al espíritu indomable de su gente para ser acción y pasión pero sobre todo para manejar una envidiable actitud en un sector con el que Dios fue mezquino al repartir maravillas naturales.

Es tiempo entonces de unificar los corazones en torno de la maltrecha tropa de Chepo, con una reacción popular que nazca de lo profundo, que sea un movimiento que sea arte hecho de conceptos y de ideas, de obras que estimulen la inteligencia e imaginación del espectador, para que deje en casa la visión crítica y se enfoque a lo que es, una afición imparable y espontánea.

Para ello, los dueños del templo tendrán que abrir las puertas al pueblo y dejarles pasar con los precios mínimos, con todas las facilidades que precisa un torrente natural de pasiones que no puede estar más tiempo contenido, para mostrarse todos sin máscaras, con la garganta dispuesta y con el corazón acelerado, con los líderes adecuados para esa manada. Convocar ríos de gente a una cruzada que destape sus esencias, que no son pocas, como una sola voz delirante.

Arcadiotm@hotmail.com

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