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Al Larguero

BENDITO OCTUBRE

ALEJANDRO TOVAR

En otoño llegan los héroes del beisbol a ocupar el sitial de únicos. Encima, los tiempos de la tecnología nos invaden y convidan para verlos a todos en plenitud de oportunidad anual para admirar el despliegue de los talentos; unos que lo conservan y otros que lo van desarrollando pero nadie tiene el espíritu mezquino, por el contrario salen a imponer su huella de calidad en cada lance, en cada pelota.

Los años pasan y se agolpan los recuerdos, las comparaciones son inevitables y las sorpresas no se acaban. Estos son seres muy especiales, dotados por Dios por un don maravilloso que se da para millones en tv por todo el mundo, como repartidores de emociones, como coleccionistas de sonrisas, como generadores de una pasión cubierta de colores familiares. El Señor los dotó para que llevaran alegría al mundo.

Sabiendo que alguien sólo despega la vista del televisor para beber, gritar o comentar, que los privilegiados del estadio dependen de sus decisiones y movimientos para que los corazones palpiten, se agitan en su mundo perfecto, olvidan el murmullo gigantesco y se enfrentan al monstruo del destino, sin más arma que su inteligencia y habilidades.

Así de pronto llegan las imágenes que trae la mente. Parece verse la dinámica única de Pete Rose, la delicada zurda de Whitey Ford, la personalidad y el bate de Mickey Mantle, la mirada de Dave Stewart, la melena de Lincecum, el aplomo indígena de Valenzuela, la elegancia de Steve Garvey, los jomrones de Reggie Jackson, la sabiduría de Yogi Berra, la velocidad de Maury Wills, tantos titanes de beisbol que hemos podido ver en plenitud y que se archivan para siempre en la mente donde no parecen caber más pero que recibe otros y otros, por cada año. Son como agua de río, eterno río de maravilloso encuentro con la pasión.

Hoy, miembros de la adicción televisiva, somos privilegiados que nadie nos puede ver en este garantizado show, toda vez que uno en casa puede gritar libremente y disfrutar como niños, que podemos apartarnos del cansancio santista, que lleva desgracia y sufrimiento incluídos, por un beisbol donde aparecen el vigor de Osuna, la zurda fenomenal de Chapman, la calidad de Arrieta, los bates de Encarnación y José. Son tantos que de pronto uno siente que la tv es un mercado de talento. No importa quién llegue, no estando los queridos Yankees pero aquí sí, con seguridad, habrá show y diversión garantizados.

Arcadiotm@hotmail.com

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