En el tiempo del fervor nostálgico por los seres que ya caminan en otros territorios y que en su momento fueron gente cercana o conocida, que sigue viviendo en nosotros porque no olvidamos, aparece otra etapa, muy de los vivos, donde las frases se van deslizando en la ruta como parte del piso.
Hay algunas de sobra conocidas y desgastadas, mezcladas con otras que son producto de una interminable imaginación o simplemente copias de otras que cruzan por el ambiente en otros protagónicos involucrados en la problemática de no rendir lo necesario y de ver productos de pobreza.
"Se ha trabajado bien, pero los resultados no se dan". Como si ello fuera el premio en una rifa o la repartición de beneficios en una feria de pueblo.
"No solo yo anduve mal, todos, en esto nadie se salva", es una voz con un dejo de protesta que busca escamotear la responsabilidad individual.
"Queremos terminar con dignidad", o sea, ¿antes fueron indignos de jugar vestidos con una histórica casaca?
"Sabemos que no hemos hecho una buena temporada" ¿Quién lo entiende, no que solamente era un mal principio como decía Zubeldía?
Escapar de las culpas es una misión casi imposible porque la gente no es ilusa, las imágenes no te mienten y los jugadores aunque la intentan siempre, ya no pueden quitarse de encima los porcentajes del fracaso que les corresponde y todos miran las tablas, que encara la realidad.
Lo verdaderamente cierto, no son los diez años de un reinado feliz que trajo alegría sin par y nos regaló bendiciones, según dicen los heraldos del zar, esos que esconden lo mejor posible su dignidad para pintar un mundo donde sólo cabe la felicidad, el amor, el éxito y el futuro bello.
Lo real para Santos hoy no es recordar los tiempos floridos y venturosos, sino encomendarse a los dioses de moda porque en esa carrera de infortunio por todo el año llegó de pronto a asomarse al abismo, porque los cocientes no perdonan y actúan en contra.
El partido contra Chiapas viene a ser el más importante ahora, pues una victoria equivaldría a darle un nuevo empujón para que el Jaguar se hunda en el precipicio y nos deja respirar un poco para luego pensar en una modificación a un plantel donde sobran extranjeros de bajo nivel y donde varios seguramente, ya preparan sus maletas para el viaje, pues se tiene cantidad y no elementos capaces, resolutivos y de calidad.
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