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Al Larguero

 LOS FORáNEOS

Enternece escuchar por ESPN al joven Carlos Guzmán, de Xolos, que marcó un gol sensacional ante Pachuca en una jugada trepidante, con escapada por su carril derecho llegando al nivel del área, recorte hacia adentro con el marcador pasando como ferrocarril y zurdazo al ángulo superior izquierdo con violencia tal que el viejo Conejo no hizo otra cosa que mirar, solamente le faltó aplaudir, como todo el auditorio. Recordó algunos de los grandes goles de Altamirano, en su momento, de factura muy similar.

Comenta Guzmán, de un discreto pasado en Morelia, que muchas veces ha visto llegar a jugadores extranjeros que no son mejores que los locales y sin embargo, cobran mucho más y juegan casi siempre. En eso tiene razón, como igual que a los mexicanos no les queda otra alternativa que trabajar como bestias para lograr un lugar, pues los técnicos se decantan por los foráneos, en una acción repetitiva.

Nunca como hoy la liga nacional ha tenido tal número de no nacidos en México, hay equipos que están poblados de ellos. América por ejemplo, tiene diez, Tigres otros tantos y por ahí sigue la cuenta. Los clubes se escudan en que los naturalizados "entran como mexicanos" pero roban el sitio a los locales y de paso, cierran el camino a un proceso que debiera ser para desarrollo de los jóvenes.

En la FMF los análisis llegan a conclusiones de que "algo deberán hacer y lo decidirán los dueños". Se comenta que los empapelados tienen todo el derecho de actuar como cualquiera y pueden tener razón, entonces lo que se debe hacer es limitar el número de unos y de otros y dejarlo en cinco en total, sería más que razonable, porque de otra manera los equipos aparecerán pronto, de seguir así las cosas sin un control adecuado y coherente, a formar con solamente solo dos o tres nativos.

Los federativos no tienen prisa en promover la solución, por aquello de que "el espectáculo es lo primero, lo básico" pero cerrando los ojos a realidades conmovedoras y por ello dejan pasar el tiempo, en detrimento del propio jugador mexicano y del mismo futbol. Santos mismo, no tiene figuras descollantes pero sí posee siete no nacidos en México: Marchesín, Izquierdoz, Rabello, González, Bravo, Tavares y Rentería y uno espera que el joven Zubeldía se asome a sus fuerzas básicas para buscar valores, que los tiene porque en dos categorías ganaron el título recientemente y les brinde las oportunidades necesarias. Si no, pues ¿de qué sirve el gran esfuerzo de esos chicos?

Como dice Guzmán, el jugador mexicano debe hacer un trabajo al doble para ser considerado, aunque de seguir todo como está, cada vez las oportunidades serán más escasas. Los valores de otras latitudes tienen la obligación de ser mejores que los nuestros, de hacer diferencia pero su número debe ser regulado, como se hace en muchos países donde la exigencia probatoria de rentabilidad es superior.

Alejandro Tovar

Arcadiotm@hotmail.com

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