(Primera parte)
Del 14 al 16 de octubre pasado, estuve en la ciudad de Querétaro, Patrimonio Cultural de la Humanidad, para estar presente en el III Encuentro de los Pueblos Mágicos, mismo que se llevó a cabo en el Centro de Congresos, y como siempre, me hospedé en el Hotel Hidalgo, el primero en la ciudad, ya que data del Siglo XVIII, donde dentro de los personajes que se hospedaron están entre otros Ángela Peralta, por quien siento una gran admiración, además de Antonio López de Santa Anna.
Tengo la satisfacción de haber estado presente en este lugar los tres días y visitar cada uno de los stands de los 111 Pueblos Mágicos. El último día, me hice acompañar de Erick y Vanessa, así como de mis nietos, Diego, Andrea y Daniela. Tuve la oportunidad de saludar a algunos de los representantes de los mismos.
Por otra parte, durante mi estancia en esta hermosa ciudad, recorrí algunos lugares del Centro Histórico, y como siempre, tomé decenas de fotografías de los lugares más emblemáticos. Al divisar muy de cerca del lugar donde me hospedaba una librería, que desde que se ingresa a ella se percibe el olor sui géneris de libros, y sobre todo de libros antiguos, viejos, de segunda mesa, como suele decirse, a donde van a parar lamentable y tristemente muchas colecciones de libros adquiridos por muchos amantes de la lectura a través de varias décadas, adquiridos con mucho esfuerzo y sacrificio y privándose de otras necesidades o diversiones, que guardan celosamente en estantes improvisados, o bien, en libreros de finas maderas, ya que para las nuevas generaciones, no significan más que un estorbo, muchos de los cuales aún conservan en sus primeras páginas, una corta dedicatoria y se observa que tienen en su existencia libros de "segunda mano", y por supuesto, pregunté que si en su haber tendrían algunas obras de Morris West y resulta que…
No solamente tenían uno, sino ¡cuatro en total! Qué no vacilé ni un segundo en adquirirlas costaran lo que costaran, cuyos títulos son los siguientes: PROTEO, una novela de denuncia; ARLEQUÍN; EL ABOGADO DEL DIABLO, que aunque estoy seguro que ya la había leído, deseo volver a hacerlo, y finalmente, LA CONCUBINA, misma que inmediatamente empecé a leer. Por tan extraordinaria compra, todavía se me regala un libro titulado SI HUBIERA UN MAÑANA de Sidney Sheldon. Por estas cuatro joyas literarias, tan sólo pagué un total de 330 pesos, con lo cual no hubiera comprado ni tan solo uno, con la salvedad de que ya no fácilmente se consiguen en una librería de prestigio.
Espero seguir encontrando otras más de este mismo autor, pero con estas dos experiencias, una en Los Mochis, la otra en Querétaro, ahora buscaré en los bazares que existen aun aquí en Torreón o recorrer los múltiples lugares que se encuentran por doquier en el Centro Histórico de la Ciudad de México, donde se consiguen verdaderas joyas literarias a precios módicos y en muy buen estado, y otra cosa, aún con su característico olor sui generis y todavía algo más, en uno de ellos, ARLEQUÍN, que en estos momentos estoy leyendo, después de haber disfrutado de La concubina, esta pequeña biografía que comparto con todos ustedes:
"Morris Langloz West, mundialmente célebre con el simple nombre de Morris West, y, asimismo, con el seudónimo de Michel East, nació en Melbourne, Australia, el 26 de abril de 1916, Fueron sus padres Charles Langloz West y Florencia Guilfoyle Hanlon. Después de una vida a menudo cambiante de signo y dirección, recorriendo el mundo y con repetidas estancias en Europa, se ha retirado a su país natal. Con su esposa, Joyce Lawford, con la cual contrajo matrimonio en 1958 y tienen tres hijos y una hija, vive en la actualidad, según sus propias palabras, - en un lugar ubicado en el extremo de una península, a veinte millas de Sidney, con el océano a un lado y noventa millas de tranquilas playas por el otro -. Su infancia y adolescencia transcurrieron en la propia ciudad de Melbourne. Se educó en el Colegio de los Hermanos de la Doctrina Cristiana, a cuyas congregaciones estaba destinado, y a la que se unió como postulante, cuando tenía catorce años. Pero, unos años después, abandonó la Orden poco antes de hacer sus votos solemnes. A continuación, pasa a estudiar en la Universidad, donde muestra una acusada preferencia por las materias artísticas y literarias. Terminados los estudios universitarios, tiene que incorporarse al ejército, en el que asciende al grado de Teniente cuando la Segunda Guerra Mundial, y es destinado al sur del Pacífico. Ya antes de que terminara el conflicto mundial, West fue incorporado a los Servicios de Inteligencia, lo que le obliga a cambiar de país continuamente y durante algún tiempo. De dicho empleo, pasó al de secretario de William Morris, quien ha sido Primer Ministro del Gobierno australiano.
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