En la condición más humilde fue como vino al mundo el "rey de reyes". Nació en el pesebre de un establo, un 25 de diciembre, según el cristianismo.
Su riqueza fue espiritual y el amor al prójimo una de sus características esenciales, por lo que la ayuda a los demás es uno de sus más importantes legados.
Siguiendo la enseñanza de Jesús, el Cristo, el Salvador, hay quienes dan un poco de lo que tienen a quien más lo necesita, en esta fecha y en otras. Para ayudar no hay un día especial.
AGRADECIDOS
Se ven cansados, con hambre y sed, preocupados por sus seres queridos. Están a la espera de recibir noticias a las afueras de un hospital.
A esa hora, el hambre y el frío calan más y el cansancio se acentúa. No hay dinero y si hay, es insuficiente. Muchas veces no se sabe cuánto más se podrá necesitar. De pronto se escucha una voz que los invita a salir para saciar o apaciguar su hambre. Los semblantes cambian.
Son familias, grupos religiosos, estudiantiles, de jóvenes, entre otros, los que de manera anónima y motivados sólo por ayudar, acuden de manera desinteresada a repartir comida a los hospitales públicos desde hace varios años.
No se organizan entre sí, pues muchas veces no se conocen, ni se ponen de acuerdo. Sólo acuden.
Llevan burritos, menudo, chocolate, café, té, refrescos y champurrado para repartirlos a todos los que alcancen y decirles: "no están solos".
Muchos de los que van a repartir alimentos, en algún momento de su vida, estuvieron del otro lado y también recibieron la misma bendición.
Para agradecer a Dios los favores recibidos este año, la Familia Pulido Díaz decidió organizarse y regresar un poquito de lo que recibieron. Son nueve hermanas y hermanos, dos de ellos viven fuera de la ciudad, sin embargo también cooperaron.
El termómetro marcaba siete grados. Eso no les importó. A las 4 de la tarde comenzaron a llegar a la casa de sus padres ya fallecidos, ubicada en la colonia Vicente Guerrero, para comenzar a preparar los alimentos. Hicieron 400 burritos y compraron igual número de refrescos.
"Hermanos, sobrinos, primos, cooperamos para hacer los guisos, hicimos burritos de papas con chorizo, frijoles, deshebrada, carne con chile, chicharrón y huevo, compramos refrescos y jugos", cuenta Leticia Pulido Díaz.
Para las 7 del tarde ya estaban listos. Salieron niños, jóvenes y adultos en varias camionetas, eran 20 personas. Comenzaron en el Hospital General de Torreón, ubicado a espaldas del Manto de la Virgen. Ahí la gente salía con la "boca blanca" por los alimentos, cuenta la familia, pues esta institución atiende a las personas de más escasos recursos ademas de que está muy alejada del sector Centro y en los alrededores casi no venden comida.
Repartieron a todo aquel que les pidió y les dieron cuántas veces les pidieron.
Pero no terminaron en este lugar. De ahí se trasladaron al Hospital General de Zona número 16 del IMSS, en donde continuaron.
La gente al verlos comenzó a llamar a sus conocidos y demás personas que se encontraban en urgencias y en el hospital y poco a poco fueron haciendo largas filas.
"Dios nos da mucho, gracias a él todos estamos bien, tenemos que comer, pero hay mucha gente que no tiene para comer sobre todo en los hospitales, por eso quisimos dar poquito lo que nos da Dios. Todos lo hacemos con mucho gusto, con emoción y de corazón", agrega Leticia.
Para los integrantes de la familia Pulido Díaz, esta actividad es parte de la enseñanza que les inculcaron sus padres; ser humildes, agradecidos y ayudar a quien lo necesite. No hubo uno sólo que se quedara parado, desde los más chicos hasta los más grandes, estaban hablándole a la gente o repartiendo los alimentos.
La comida se terminó cerca de las 8:30 de la noche. Las personas los colmaron de bendiciones y agradecimientos, pues mitigaron el hambre y la sed por ese día.
La familia dice que fue tanta la satisfacción de llevar un poco de aliento a quienes atraviesan una situación difícil, que lo volverán a hacer.
APOSTOLADO
Del lado de la Laguna de Durango, los grupos y las familias también hacen lo propio. La Iglesia Católica Espíritu Santo de la colonia Filadelfia de Gómez Palacio, tiene un apostolado en el cual cada mes o dos meses salen a los hospitales a repartir comida.
El grupo hace la cooperación voluntaria para adquirir los alimentos y bebidas. Las mujeres se encargan de hacer la preparación y los hombres salen a repartir.
"Es para servir a los hermanos, hay hermanos que están más necesitados que nosotros y esta es nuestra manera de ayudarlos", dice José Rivera.
"Hay mucha necesidad y sí se requiere más aportaciones quienes sean voluntarios en traer, no necesitan ser de una religión simplemente venir y aportar", comenta José Fidel Sánchez.
Acudieron con burritos, chocolates, café y canela. Comenzaron en el Hospital General para seguir por Cruz Roja y terminar en el Hospital Número 46 del Seguro Social.
Los hombres comentan que han vivido la necesidad en carne propia y esto ha sensibilizado a los integrantes de su grupo y a sus familias. "Mi esposa ya estuvo del otro lado recibiendo ayuda y esto es como regresar lo que recibió", dice Juan Manuel Bares.
"Como ellos nosotros hemos estado, muchas veces en un hospital a veces no nos podemos despegar, no porque a veces que no haya con qué, pero tenemos que estar pendiente, ahí mismo se oye cuando les gritan a las personas que están adentro que están esperando noticias, lo que ellos sienten ahorita nosotros lo hemos sentido de alguna manera", dice José Fidel Sánchez.
En la entrevista, el grupo muestra resistencia para hablar de la actividad. Dicen que lo hacen de corazón, para apoyar a quien pasa momentos difíciles y lo necesita, y no por figurar o para obtener ningún reconocimiento, pues en la biblia está escrito "que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha", sin embargo acceden para invitar a quien pueda y quiera de corazón, llevar un poco de consuelo a estas familias.
Al final se van contentos, pues los despiden nuevamente con palabras de agradecimiento y sabiendo que la misión aún no termina y que volverán a estos lugares que tan necesitados están de actos de amor al prójimo y de esperanza.
Ayuda.- Para agradecer las bendiciones recibidas, la familia Pulido Díaz se organizó para llevar comida a hospitales de Torreón. (EDITH GONZÁLEZ)