Foto: Fernando Guerra
Álvaro Siza Vieira nació en el pueblo de Matosinhos, cerca de Oporto, Portugal en 1933 y es considerado el mejor arquitecto de su país. Sus trabajos son internacionalmente reconocidos por su diseño de gran simpleza, que no demerita en nada su calidad mundial sino todo lo contrario.
Álvaro Siza estudió arquitectura en la Escola de Belas Artes de Oporto de 1949 a 1955. Su primer diseño fue construido en 1954. Entre 1955 y 1958 trabajó con Fernando Tavora. Durante la década de los cincuenta, desarrolló varios proyectos en su tierra natal como casas, un centro parroquial, una oficina de turismo, una vivienda de bajo costo, su aclamado restaurante Boa Nova y una alberca pública en Leca de Palmeira.
El trabajo de este arquitecto es frecuentemente relacionado al minimalismo y es anclado en el expresionismo; “siempre está basado en una unidad espacial y de volumen” y posee “una absoluta coherencia entre forma y función”, según Oriol Bohigas.
En los sesenta y principios de los setenta continuó con el diseño de casas particulares y edificios comerciales cerca de Oporto. En trabajos de este período fue influido por Alvar Aalto y por la arquitectura neoplasticista. El diseño urbano llevó pronto al arquitecto al extranjero y a finales de los setenta trabajó en el diseño de distrito Kreuzberg en Berlín y en 1984 ganó el primer premio de la Exhibición Internacional de Edificios (IBA) por la rehabilitación de una cuadra completa en el mismo distrito alemán.
Siza siempre ha valorado las ruinas del pasado y las ha querido integrar a lo nuevo creando un armónico diálogo arquitectónico que lo hace muy diferente a otros arquitectos. Algunos otros de sus proyectos de vivienda pública son los del distrito de Guidecca en Venecia y las viviendas de bajo costo en la Haya en Holanda, donde fue clara la influencia de Eric Mendelsohn.
Otros proyectos de finales de los ochenta y principios de los noventa incluyen el centro cultural La Defensa en Madrid de 1988, el Museo de Arte Contemporáneo de Santiago de Compostela en España, la Oficina del Rector y la Biblioteca de Leyes de la Universidad de Valencia y la oficina de mobiliario de la fábrica Vitra en Weil-am-Rhein en Alemania. Uno de sus más importantes proyectos es la reconstrucción del distrito de Chiado en Lisboa, Portugal, cuya área principal y espacio comercial fue destruido por un voraz incendio en 1988.
Entre los premios y reconocimientos que ha recibido el arquitecto se pueden mencionar: la medalla de oro de Arquitectura del Colegio de Arquitectos de Madrid, la medalla de oro de la Fundación Alvar Aalto, el premio Príncipe de Gales de Diseño Urbano de la Universidad de Harvard y el premio de Arquitectura Europea de la EEC/Fundación Mies van der Rohe de Barcelona, España en 1988, entre muchos otros. Además, en 1992 recibió el prestigioso Premio Pritzker.
IGLESIA MARCO DE CANAVESES EN PORTUGAL
Álvaro Siza es sin duda el mejor arquitecto que ha dado Portugal, la opinión es casi unánime. Su obra es un elogio de la luz, siempre pone en orden el caos.
La buena arquitectura, como lo es la de Siza, es impactante y desgraciadamente muy escasa. Casi como un manifiesto zen, su obra es un verdadero acto de creación, es un artista de la arquitectura onírica. Con sus ideas nos invita a otra espiritualidad alternativa. Para él, Dios es la forma más pura y completa, la manifestación más bella, como lo expresa en su Iglesia de San Marco de Canaveses, una iglesia donde murmura el agua, donde habla el silencio, donde la penumbra habita el espacio, donde la luz eleva el espíritu, sin duda es una obra de orden total. Su diseño es integral, cada mueble, cada detalle, son una lección de armonía. Los grandes arquitectos siempre diseñan todo y él se toma el tiempo para hacerlo y vaya que lo vale. Siza es otro ganador del Pritzker que puede darse el lujo de hacer verdadera arquitectura a pesar de todo.
Esta iglesia, ubicada en Oporto, Portugal, es solamente una parte de un gran complejo religioso que incluye un auditorio, una escuela de catequesis y una casa para el sacerdote. Fue decisión del párroco, el padre Nuno Higino, buscar al arquitecto Álvaro Siza. El plan propuesto por Siza le da a la iglesia el papel central y el resto de los edificios tendrán la escala preexistente del barrio circundante.
MINIMALISMO CELESTIAL
La fachada de la iglesia de 17.5 por 17.5 metros cuadrados se divide en tres secciones con dos torres que destacan a simple vista. Se accede por lo general a través de una puerta de vidrio bajo la torre derecha mientras que su gran puerta está solamente abierta sólo en ocasiones especiales.
Esta iglesia que expresa una serena autoridad gracias a su forma simple, abstracta e incluso defensiva, es una lección de austeridad; mientras que algunos la ven como un búnker de protección otros la consideran un búnker de fe.
Esta obra parece recuperar la otra espiritualidad de las formas y tiene al lado de la nave central una ventana tipo pullman que parece haber sido solo hecha para disfrutar a mitad de una profunda oración de las copas de los árboles y del cielo. La ventana contradice la atmósfera de abstinencia de las iglesias comunes y esto generó controversia junto con la ubicación de la estatua de la Virgen en su interior que fue muy alta. Pero Siza tuvo razón, recordemos que la Virgen María es intermediaria entre Dios y los hombres y por esto su posición es absolutamente correcta desde el punto de vista teológico.
La iglesia se vuelve un espacio de comunión física y espiritual. Una cruz de madera casi chata y soberbia remata el altar y nos recuerda la cruz Tau de los franciscanos, extremadamente simple y extremadamente bella, minimalista.
Sus muros, pisos y detalles trabajados en colores muy claros y casi neutros hacen del edificio un catalizador arquitectónico, pareciera que una criba invisible exterior atrapa la común vulgaridad de la arquitectura comercial, del mundo de las prisas, del dinero, de lo material y lo deja afuera.
La iglesia tiene dos niveles: el superior, el de la asamblea; y uno inferior, el de la capilla mortuoria. Los dos espacios tienen características muy diferenciadas. Por otro lado, en el acceso principal de la iglesia, el centro parroquial y la residencia del sacerdote forman una gran 'U' que se opone a una 'T' que forman las dos torres, la del campanario y la del baptisterio. Esta acrópolis arquitectónica dialoga con la escala de las construcciones del entorno integrándose a lo macro.
Alrededor del altar hay una serie de elementos que participan en el ritual religioso como el púlpito, el mismo altar, el tabernáculo, las sillas de los celebrantes y la cruz que han surgido de la liturgia y de sus movimientos. En este proyecto la unidad está marcada porque los recorridos terminan en su punto de partida, de forma circular, cíclica, la sensación final es realmente un lugar cerrado, bien delimitado.
La iluminación natural en su interior varía según la hora, dependiendo de la posición del sol, y va desde la proyección del dibujo del rayo de luz a la aspersión…
Siza transforma el carácter de la celebración por completo y anula el sentido de organización espacial tradicional entendida en las iglesias comunes. Esta iglesia no es un auditorio común, es algo que va más allá, es un lugar con alma.
En el exterior hay una presencia sólida de granito en las fachadas que es uno de los elementos más importantes en el paisaje, en la naturaleza y de la misma construcción. En este proyecto, esta plataforma inferior de granito aparece como contrapunto necesario para la ligereza y realce de la geometría del volumen blanco en la parte superior.
San Marco lo contiene todo: luz, orden, escala, texturas, elegancia, espiritualidad, poesía, contrastes, atemporalidad. Siza parece un hombre común pero San Marco refleja el trabajo arduo de un verdadero genio. Cada diseño suyo es una obra de arte que no inventa nada, que nos transforma desde dentro.
Correo-e: jatovarendon@hotmail.com