Otra vez la economía se convierte en la amenaza negra para el mundo entero, incluyendo desde luego a México.
Apenas en diciembre -justo el día 16-el Banco de la Reserva Federal norteamericano aumentó las tasas de interés por primera vez en diez años lo que anticipaba un año de crecimiento para las economías y los mercados financieros.
La euforia de la titular de la Fed, Janet Yellen, y en general del status quo norteamericano, se vino abajo cuando en enero arrancó la caída progresiva de los mercados bursátiles.
Al miércoles de esta semana, las bolsas de Nueva York marcaban un desplome del diez por ciento en promedio en apenas un mes cuando -repetimos-los funcionarios y analistas veían el futuro económico color de rosa.
Pero Asia y en especial China despertaron en 2016 con fuertes turbulencias financieras que vinieron a sacudir a prácticamente la economía mundial entera.
En su reciente reunión de enero, la Fed moderó su optimismo, pero lejos de tomar alguna acción defensiva en contra de los tsunamis bursátiles, dejó abierta la posibilidad de un nuevo incremento en las tasas de interés en el mes de marzo.
Parece ser un craso error porque la Fed no convenció a nadie sobre las expectativas favorables para la economía norteamericana y menos en un año de elecciones presidenciales.
Fue precisamente en septiembre de 2008 -a menos de dos meses de los comicios del primer martes de noviembre-cuando al entonces presidente George Bush le tronó la bomba del sector inmobiliario que durante años vivió un boom ficticio, gracias a los tranzas que hicieron los bancos y financieras en franco contubernio con las autoridades financieras.
No se pierda la película "The Big Short", en español "La Gran Apuesta", que retrata a la perfección los pormenores de aquella burbuja económica que fomentó el sector inmobiliario y que a la postre dejó -sólo en Estados Unidos-a seis millones de familias sin sus viviendas.
En México parece que todavía no les quiere caer el veinte a las autoridades que una día sí y otro también hablan de la pronta recuperación del peso mexicano ante el imbatible dólar norteamericano.
Será muy difícil que así ocurra por la sencilla razón de que el petróleo ha caído a los precios más bajos de los últimos quince años --incluso debajo de su costo de producción-- y evidentemente la recuperación tardará varios años.
México se protegió el año pasado con un seguro que colocaba al barril por arriba de los 70 dólares, pero este año no habrá tal cobertura lo que abrirá un boquete gigante a las finanzas mexicanas, imposible de tapar en el mediano y corto plazo.
Se acaba de reportar una caída en los ingresos de las exportaciones petroleros de 2015 a los 18,524 millones de dólares, cuando en 2011 y 2012 se alcanzaron 49,322 millones de dólares y 46,788 millones, respectivamente.
Es cierto, los ingresos de divisas se han diversificado, hoy en día México tiene entradas más importantes que el petróleo por el turismo extranjero, por las remesas de nuestros paisanos y por actividades industriales y agropecuarias.
Pero todos estos sectores también se verán severamente afectados si esta incipiente crisis de inicios del 2016 se extiende y se profundiza. Por lo mismo habrá que tomar las medidas más pertinentes: reducir gastos superfluos, cero deudas en dólares, cuidar nuestro trabajo y buscar áreas que generen ingresos en dólares.
Veremos si el gobierno se pone pronto las pilas y hace lo suyo antes que le truene la bomba como tantas veces lo vivimos en el pasado, especialmente con los gobiernos priistas.
APUNTE FINAL
Es una muy buena noticia el fin de la indexación del salario mínimo para el cálculo de multas, recargos, créditos, rentas y tantas otras cosas que estaban colgadas a tal indicador. Esta semana se publicó el decreto que anuncia esta reforma constitucional lo que permitirá incrementos sustanciales al salario mínimo a fin de recuperar el poder adquisitivo de los trabajadores… La Unidad de Medida y Actualización (UMA) será el nuevo parámetro que sustituirá al mini-salario en contratos, créditos y demás.
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