Foto: Cortesía Ambulante
En una atmósfera apática cada vez más tóxica que nos hace desinteresarnos de nuestro entorno, de nuestra realidad, se establece un proyecto que, a través del cine documental, propone revelarnos y aproximarnos a nuestra parte más sensible como seres sociales. Una aventura que comenzó en 2005 con una simple reunión de trabajo.
Una idea que germinó y se desarrolló como un proyecto cultural sumamente sólido que ha traspasado fronteras y puesto los pies en suelo extranjero. Una gira que al día de hoy, con una nueva cabeza al frente, se mantiene firme y temeraria ante lo adverso. Esta es la historia de Ambulante.
Marcel Martin, en su libro La estética de la expresión cinematográfica, subraya que el séptimo arte tiene el poder de ingresar en los seres, de descubrirles para contemplarlos y que a través de la opacidad de las presencias cotidianas, descubre sus posibilidades, su desarrollo y su interioridad.
Uno de los géneros cinematográficos más realistas que surcan el océano fílmico es el documental. Este supone una herramienta de investigación en la que se impregna la realidad desde la perspectiva de su director, y en él se puede retratar desde un acontecimiento importante, abordar ramas históricas, narrar la vida de un personaje, construir visualmente una crónica, etcétera.
Los inicios del documental se dieron paulatinamente con el origen del cine a finales del siglo XIX, ya que los hermanos Lumiere proyectaban en público filmes de la vida cotidiana en las que se apreciaban maneras particulares de ver la realidad por medio de la cámara, sin la necesidad de que existiesen actores o un argumento.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, el documental afianzó formalmente su desarrollo con dos obras: Nanuk, el esquimal (1922) del estadounidense Robert Flaherty y El hombre de la cámara (1929) del soviético Dziga Vertov. El primero narra la vida cotidiana de un cazador esquimal con el cual Flaherty convivió dos años; sin embargo, Flaherty manipuló las grabaciones para que encajasen con la narrativa del material, por lo que no se refleja al cien por ciento la realidad capturada. El segundo trata sobre el retrato cotidiano de un día en una ciudad rusa en filmaciones realizadas por el hermano de Vertov, quien era operador.
Mientras tanto, en México el documental marcó sus indicios en la época porfiriana, cuando al presidente Díaz se le filmaba encabezando diversos actos de gobierno. Surgieron nombres importantes como los de los hermanos Alva, quienes llegaron a Ciudad de México en 1908 procedentes de Michoacán y comenzaron a producir películas como Kermesse en el Jardín del Carmen.
Más adelante, el documental tomó fuerza en la época posrevolucionaria, donde autores como Luis Gurza, José Baez o Salvador Velo se caracterizaron por retratar aspectos de la geografía o cultura nacional. Años más tarde, egresados del Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC) como Carlos Mendoza, Carlos Cruz y Salvador Díaz también dejarían su huella.
Pero a pesar de tener durante años una buena producción, realmente no existía un espacio que se dedicara a difundir exclusivamente este tipo de género cinematográfico en el país. Al contrario, se le trataba de separar del cine de ficción, como si fuera algo que no encajara en los estándares de la industria. El documental mexicano reclamaba a gritos ensordecedores su lugar, su tiempo y su espacio. El siglo XXI estaba preparando algo que llenaría estas expectativas en México; una gira de documentales estaba a punto de nacer.
FORTES: LA IMPULSORA
Fue en 2005 cuando los actores Diego Luna y Gael García Bernal, sus socios Pablo Cruz y Carlos Meza, y Elena Fortes se plantearon construir un proyecto que se dedicara a apoyar y difundir el cine documental como una herramienta de transformación sociocultural. El resultado de dicha reunión se convirtió en Documental Ambulante A.C.
Uno de los rostros sobresalientes desde la creación del proyecto es precisamente Elena Fortes, quien se graduó de la Facultad de Comunicación de Pensilvania en 2003 y que durante 11 años estuvo a cargo de la dirección del festival.
Fortes comenta que llegó al cine por “accidente”, ya que al terminar sus estudios en Estados Unidos, regresó a México, donde asistía con continuidad a festivales de cine, acompañada de su madre. Fue en una fiesta durante el Festival de Cine de Guadalajara donde conoció a Diego Luna y a su socio Carlos Meza, quienes ya pensaban hacer una especie de gira por varias ciudades del país, en la cual se pudieran exponer documentales en salas de cine, museos y espacios al aire libre y de manera gratuita.
“Ambulante en realidad es un proyecto que construimos entre todos. Por mi parte yo no estudié cine, sino comunicación y economía, pero siempre estuve cerca del cine porque mi mamá y mi hermana estudiaron eso y sí fue un componente importante de mi crecimiento. Conocí a Diego Luna, a Gael García, Pablo Cruz y a Carlos Meza cuando tenían ya la idea de hacer un productora (que después se convirtió en CANANA). Tenían la idea de hacer algo para promover el documental aquí en México”, comenta Elena Fortes, exdirectora del festival Ambulante en entrevista vía telefónica.
Una semana después del primer encuentro, la comunicóloga fue contactada telefónicamente por Gael García y Diego Luna, con quienes se citó en una junta para anexarse al proyecto. En un principio, Fortes laboró como asistente de Carlos Meza, quien se encargaba en ese entonces de todos los proyecto de CANANA, incluido el naciente festival. Elena sugirió algunos nombres para el proyecto, entre ellos el de Ambulante, fue así como el festival se bautizó bajo el lema Descubrir, compartir, transformar.
El antecedente que detonó la idea del proyecto fue el documental de Eugenio Polgovsky, llamado Trópico de Cáncer (2004), el cual tuvo mucho éxito fuera de México, pero en el país pasó casi desapercibido. Dicho trabajo habla de la supervivencia de una familia en el desierto de San Luis Potosí. Pensdando en el hecho de cómo podemos estar desinformados de estas realidades que suceden en el país, y aunado a que ese tipo de familias no pueden tener acceso a ver documentales como el de Polgovsky, es que se empezó a construir el proyecto de Ambulante.
María Guadalupe Ochoa Ávila (investigadora, documentalista y miembro de la Red Nacional de Documentalistas), en su libro La construcción de la memoria. Historias del documental mexicano, indica que la memoria construye, transforma, olvida. Los rituales y las conmemoraciones necesitan una voz narrativa que recuerde a las viejas generaciones e instruya a las nuevas.
Según esta concepción, se podría decir que en el ser humano,la memoria es aquella habitación donde se almacenan los recuerdos, datos, preferencias y elementos con los cuales se genera y se forja una identidad como ente social. Por ende, la creación de Ambulante fue crucial para diseñar un espacio donde las propuestas documentales que tratasen de recuperar, retratar y mantener esta memoria social, tuvieran una oportunidad real para ser expuestas y contempladas.
Para Fortes, el festival es equiparable a una gira de conciertos que recorre el interior del país para llevar los documentales a la gente y enfrentarlos con su propia realidad. En sus inicios, el equipo acudió al Festival de Cine de Morelia para entrevistarse con Daniela Michel, ya que actualmente la relación entre Ambulante y el festival michoacano es muy cercana. Entonces, ocurrió el acercamiento con Cinepolis, pues la empresa cuenta con salas de cine en todo el país y se percibió como una forma de tener un magno circuito de exhibición.
Dos meses antes del primer festival, Carlos Meza tuvo que ausentarse, por lo que Fortes se quedó como la única persona trabajando la asociación. Por esta razón, se le sugirió quedarse al frente del proyecto, contrató a una asistente y de esa forma empezó su aventura como directora general de Ambulante, puesto que ocuparía hasta 2016.
La primera edición tuvo lugar en 2006, y en su catálogo se encontraron documentales como Tanation de Jonathan Caouette, El Hombre Oso de Werner Herzegof, Farmingville de Catherine Tambini y Carlos Sandoval, La Sexta Sección de Alex Rivera, La Coorporación de Mark Achbar y Jennifer Abbot, La Sierra de Margarita Martínez y Scott Dalton, Relatos desde el encierro de Guadalupe Miranda, Trópico de Cáncer de Eugenio Polgovsky y Niños de la Calle de Eva Aridjis.
Los documentales son elegidos por un comité que los evalúa después de una convocatoria. Cabe resaltar que la gira no es dueña de los derechos de autor de los materiales que se exhiben, sino que paga una renta según el número de funciones, y aunque se trabaja en ello, el precio de los derechos de cada documental oscila entre los 15 y 20 mil dólares por título durante un tiempo definido, lo que significaría un gasto muy fuerte para la organización.
A pesar de que la exdirectora asegura que la Secretaría de Cultura les otorga un apoyo, subraya que en provincia es algo distinto, ya que el equipo tiene que hablar directamente con los ayuntamientos y gobiernos estatales, quienes en algunas ocasiones apoyan y en otras no. El 70 por ciento de las actividades son gratuitas y dependen en gran parte de los patrocinios por parte del sector privado.
En cuanto al público de Ambulante, este generalmente es joven, en su mayoría son estudiantes y su edad oscila entre 18 y 25 años. Es decir, el 78 por ciento del público que ha tenido Ambulante desde su inicio es menor de 35 años.
La apuesta por un público zagal recae en que es sumamente difícil romper con prejuicios tan arraigados alrededor del documental (como el que si es aburrido, si es cine de arte, si sólo es para gente mayor, etcétera). Entonces, la estrategia de la organización fue concentrarse en un público que pudiese crecer con otras ideas y asimilar el documental sin discriminación, bajo una experiencia más libre. No obstante, Ambulante está abierto a todo tipo de público, sin importar edad o género. Desde la primera edición en 2006, la asistencia ha incrementado en un 700 por ciento.
Se destaca que el festival ha tenido una aceptación muy fuerte, especialmente en el interior del país, donde lugares como Jalapa, Oaxaca, Tijuana y Coahuila se han registrado llenos de salas.
A lo largo de estos 11 años, parte del trabajo se ha enfocado en diversificar y extender el circuito de exhibición para abarcar todo tipo de sedes (especialmente aquellas donde la gente difícilmente tiene acceso al cine) y en el crecimiento de la organización para atender otros vacíos en la industria del documental. “No tenía sentido abrir muchos espacios de exhibición si no hacíamos algo para apoyar y descentralizar las ofertas de formación y de producción. Entonces creamos varias becas que han ido evolucionando a lo largo de los años, desde la beca Gucci hasta la beca Cuahutémoc-Moctezuma de postproducción”.
Para Fortes, Ambulante es un proyecto que se convirtió en una escuela del cine documental en México y que se encuentra dirigida a poblaciones que no tienen acceso a recursos para su formación profesional, suponiendo así una inversión a largo plazo. “Es una escuela de un año, pero con la intención de que todos los alumnos sigan dedicándose a al producción una vez que se gradúen, digamos, de Ambulante más allá”.
Estos apoyos resultan ser de suma importancia, puesto que, el documental es una herramienta que es útil para estudiar, en un lenguaje fílmico, el mundo que nos rodea. Una plataforma a la consciencia social en un país donde la indiferencia por la realidad suele alimentar la apatía.
“Yo creo que es una lástima que haya sido relegado tanto tiempo el documental de los circuitos de exhibición, porque no tendría por qué considerarse como algo separado del cine de ficción. Creo que tanto la ficción como el documental se retroalimentan. Incluso hoy vemos una cercanía que antes no existía, creamos lenguajes y un público que gracias a evolución y diversificación de plataformas de exhibición pues ya no es que crea que un documental pertenece a un medio y una película de ficción a otro, porque ahora ya podemos ver todo en una misma plataforma en distintas duraciones y no existe como que ese prejuicio”.
La exdirectora de Ambulante también considera que un documental, en el contexto mexicano, que se ha caracterizado por un monopolio de medios de comunicación y de espacios (cita de ejemplo a la televisión y el espacio aéreo que han sido controlados básicamente por dos grupos televisivos), ha sido muy importante para otorgar otras visiones de la realidad y para forjar una perspectiva más crítica respecto a lo que sucede en nuestro entorno.
Esta visión de Fortes se retrata en una editorial de Carlos Bonfi, publicada en el periódico La Jornada el pasado mes de abril, donde se refiere al Festival Ambulante como la opción principal, la más variada para un cinéfilo mexicano que, muy al margen de la enajenación mediática, quiere enterarse de lo que sucede en el mundo a partir de una perspectiva crítica.
“Creo que el auge del documental en el mundo también se debe un poco a eso. Al darnos cuenta de la manipulación de ciertos eventos históricos importantes como la guerra en Irak en los medios, pues también genera una búsqueda de otras perspectivas de la realidad. Creo que como espejo y generador de empatía, Ambulante ha cobrado mucha confianza”, concluye.
AMBULANTE GLOBAL EN COLOMBIA
Tras ocho años de que la gira ha estado forjándose y madurando en territorio mexicano, el cuerpo del proyecto pudo observar el crecimiento de un nuevo brazo: Ambulante Global. Se trata de una ramificación del festival, la cual pretende principalmente catapultar y establecer a largo plazo la presencia de Ambulante fuera del país.
Gracias a esta derivación, la gira ha tenido presencia en países como Estados Unidos; Ambulante tuvo lugar en California del 19 de septiembre al 4 de octubre de 2015, y en ella se pudieron exhibir 28 películas en 21 sedes; El Salvador, en cuyo margen se proyectaron una serie de títulos del 4 al 6 de diciembre de 2015 y especialmente Colombia, donde la gira se inició en 2014 pero que en 2016 registró un incremento de un 85 por ciento de asistencia respecto al año pasado.
Teniendo problemas sociales tan similares a México (como el narcotráfico, la violencia, la desigualdad social, la pobreza, etcétera), Colombia representa un campo fértil para la creación y difusión del cine documental.
“Ambulante llegó a Colombia fundamentalmente porque algunos de los que trabajamos en él también hacemos cine. Para nosotros siempre fue un ícono de lo que debería de ser un festival de cine. Vemos que en el mundo la mayoría de los festivales están dirigidos a la industria, a la élite, y están llenos de egos de los cineastas y de todo ese tipo de cosas. Vimos que este festival era el único que realmente tenía la intención de llegar a la gente y comunicar las historias que realmente estaban pasando en el mundo, generando espacios de intercambio”, comparte Juan Camilo Cruz, codirector de Ambulante Colombia, en entrevista vía telefónica desde Alemania.
Con el objetivo de ampliar los circuitos tradicionales para la exhibición del documental y superar los desafíos para llegar al mayor número de personas y lugares donde difícilmente se tiene acceso a este tipo de cine, el equipo colombiano tuvo la oportunidad de conocer a Elena Fortes en Amsterdam, Holanda, a quien se dirigieron como admiradores del proyecto. Posteriormente, al ya saber de la existencia de Ambulante Global, los sudamericanos le plantearon a los mexicanos expandir Ambulante a Colombia.
“Ellos (Fortes y su equipo) accedieron con mucho gusto, nos apoyaron muchísimo, nos dieron todas las herramientas que necesitábamos para empezar a pensar el proyecto, por lo menos en la posibilidad de que existiera. Más o menos después de un año trabajando en la postproducción y puesto que Ambulante es un proyecto muy flexible, lo adaptamos a nuestro modelo colombiano. Empezamos con la misma apuesta que en México: ver si realmente había público para el cine documental, si a la gente le interesaba esto, si realmente había un mercado para un proyecto como este. Para nuestra sorpresa fue increíble que desde el primer año tuvimos un reconocimiento”, alude.
Bajo la dirección de Juan Camilo Cruz y Camilo Corredor, desde su primera edición en 2014, la gira colombiana pudo despertar un gran interés del público por el documental, formando alianzas con otro festivales como el Hay Festival Cartagena, Festival de Cine de Cartagena y la inclusión de una carpa en el XX aniversario de Rock al Parque, que se realizó ese mismo año en el Parque Simón Bolívar de Bogotá.
Para 2015 la Fundación Ambulante Colombia se consagró en su crecimiento como una propuesta única en el país Sudaméricano. Algo sobresaliente de esta edición es que se pudo llevar el cine a la comunidad indígena arhuaca de Nabusimake, en la Sierra Nevada de Santa María, al norte del país, donde la producción transportó una gran pantalla en la cual se proyectó la película Colombia, magia salvaje. En palabras de Elena Fortes, el acontecimiento fue sumamente valioso debido a que a la función asistieron todos los habitantes, incluso aquellos que cursaban una condena en la cárcel de la comunidad.
“Con el festival hemos estado concentrados principalmente en las ciudades, pero con el proyecto hemos estado en más de 30 corregimientos y poblaciones rurales en el país. Por ejemplo, en Nabusimake nos tocó llegar en helicóptero para poder llevar la pantalla. Han sido odiseas para llegar a esos lugares, pero digamos que ha sido parte de la misión y por eso nos encanta hacerlo”, expresa.
Cada año, la gira se realiza en diferentes ciudades colombianas durante tres meses. Las ciudades elegidas para la edición 2016 fueron Bogotá, Medellín, Cali, Barranquilla y Cartagena. Cruz señala que en 2017 se enfocaran a aportar contenidos para el proceso de paz que vive Colombia, como parte de su inclusión en las discusiones importantes de ese nación.
TORREÓN: CIUDAD SEDE
En México, Ambulante llegó al estado de Coahuila en 2013 con Saltillo como sede principal. En aquella edición sólo se proyectaron dos funciones en Torreón, aunque estas tuvieron muy buena respuesta.
Entre 2015 y 2016 el staff de Ambulante visitó Torreón para realizar un scouting, se revisaron los posibles espacios y se decidió cambiar la sede principal a la urbe lagunera para 2016.
La temática de Ambulante 2016 celebró los conceptos de interconectividad e interdependencia. También expuso un espacio para la exploración del cine documental y experimental.
Durante la inauguración de la gira en Torreón, en una conferencia ofrecida en el Museo Arocena, Elenea Fortes destacó que iniciativas como Ambulante son importantes ya que buscan exponer el cine documental como herramienta de transformación social, así como generar espacios para la recuperación de la vía pública a través de la cultura, esto en referencia a los conflictos de violencia que habían y siguen azotado a la región.
El responsable de coordinar los trabajos de la gira en Coahuila es Fernando Fernández, quien también ha laborado en otros proyectos culturales como Moreleando. Él llegó por primera vez, como voluntario, a Ambulante en 2013. Cuando se decide cambiar al sede a Torreón, Fernández acudió a una entrevista y sin dudar aceptó el ofrecimiento para ser el enlace estatal coahuilense.
“Saltillo era una plaza muy buena, pero cambiar la sede a Torreón fue como si por primera vez llegara el festival al estado porque tuvimos que buscar sedes nuevas, patrocinios nuevos, hotel nuevo. Pero a pesar de todo resultó bastante bien, el hecho de que siga aquí habla de que la gente está interesada en este tipo de contenido”, describe Fernández.
Las responsabilidades que recaen en un coordinador o enlace estatal se reparten entre coordinar el equipo de voluntarios, hacer estrategias de difusión, acercamientos con los medios de comunicación, trabajos de logística, búsqueda de patrocinios, etcétera. Se coordina todo el estado pero se centra en donde hay más actividades, que es la ciudad sede.
“Torreón necesita Ambulante porque aquí no hay ese tipo de contenido diferente y ese cine que te muestra diferentes ramas de la vida artística, social, cultural, etcétera. El formato en que te lo presenta Ambulante es muy amigable, se nota mucho el trabajo en equipo. La forma en que enriquece a Torreón es precisamente esa: traer actividades diferentes, traer a los realizadores, directores, guionistas, productores que conviven con los voluntarios y con el público”, resalta.
Ejemplo de lo anterior fue Kyzza Terrazas, director del documental Somos Lengua, un filme que muestra una especie de roadtrip por el país donde se presenta a diferentes artistas que contribuyen ala escena del hip hop en México. En aquella ocasión, Terrazas presentó su trabajo en la Plaza Mayor, y pudo convivir con el público y contestar algunas de sus preguntas. Esta práctica que relaciona al realizador con el espectador es precisamente la esencia del festival.
Otro de los elementos que han ayudado a consolidar el trabajo de Ambulante es el equipo de voluntarios. A ellos se les coordina inculcándoles el espíritu de la gira, se les invita a adquirir un compromiso, pero sobre todo, a que se diviertan y aprendan con el proyecto.
Fernández, quien también fue voluntario, recalca que trata de ser flexible con el voluntariado, puesto que no se les puede exigir demasiado al ser una actividad no remunerada. También, reitera que bajo su coordinación ha tratado de buscar todas las posibilidades para que los jóvenes puedan desarrollar las actividades de la mejor manera, como el conseguir hospedaje para aquellos que viviesen lejos de los lugares donde se proyectaban las funciones.
Un ejemplo es Armando Castañón, joven comunicólogo lagunero quien en 2016 se afilió a Ambulante oficialmente como voluntario, aunque ya había colaborado en 2014.
“El rol del voluntario es asistir a todo lo que puedas. El staff que viene de México trae los documentales, la estructura cuando es necesaria, ellos hacen relaciones públicas. Entonces, lo que tú tienes que hacer es como que más local. Se asignan tareas especiales a los voluntarios. Yo me encargaba de las redes sociales porque es lo mío y lo que podía hacer con mi disponibilidad de tiempo. Lo que aprendí es que creo que es muy difícil que la gente consuma cultura, pero ya cuando se la das ahí, les presentas todas las facilidades, sí es muy probable que la consuman”, comparte.
Para el próximo año se esperan superar los dos mil 856 asistentes que se tuvieron en 2016 en Coahuila, ya que aunque es un número considerable teniendo en cuenta el poco tiempo que tiene el festival en el estado y que ha ido en aumento (dos mil 450 en 2015), a nivel nacional fue la entidad con más baja asistencia.
2016: CAMBIOS
En julio de 2016, Elena Fortes anunció que dejaría el puesto como directora de Ambulante para concentrarse en otros proyectos, aunque seguirá formando parte del consejo directivo. En su lugar se nombró a Paulina Suárez, quien es licenciada en Letras Inglesas por la UNAM y doctora en Teoría e Historia del Cine por la Universidad de Nueva York. En 2008, Suárez ya había trabajado en Ambulante como editora, también tiene experiencia como colaboradora del Festival de Cine de Morelia, de OaxacaCine y en Estados Unidos trabajó como escritora, profesora y programadora. A Fortes le parecía importante dejar a la cabeza a una persona que tuviera una visión artística potente y la experiencia, desde el punto de vista teórico, del lenguaje cinematográfico.
“Para mí aceptar el reto significó mudarme de país, modificar mi trayectoria profesional, porque yo iba más hacia la academia, a ser profesora e investigadora. Lo que me movió para aceptar el puesto fue, primero mi cariño al proyecto, por haberlo conocido como espectadora y también como colaboradora; por otro lado, el sentimiento y las ganas de contribuir al país”, comparte Paulina Suárez, nueva directora de Ambulante.
Asimismo, Suárez asegura que el trabajo que dejó Fortes seguirá siendo la base para el futuro de Ambulante. No obstante, indica que el área de oportunidad donde le interesa enfocarse es el espacio digital, puesto que considera que la adaptación a las nuevas tecnologías debe fungir para el público como un nuevo acceso al cine documental.
En cuanto a lo económico, Suárez señala que para la siguiente edición existe un recorte presupuestal de un 65 por ciento del apoyo que les otorga cada año la Secretaría de Cultura. Según el Presupuesto de Egresos de la Federación para el Ejercicio Fiscal que publica la Cámara de Diputados, en 2016 Ambulante recibió ocho millones 600 mil pesos por parte de la federación.
“Estamos francamente alarmados porque a proyectos como el nuestro, con una trayectoria muy sólida, que cuentan con un equipo grande, que contribuyen al país de forma directa y significativa, de repente nos recortan el presupuesto y nos sacude muy de fondo. Nos deja muy confundidos, porque consideramos que no hay transparencia con los criterios con los cuales se asignan los fondos. Nos gustaría tener una cultura legislativa mucho más seria”, denuncia.
Pese a estas dificultades, Ambulante seguirá su camino en México y en el extranjero. En Colombia ya se encuentra totalmente consolidado, en El Salvador aún están en busca de los apoyos y en Californa se espera una reestructuración inspirada en el actual clima político que se respira en Estados Unidos con la reciente victoria presidencial de Donald Trump.
“En California es un proyecto que queremos continuar, sobre todo ahora que presentarnos públicamente en Estados Unidos, defender lo que somos y defender nuestra cultura pues resulta de vital importancia”, revela.
La gira mexicana de Ambulante 2017 que se llevará a cabo del 23 de marzo al 25 de mayo, estará enfocada al tema de la justicia; iniciará en la Ciudad de México, posteriormente recorrerá los estados de Oaxaca, Chihuahua, Jalisco, Puebla, Michoacán, Coahuila, Querétaro y finalizará en Veracruz. Cabe resaltar que la sede principal de Coahuila seguirá siendo la ciudad de Torreón.
Twitter: @BeatsoulRdz