Apoyo. Un laboratorio de Monterrey donó 8 inyecciones de toxina butolínica para aplicar a niños discapacitados. (MARY VÁZQUEZ)
Al darse cuenta de las limitaciones en las que trabajaba el centro de equinoterapia que está a cargo de la asociación civil Lomos de Esperanza, un neurólogo infantil de la ciudad de Torreón, gestionó ante un laboratorio farmacológico de la ciudad de Monterrey, la donación de aplicaciones de la toxina botulínica a los niños con capacidades diferentes que asisten a la terapia.
El personal del laboratorio arribó a la ciudad de Matamoros y junto con el neurólogo que hizo la gestión y alumnos de la especialidad de fisioterapia de una universidad privada, atendieron a los pequeños que presentan parálisis cerebral y por lo tanto presentan también espasticidad en los músculos (dificultad para mover manos o piernas).
En un inicio se logró que el laboratorio donara 8 aplicaciones para los niños, pero se tiene la esperanza de conseguir más donaciones.
"El doctor llegó a visitarnos al centro de equinoterapia y se dio cuenta de cómo trabajábamos y ayudó para hacer el enlace con el laboratorio", dijo Ilhuicamina Cabrera García, miembro de la asociación Lomos de Esperanza.
Dijo que este tipo de apoyos es como un plus a la labor que desarrollan, porque los 40 pequeños que acuden a la equinoterapia no sólo se montan en los caballos, sino que también reciben fisioterapia, para que puedan avanzar un poco más en el proceso que llevan para mejorar su calidad de vida.