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¡Arrancan!

Diálogo

YAMIL DARWICH

El día primero de noviembre -curiosamente coincidente con la conmemoración dedicada a los Santos Inocentes-, en el Museo del Desierto de Saltillo, Coahuila, ante la presencia del gobernador Rubén Moreira, se dio el "banderazo de arranque" para que compitan los aspirantes a ocupar el puesto de gobernador del Estado. Un acto simplemente protocolario, sabiendo que desde meses y algunos casos años atrás, los aspirantes se han estado autopromoviendo.

La lista de políticos y politiqueros es larga, que deberá acortarse hasta llegar a tener a un solo candidato por partido. Algunos, pretendiendo sobrevivir, acumulando el porcentaje de ciudadanos en sus registro -3 %- y obtener recursos que en muchos casos serán mal aplicados, transformándolos en gasto en vez de inversión; otros, sumándose a los "grandes", pretendiendo algún puesto menor para sus afiliados y usufructuar los beneficios de su registro. Los pocos, buscando ganar en la carrera.

Los candidatos son muchos, en exceso, algunos en simple revisión no reúnen -ni remotamente- las características y conocimientos para pretender dirigir la administración pública estatal; otros, con el antecedente de su pobre actuar en las encomiendas dadas por el estado, aunque hayan logrado sortear los obstáculos para permanecer vivos políticamente; y, algunos más, resentidos por el mal trato -a su parecer- de los partidos políticos a los que pertenecían, de los que se desafiliaron por no recibir lo que ellos consideran su derecho.

De entre los priistas, sobresalen: Jericó Abramo Masso -diputado federal-, Javier Guerrero -diputado federal-, Hilda Flores -senadora- y Enrique Martínez y Morales -de Sedesol-, todos pidiendo unidad y "piso parejo" en su partido.

Sobresale y se presiente del agrado de su jefe, Miguel Riquelme -alcalde de Torreón-, quien se esmera en hacer notar su obra pública, incluido el teleférico que será su elefante blanco y sus logros en seguridad (¿?) y empleo, siempre apoyado por el gobernador.

Por los panistas, luchan Luis Fernando Salazar -senador-, Guillermo Anaya -exdiputado federal y expresidente municipal-, Silvia Garza -senadora-, Isidro López -alcalde de Saltillo- y Gerardo García -alcalde de Monclova-.

Ellos han presentado sus posibles campañas basándose en denuncias de lo que llaman "imperio de corrupción", la megadeuda, las incontables desapariciones de personas y el tráfico de influencias, fenómenos a los que, desgraciadamente, ya nos acostumbraron.

Por otra parte, aparecen en la "salida de arranque" los aspirantes a una candidatura independiente: Armando Guadiana -empresario en mediática guerra con los Moreira-, José Ángel Pérez -exalcalde panista de Torreón y separado del PAN- y Noé Garza -exsecretario de Desarrollo Rural, -retirado de la administración estatal y peleado con el PRI-. Ellos, aseguran ser la mejor opción para acabar con la corrupción siendo gobernantes independientes.

Al hacer una primera y superficial revisión, nos encontramos con personajes que presentan particularidades muy definidas: todos interesados en alcanzar el poder y la mayoría buscándolo como fin último; otros, dispuestos a abandonar sus compromisos enunciados durante sus campañas para ser electos; y algunos más, resentidos con sus grupos políticos y dispuestos a "irse por la libre".

Desgraciadamente , como dijera Fidel: "la caballada se ve muy flaca".

Todos compiten por un puesto altamente desprestigiado, nacionalmente ocupado por personajes considerados corruptos, ineficientes y hasta mal intencionados.

Para muestra, bastan algunos botones:

Exgobernadores huyendo y llenándonos de ansiedad y enojo, casos de Javier Duarte de Veracruz, Tomás Yarrington de Tamaulipas, Guillermo Padrés de Sonora; otros de tiempo atrás, como Andrés Granier, de Tabasco, Mario Villanueva, de Quintana Roo, encarcelado por sus nexos con el narcotráfico; lo peor, aquellos que luego de gravísimas imputaciones de corrupción siguen en flagrante impunidad, gozando de privilegios incomprendidos por los comunes y corrientes que somos nosotros y hasta manteniendo aspiraciones políticas.

En este diálogo no incluyamos a funcionarios menores, involucrados en las redes de la corrupción, que suman miles, a los que "la liana" les ha dado lo suficiente para una vida de riqueza y hasta mal educar a sus hijos. Recuerde los lords y ladies denunciados en las redes sociales.

En esta carrera están alentando algunos sin derechos, como los religiosos que han descuidado su única función de atender el espíritu buscando notoriedad, caso Alejandro Solalinde, que denunció: "¡lo tienen oculto!", refiriéndose a Javier Duarte, olvidando que dio pistas falsas sobre el destino del prófugo y aseveró que los desaparecidos de Ayotzinapa habían sido incinerados por las fuerzas armadas.

Nos corresponde hacer nuestro trabajo ciudadano con verdadera responsabilidad: antes de votar informarnos responsablemente; luego analizar los datos recabados con juicio crítico y dado el caso de duda, pedir opiniones autorizadas y honestas; después hacer política de la buena y promover nuestra postura democrática, incluyendo argumentos sobre los porqués de nuestras preferencias; y finalmente, promover el voto y hacer lo propio, porque dicen que "cada pueblo tiene el gobierno que se merece".

Conste que estamos en tiempo de no ser decepcionados nuevamente.

ydarwich@ual.mx

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