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Marcela Pámanes

Me contaron que algo nos está pasando, que hay muchos caníbales entre nosotros, que nos consumen, nos tragan, nos rasgan hasta la última fibra de los músculos inertes y al final desechan nuestro esqueleto tan humano como el de ellos. Dicen que la desigualdad y la indiferencia están en la mesa que recibe a los caníbales, a quienes vemos hinchados, abotagados, malolientes. Se embarran de todo para esconder sus excesos: cremas, lociones, desodorantes, ponen inciensos, velas y ni así lo logran. Se cambian la ropa dos y tres veces al día, piensan que entre más cara mejor responderá a sus propósitos, se esconden detrás de un gran auto, escoltado por sus aprendices, los que quieren ser como ellos y no pueden, los que se comen las sobras de sus banquetes.

Caníbales que consumen la esperanza, los anhelos, las oportunidades, no sólo se comen la carne, se comen también el espíritu. Pobres caníbales, se angustian porque saben que su estado es temporal y por eso quieren acumular todo lo acumulable, esconden sus ganancias en cajones, bajo el colchón, entre los libros que les regalaron y nunca han leído, se los llevan en maletas a otros lugares; no les importa que haya sospechas de que son caníbales, ven a los que los señalan con desprecio, están convencidos de que en el fondo lo que tienen es envidia, rechazan a los que quieren ayudarlos, se parecen mucho a los adictos que no reconocen su enfermedad.

Dicen también que hay un tratado de canibalismo que señala a esta conducta como aprendida, aunque recientemente algunos investigadores han propuesto que hay una alteración en la cadena del ADN, en el gen que nos da el sentido de humanidad, por eso son incapaces de ser solidarios, de conmoverse con las necesidades de sus congéneres, y esa incapacidad hace que prefieran a este grupo de humanos como víctimas. Los que sostienen que el canibalismo es producto de un aprendizaje también señalan los sacrificios que deben hacer para entrenarse bien, de entrada, tienen que aprender a comer desperdicios sin hacer gestos, también deben colgar en un clóset oscuro su dignidad.

Hay una constante en ellos: han desarrollado un cinismo total, se trata de un mecanismo de defensa que les impide reconocer su alteración, aunque eso no los exculpa, al contrario, hace que quienes no son caníbales los repudien con más intensidad. Cada clan tiene una ideología, un propósito, hay una seria rivalidad entre los grupos más de forma que de fondo, porque al final del día persiguen lo mismo: dominar a su presa, comérsela y acumular.

Con los caníbales pasa lo mismo que con todos los seres humanos, a veces están arriba en la jerarquía y a veces no les toca nada. Es verdad que al igual que en una manada de lobos, el líder es el que come primero, así es con ellos. También envejecen, por más que han buscado la fuente de la eterna juventud aún no la encuentran, llegan los jóvenes aprendices que les arrebatan sin consideración sus posiciones. El hasta entonces líder es rechazado por el resto y lo relegan, no lo echan del clan porque conoce la manera de llegar a ser caníbal y eso es peligroso porque deben limitar la reproducción al máximo, demasiados competidores ponen en riesgo sus pretensiones, puede ser que migren a otros grupos donde los reciben con cierta reticencia, pero al final ceden, son de los mismos.

La mayor parte de las veces, el canibalismo es temporal, es raro el que muere siendo caníbal, pero el daño ya está hecho. Los demás saben muy bien quiénes son.

Hay quienes proponen que se le condene al ostracismo, otros preferirían que fueran recluidos, una propuesta de organismos internacionales señala que la única forma de acabar con ellos es a través de la educación, está documentado que con ella los caníbales se desintegran, le temen tanto al antídoto que han buscado la manera de controlarlo.

No hay un sólo territorio libre de su presencia, por la montaña, las planicies, las costas y las sierras hay avistamientos, aunque su hábitat natural son las ciudades. Todos les temen y tratan de quedar bien con ellos para no ser comidos. Finalmente me contaron que hay un movimiento de resistencia dispuesto a luchar contra los caníbales y que ha puesto un mensaje en las redes sociales que dice: “No dejes que te coman, ellos son unos cuantos, nosotros somos muchos”.

Twitter: @mpamanes

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