En el año 2009, en Bruselas, se llevó a cabo el Congreso Internacional sobre las Competencias del Siglo XXI, patrocinado por la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) en el contexto de un proyecto de la OCDE/CERI (CERI, Centre for Educational Research and Innovation). Los objetivos generales de este Proyecto eran, por un lado, conceptualizar y analizar desde una perspectiva comparativa los efectos de las nuevas tecnologías digitales en el desarrollo cognitivo de los jóvenes, así como en sus valores, estilos de vida y expectativas educativas y, por otro lado, examinar las respuestas al surgimiento de este fenómeno en términos de política y práctica educativas.
El desarrollo social y económico implica hoy que los sistemas educativos ofrezcan nuevas habilidades y competencias, que les permitan a los educandos beneficiarse de las nuevas formas emergentes de socialización y que contribuyan activamente al desarrollo económico bajo un sistema cuya principal base es el conocimiento. Estas habilidades y competencias se denominan normalmente habilidades y competencias del siglo XXI, con el fin de indicar que están más relacionadas con las necesidades de los modelos emergentes de desarrollo económico y social que con aquellas prácticas del siglo pasado al servicio del modelo industrial de producción.
A siete años de este evento, es sorprendente que el 94% de los padres de familia en México, nunca han escuchado nada acerca de las Competencias del Siglo XXI que sus hijos deberían estar aprendiendo y practicando en su escuela desde el año 2009. Adicionalmente, lo más alarmante es que el 46% de los maestros y el 40% de los directores de las escuelas tampoco las conocen. Los datos anteriores fueron obtenidos en una investigación de Fernando Reimers, director de Educación Global y Política Internacional de la Universidad de Harvard.
Otro hecho que es también preocupante es que lo que se enseña en las escuelas en México, por lo general está más ligado al conocimiento puro de los hechos, más que al pensamiento crítico, el análisis y resolución de problemas, la creatividad, la innovación, la alfabetización digital, la comunicación oral y escrita y a las demás habilidades llamadas suaves: pasión, motivación intrínseca, lógica divergente, humildad, aprendizaje continuo, empatía, capacidad de síntesis y de argumentación, gestión del tiempo, adaptabilidad, apreciación de la diversidad, comunicación asertiva y autoconfianza.
Debemos de dar a nuestros hijos la información suficiente para que se puedan defender en el mundo del trabajo. Nuestro compromiso es hacerlos capaces de forjar su propia vida con altas posibilidades de éxito. Pero para cumplir con este compromiso es necesario informarnos lo suficiente para estar actualizados, al día, en lo que se demanda en el mundo de los negocios.
Las personas pasan por lo menos 40 años como actores principales del mundo de los negocios, es por ello que, para ser competitivo, se requiere saber cuáles son las tendencias en los negocios y actuar en consecuencia para que no nos alcance la incompetencia. La primera educación se recibe en la familia, los padres deben estar actualizados para orientar eficazmente a sus hijos e hijas. Lo mismo los maestros y quienes dirigen las instituciones educativas.
Ya se pasaron siete años y las estadísticas nos muestran resultados preocupantes. El tiempo, recurso muy valioso no renovable, se pierde y jamás se recupera. ¿Quién tomara la iniciativa para que en las escuelas de padres se conozcan y promuevan las competencias del siglo XXI? ¿Quién actualizara en estos conocimientos al 46% de los maestros y al 40% de los directores que las ignoran? ¿De qué manera podemos motivar a los jóvenes para que las desarrollen y las practiquen?
La población en general percibe que la buena educación es cada vez más importante. Una encuesta internacional que se llevó a cabo en 44 países, identificó que tener una buena educación es el factor más importante para salir adelante en la vida, junto con el trabajo intenso. Los entrevistados opinan que la buena educación es significativamente más trascendental que conocer a la gente adecuada, tener "suerte" o pertenecer a una familia adinerada.
El porcentaje de la población que dijo que tener una buena educación es muy importante para salir adelante en la vida fue de 62% en los Estados Unidos, 85% en Chile, 67% en México y 60% en la India. Asegurar que la educación sea pertinente de acuerdo a las exigencias que los estudiantes encontraran en el curso de su vida es actualmente un verdadero desafío.
En un resumen muy concreto, las competencias para el siglo XXI son: creatividad e innovación, pensamiento crítico, resolución de problemas y toma de decisiones, aprender a aprender, comunicación, colaboración y trabajo en equipo, alfabetización informacional, alfabetización digital, ciudadanía local y global, vida y carrera, responsabilidad personal y social.
El movimiento se demuestra andando. Si los grupos de padres de familia, los maestros y los directores desean una presentación detallada de las Competencias del Siglo XXI, lo único que tiene que hacer es solicitarla al correo jmgzzc@gmail.com, no tiene costo. ¿Así, o más fácil?