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Barbie

La emblemática muñeca de Mattel promueve la diversidad

Foto: Mattel

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Redacción S. N.

Mattel lanzó recientemente una nueva línea de Barbie que apuesta por la diversidad al incluir muñecas altas, curvilíneas y bajas, con distintos tonos de piel, cortes y colores de cabello y una gran variedad de atuendos para todos los gustos. ¿Es este un momento crucial en la reconcepción de los esquemas de belleza?

Belleza, glamur, feminidad, buen gusto, son algunas de las cualidades que millones de niñas de todo el mundo han visto en Barbie desde 1959 y que la convirtieron en la muñeca más vendida de todos los tiempos.

Pero no todo ha sido miel sobre hojuelas para el juguete estrella de Mattel, desde su aparición en las estanterías de Estados Unidos, ha tenido que enfrentarse a las duras críticas de algunos sectores de la sociedad que ven con recelo sus largas piernas, su estrecha cintura, su bien formado busto y su rubia cabellera. Que es una muñeca sexualizada (está basada en la Bild Lilli, muñeca alemana dirigida a hombres adultos), que reproduce el esquema de mujer objeto, que impone un modelo de belleza estereotipado, que influye de manera negativa en la autoestima de las mujeres y que incluso es el origen de diversos trastornos alimenticios, a Barbie la han acusado de todo (con estudios de por medio) sin que dejase de ser la preferida de millones de niñas.

Si bien los señalamientos provocaron ligeros cambios, por ejemplo que Barbie tenga diversas ocupaciones, el asunto de su figura y aspecto se había mantenido prácticamente intacto, quizá debido a que continuaba en el primer puesto de ventas.

REINVENTARSE O MORIR

Pero todo cambió para esta rubia a partir de 2001, cuando la competencia comenzó a ponerse difícil con la aparición de las Bratz de la empresa MGA en el mercado, muñecas también sexualizadas pero multiétnicas y adaptadas a los modernos estilos urbanos que plantaron cara a Barbie y terminaron desbancándola a nivel mundial de su primer puesto en ventas hacia 2008. Aunque de cierto modo también reproducían un modelo de belleza esterotipado, las Bratz fueron un parteaguas porque impusieron un nuevo estilo en el diseño de muñecas y, eventualmente, las fueron incorporadas a la línea de Mattel tras un pleito legal entre esta compañía y Carter Bryant, creador de las muñecas.

El furor ocasionado por la película Frozen (2013) hizo que la muñeca de Elsa, lanzada al mercado por Diseny, se convirtiera en un éxito de ventas y en 2014 incluso destronó a Barbie como el juguete favorito de las niñas durante la temporada navideña.

Recientemente, la revista Time reveló que las ventas mundiales de Barbie cayeron un tres por ciento en 2012, otro seis por ciento en 2013, y un estrepitoso 16 por ciento en 2014. Y tal parece que lo que no lograron más de 50 años de críticas e injurias, sí lo hicieron dos años de malas ventas. El pasado 28 de enero, Barbie cedió por fin a las presiones sociales y lanzó tres nuevos tipos genéricos de Barbie (alta, curvilínea y baja), los cuales contarán con diferentes tonos de piel, peinados y atuendos, todo esto con el objetivo de diversificar más su aspecto, según indicó Mattel.

La nueva línea de muñecas incluye cuatro tipos de cuerpo (el original más las tres nuevas variaciones), siete tonos de piel, 22 colores de ojos, 24 cortes de pelo y multitud de opciones de vestimentas y accesorios. La apuesta de Mattel por la diversidad se inició el año pasado cuando la empresa introdujo 23 muñecas con nuevos tonos de piel y de color de pelo, más allá del estereotipo de la figura delgada, rubia y de ojos azules con la que se dio a conocer.

EL PODER DE LOS MILLENNIALS

Los ejecutivos de Mattel indicaron que con este lanzamiento le están cambiando literalmente la cara a la compañía. “Estas nuevas muñecas representan una línea que es un reflejo del mundo que las niñas ven a su alrededor. La variedad en el tipo de cuerpo, tonos de piel y estilo permite a las niñas encontrar una muñeca con la que se identifican”, dijo Evelyn Mazzocco, gerente general global de Barbie.

Por su parte, Tania Missad, directora de Percepciones Globales para Mattel, develó el criterio que más influyó para aventurarse al cambio.

“Estábamos viendo que los millennials son impulsados por la justicia social y atraídos por las marcas con propósito, y los valores de Barbie no estaba en esa categoría”, dijo.

La acción de Mattel puede verse también como una anticipación, una estrategia bien evaluada, y no únicamente una reacción a la situación actual. Se podría decir que la empresa le está apostando a esa porción de mujeres millenial que eventualmente se convertirán en madres y se verán en la necesidad de elegir una muñeca para sus hijas.

¿POR QUÉ MOSTRAR DIVERSIDAD?

Hace diez años la publicación estadounidense Developmental Psycology, de la Asociación Americana de Psicología, reveló los efectos negativos que Barbie producía en las niñas. Según el estudio, las pequeñas presentaban una menor autoestima y el deseo de tener un cuerpo más delgado. La conclusión de los investigadores en aquel entonces fue que la exposición temprana de las niñas a muñecas con una figura irrealmente delgada podría aumentar el riesgo de padecer trastornos alimenticios y afectar la percepción de su propio peso.

Uno de los casos más populares sobre los efectos negativos de Barbie en la autoestima de las niñas y jóvenes que por años han intentado alcanzar el canon de belleza que promueve la muñeca, es el de la estadounidense Galia Slayen. Desde niña, la chica consideraba que su muñeca era perfecta y admiraba su apariencia, especialmente su delgada figura. A los 15 años Slayen comenzó a sufrir problemas alimenticios, mismos que pudo superar. Así que en 2011 se propuso hacer algo para hacer reflexionar a sus pares sobre lo nocivo que es tratar de imitar un modelo irreal. El resultado fue una Barbie a escala que medía 1.75 metros de alto y contaba con unas medidas de 99 45 y 84 centímetros, en busto, cintura y cadera, respectivamente.

Estudiosos sostienen que tales medidas son inconcebibles, pues implicaría una masa corporal muy por debajo de la media, por lo cual sería diagnosticada con anorexia, además, probablemente no podría menstruar y debido a su desproporcionalidad tendría que moverse en cuatro patas.

La especialista en nutrición y autora del libro Más que un cuerpo, Mónica Katz, explicó hace poco en una entrevista para el diario argentino La Nación que los estereotipos de belleza promovidos por los medios de comunicación sí afectan la autoestima de las personas debido a que tendemos a compararnos y tratar de encajar en el promedio.

“En general vos te comparás de ahí para abajo; es decir, siempre, la comparación es superior, siempre el que está ahí que yo veo es mejor que yo, por lo menos que refleja, y como yo no entro en ese promedio de todas las imágenes femeninas que se muestran, yo me siento fuera porque yo busco el promedio y en ese promedio yo no estoy, entonces no soy”, detalla.

Según comentó la doctora, esto genera toda una problemática tanto para quienes entran en el canon como quienes no. “Hoy la gran batalla es el cuerpo. Cuanto más se parezca tu cuerpo a la media que la sociedad está armando como ideal estético, más atrapada está tu identidad, pero cuanto más alejado más sufriente estás, es como complejo, es difícil (...) Yo creo que hay una solución, es mostrar diversidad”.

En este sentido, puede decirse que aun cuando los cambios de Barbie estén motivados por asuntos comerciales, quizá la icónica muñeca por fin esté dando pasos para influir de manera más positiva en las niñas que juegan con ella, y por ende en la sociedad.

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