Jugadores del Barcelona festejando el gol de Jordi Alba. (EFE)
El Barcelona logró este domingo su vigésimo octavo título de Copa tras derrotar en Madrid por 2-0 al Sevilla en la final disputada en el estadio Vicente Calderón.
El conjunto azulgrana, que se afianzó aun más como 'rey de copas', sumó un nuevo doblete al revalidar la corona del torneo del KO, hecho que nadie consigue desde que el propio Barcelona lo logró en 1997 y 1998, cuando superó en las finales al Betis (3-2) y al Mallorca en la tanda de penaltis tras acabar con empate a uno.
El Barcelona jugó su trigésima octava final, tercera consecutiva, puesto que en la campaña 2013-14 también alcanzó el partido decisivo, pero perdió ante el Real Madrid por 2-1 en Mestalla con el tanto decisivo del galés Gareth Bale tras una espectacular galopada.
Palmarés de la Copa del Rey, competición que ha tenido tres denominaciones en su historia: Copa del Rey en los periodos 1903-1931; Copa Presidente de la República (1931-1938), Copa del Generalísimo (1938-1976) y, nuevamente, Copa del Rey desde la campaña 1976-77.
INIESTA LEVANTA LA COPA
Andrés Iniesta, capitán del Barcelona, levantó la Copa del Rey, la segunda esta temporada del conjunto azulgrana.
El centrocampista azulgrana, el mejor de la final junto a Gerard Piqué, recogió el trofeo de manos del rey de España, Felipe VI, que por segundo año consecutivo entregó la copa al Barcelona. La temporada pasada, el conjunto azulgrana, también con Luis Enrique Martínez en el banquillo, ganó la competición.
Después de que los jugadores del Sevilla recogieran las medallas que le acreditan como subcampeón, arropados por los 20.000 aficionados que arroparon al cuadro de Unai Emery, los jugadores del Barcelona subieron al palco del estadio Vicente Calderón para recoger su codiciado premio.
Uno a uno, desde Messi, hasta Luis Suárez pasando por Luis Enrique, fueron recogiendo los trofeos que les acreditaban como campeones de la Copa del Rey. Al final, el último, Iniesta, se encargó de levantar la Copa ante la alegría de la hinchada azulgrana.
Mientras, los jugadores del Sevilla, aclamados por su público, recibieron el calor del fondo en el que se ubicaba su hinchada. Sin embargo, Iniesta se convirtió en el protagonista de la noche. Suya era la Copa y él la bajo hasta el césped, donde el resto de sus compañeros esperaban para hacerse la foto oficial.
Ésta se convirtió en un conglomerado de futbolistas, cuerpo técnico y hasta algunos hijos de los jugadores, que formaron una imagen azulgrana al son del himno del Barcelona. El rojo y el azul tiñeron el césped del Barcelona, que culminó una gran temporada. El doblete es suyo.