En un festejo del Día Mundial de la Tierra, en el que se daba inicio a los trabajos del Consejo Consultivo Nacional para el Desarrollo Sustentable, tuve la oportunidad de conversar con el Dr. Sarukhán, sobre los cambios que se espera se presenten en el clima global y sus probables consecuencias sobre la biodiversidad.
Comentaba el Dr. Sarukhán que el calentamiento global y la pérdida de biodiversidad forman parte de la misma moneda. El calentamiento de la atmósfera debido a las actividades económicas de la humanidad, sin duda agravará la pérdida de especies en los diferentes continentes y sus países, sobre todo en aquellos en los que la biodiversidad se manifiesta espléndida y que por lo mismo son conocidos como países megadiversos.
México es un país megadiverso, con más de 30 ecosistemas y es uno de los 4 "Centros Vavilov" de domesticación de plantas en el mundo. Se encuentra entre los primeros cinco países con mayor diversidad de vertebrados, incluyendo el mayor número de especies endémicas. Además de 80 especies de cetáceos, pertenecen a México 39, esto es el 48 por ciento. En especies de plantas vasculares, México ocupa el quinto lugar en diversidad, en cactáceas por ejemplo, de 2,500 especies que hay en el planeta, 1,032 son de México, o sea un 42 por ciento del total. Algo similar ocurre con otros grupos de plantas: de 200 especies de agaves, 150 son mexicanas, lo mismo ocurre con la diversidad de encinos y, tratándose de pinos, de 111 especies que hay en el mundo 43 se encuentran en México.
Pero ¿cuál es la tendencia actual del calentamiento global? Como se ha mencionado antes en esta columna, el aumento promedio de la temperatura del planeta se debe a la acumulación de gases de efecto de invernadero en la atmósfera. De estos gases el más importante es el dióxido de carbono, de hecho, si queremos saber si las medidas que se están tomando para mitigar la emisión de gases de invernadero están teniendo algún efecto positivo, se mide a través de la concentración de dicho gas.
Las noticias no son buenas, la tendencia de la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera indica un aumento que rebasa ya las 400 partes por millón, esto no es una estimación, se trata de una medición realizada por medio de satélites que indica un calentamiento global que se expresa dependiendo del lugar, desde un grado centígrado hasta 1.75 grados de incremento.
De acuerdo con el Fondo para la Vida Silvestre Británica (WWF, por sus siglas en inglés) el mundo se encuentra en "vías de niveles catastróficos de calentamiento global y las propuestas paliativas simplemente no son suficientes."
Cada grado es crítico y las predicciones son alarmantes. Dice un escritor de National Geographic: "Estamos al borde de un grado más caliente, más caliente que nunca en miles de años. Cada grado significa un mundo radicalmente diferente. Muchas cosas pueden pasar, inundaciones en algunos lugares y sequías en otros, o una sucesión de sequías e inundaciones en un mismo lugar."
No nos estamos inventando un nuevo apocalipsis, nuestra terca forma de vivir consumiendo ávidamente la energía del petróleo, gas y carbón, está cambiando nuestra atmósfera y está dejando de ser el caparazón que protegía el planeta. Recuerden, un 90 por ciento de toda la energía que usamos en nuestras actividades cotidianas y en las económicas proviene de los combustibles fósiles.
Frente a esta situación, la descarbonización de la atmósfera se ve más difícil que nunca, y el Programa de las Naciones Unidas para el medio ambiente (PNUMA) junto a todos los países que representa y que asisten a las Reuniones de la Cumbre Ambiental, tendrá que darse prisa en aplicar los postulados de uno de los paradigmas que precisamente se adoptó para dar respuesta a dicha problemática: la economía verde.
Como están las cosas, se ve muy complicado lograr una economía que además de mejorar el bienestar humano y la equidad social, reduzca significativamente los riesgos ambientales, esto es la emisión de gases de efecto de invernadero y con ello disminuir los impactos que se prevé ocurrirán en todos lados.
Por lo pronto, se debe ya pasar a la etapa de tomar acciones que permitan en el corto y mediano plazo adaptarnos a lo que parece inevitable: el cambio climático.