Como no hay fecha que no se cumpla ni deuda que no se pague, se llegó el momento en que la selección nacional hiciera su debut en este torneo enfrentando al que luce como rival más fuerte en su grupo, el equipo más ganador en la historia de la Copa América, la "celeste" de Uruguay.
El partido se jugó en el imponente domo del estadio de la Universidad de Phoenix, con una temperatura exterior de 46 grados centígrados aunque en el interior climatizado no pasaba de los 25 y una cancha en perfecto estado.
Los incidentes empezaron temprano y probablemente los charrúas se levantaron con el pie izquierdo ya que en la ceremonia protocolaria, la gente del comité organizador puso en el sonido local el himno nacional de Chile en lugar del de la República Oriental del Uruguay, nombre oficial de este país.
Los jugadores ni cuenta se dieron ya que la paisanada, en un acto reprobable, abucheó las notas del cántico de manera tal, que no se escuchaban los acordes pero la dirigencia celeste elevó una enérgica protesta a los organizadores.
Ya en la cancha, siguieron los experimentos del profesor Juan Carlos Osorio quien sigue empeñado en desesperar a los analistas con sus alineaciones y parado del equipo. Si es cierto, como se dice, que los técnicos son esclavos de los resultados, pues en este momento el colombiano está en la cresta de la ola.
México juega muy bien al futbol y eso quedó de manifiesto el domingo. El equipo es ligero, ágil y mentalizado al 100%, tan es así que no hay jugador que no quiera la pelota y sepa qué hacer con ella.
Fruto de la movilidad y del rápido toque del balón fueron las constantes faltas del rival que desembocaron en la expulsión de Matías Vecino, previamente amonestado, cuando México ganaba desde el minuto 3, fruto del autogol de Álvaro Pereira.
Sin embargo, el Tri se descontroló para la segunda mitad, perdió la tenencia del balón, cometió 8 faltas seguidas cerca del área, una de ellas costó la roja a Andrés Guardado y cayó el gol del empate.
Aquí mostró el cuadro azteca otro rasgo de su personalidad agradable: La capacidad de reacción.
El eterno capitán Rafael Márquez resolvió una melé en el área y luego Héctor Herrera selló la victoria.
El comportamiento de los uruguayos fue lamentable. Reclamaban una falta previa al gol de Márquez que al parecer existió, pero al terminar el juego la emprendieron contra el juez paraguayo Enrique Cáceres y sus auxiliares hasta que intervino la fuerza pública.
En el otro duelo de grupo, Venezuela derrotó a Jamaica por lo que no es descabellado suponer que el tricolor avanzará en primer lugar.
Este equipo tiene buena pinta. Sin echar las campanas a vuelo ni inflarlos, están acá para hacer historia. Estaremos atentos a ver qué es lo que pasa.
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