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Brizio en la Copa América

HACE 22 AÑOS

ARTURO BRIZIO CARTER

Queridos amigos de Torreón y Ciudad Victoria, les comento que en el momento de escribir esta colaboración, es 17 de junio, fecha en que se cumplen 22 años de la inauguración de la Copa del Mundo en Estados Unidos.

El partido que abrió plaza, como dicen los taurinos, se jugó entre el campeón defensor Alemania y el cuadro sensación de la eliminatoria sudamericana, el aguerrido equipo de Bolivia.

El anterior mundial jugado en Italia había sido un auténtico fracaso desde el punto de vista del arbitraje y por ello, la FIFA nombró una nueva comisión que tuvo su primer gran reto en los Juegos Olímpicos de Barcelona un par de años después y ahora en el máximo evento del balompié internacional.

También se introdujeron algunos interesantes cambios a las reglas de juego como la terminante prohibición de hacer falta entrando por detrás, la tarjeta roja cuando se malograra una oportunidad manifiesta de gol y la prohibición al arquero para tomar el balón con las manos si éste le era cedido en forma intencional con el pie por un compañero.

Por todo ello, existían muchas dudas entre jugadores, entrenadores y medios de comunicación sobre cómo sería el trabajo de los colegiados ante este nuevo escenario.

Su amigo y seguro servidor fue designado como el juez que representaría a México y me preparé como es debido en lo técnico, físico y mental para intentar hacer un gran papel.

Aquí le quiero contar, amable lector, una cosa que pocos saben. En los meses previos me asaltaba con frecuencia una pesadilla: No asistía al Mundial porque días antes se me detectaba una hepatitis. Me despertaba yo gritando y bañado en sudor, era simplemente horrible.

También cuando los comentaristas o algún periodista mencionaban en una entrevista que era yo el árbitro mundialista les aclaraba que estaba designado pero que la palabra "mundialista" sólo cabía cuando silbara y rodara la pelota.

Pero no hay fecha que no se cumpla ni deuda que no se pague y finalmente tomé el avión con destino a la ciudad de Dallas, centro de concentración del equipo arbitral.

Cuando iba a abordar, se me acercó un amigo y me dijo que Paolo Casarín, juez en retiro italiano y que sería el jefe de nosotros allá en Texas, había declarado que la inauguración sólo la podía pitar el mejor árbitro del mundo.

Tres o cuatro horas más tarde, al llegar al "Cooper Center", sitio de la concentración, me recibió Mario Rubio, mi amigo querido y me dijo: "Felicidades, llevas el juego inaugural".

Llegó el día, fuimos al "Soldier field", saltamos a la cancha, nos formamos para los himnos nacionales, a lo lejos vi en la tribuna una bandera mexicana que hizo humedecer mis ojos, eché el volado, rodó la pelota y por fin… Me había convertido en árbitro mundialista. Hace 22 años.

apbcarter_1@hotmail.com

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