Cadena de compromiso
No, no consigues dejar el cigarro, ni levantarte temprano, mucho menos aplicarte para ir al gimnasio o terminar tus estudios, los cuales abandonaste hace 3 años y juraste regresar. ¿Por qué te pasa esto?, ¿es normal?, ¿a todos les sucede?
Los propósitos abundan en nuestras vidas y son de diferentes niveles, algunos más sencillos de realizar, otros más complicados. Así también para algunas personas es fácil ir consiguiendo lo que se proponen, pero para otras es casi una tarea imposible, y es que el miedo al compromiso está latente en ellas. Pero, ¿de dónde proviene este miedo?, ¿cómo hacer para superarlo?. El master en psicología, Carlos David Aguilar Meléndez, especialista en hipnosis clínica, terapia infantil y adolescente, psicoanálisis y sexualidad clínica, nos ayuda a despejar todas estas dudas, al explicarnos de dónde proviene el bloqueo que nos impide comprometernos y lograr nuestros objetivos, así como algunas técnicas para salir de él.
El origen
Para empezar a salir de ese 'bache' que no nos permite avanzar en el logro de nuestros objetivos, es necesario conocer dónde esta el origen del problema, para ello, el psicólogo Carlos Aguilar nos explica: “Existe una estructura que se llama estructura tripartita en la mente, la cual consta de 3 partes: el 'ello', el 'yo' y el 'súper yo'. El 'ello' es la parte impulsiva, el 'súper yo' es la parte moral, el cual te dice que está bien y no, mientras que el 'yo' es quien regula los impulsos y la moral. Por ese motivo, cuando hay personas que no pueden cumplir con sus compromisos, se dice que tienden a tener 'debilitamiento del 'yo'”. Este es un ejemplo:
Una persona se ha propuesto realizar ejercicio todos los días. La parte impulsiva dice: “tengo ganas de dormir, mejor empiezo mañana”. El resultado es que la personas no hace ejercicio ese día, y los siguientes sucede lo mismo. En este caso el “ello” es el más fuerte en la estructura.
“Las personas con 'debilitamiento del yo' son impulsivas, su 'yo' no es tan fuerte para tratar de establecer metas, en ese sentido deben mover la parte moral del 'súper yo' y darle seguimiento a lo que quieren lograr”.
En el caso de la persona que quiere ir al gimnasio pero su “ello” se lo impide, debe pensar en las consecuencias que traerá el no hacer ejercicio, por ejemplo problemas de salud, obesidad y sedentarismo, aquí entra la parte moral del “súper yo”, que regula los impulsos.
Estos son algunos ejercicios para fortalecer el “yo” y no permitir que el “ello” sea más fuerte en la estructura mental.
Agenda tu vida
Cuando pretendemos realizar alguna tarea, objetivo o sueño, regularmente las personas acostumbramos a decir: “algún día”, lo que se puede interpretar como un “quisiera y trataré de encontrar el tiempo entre todas mis actividades rutinarias para hacerlo”, pero la realidad es que ese tiempo nunca llega, y la vida prácticamente “se nos va”. Por eso el licenciado Aguilar nos propone plantearnos esas tareas pero estableciendo una fecha: día, mes, año, incluso hora. “En terapia se recomienda ir haciendo registros detallados de las actividades, una especie de agenda que debe ser cumplida en tiempo y forma”, asegura.
El objetivo es apegarse totalmente al plan establecido mediante esa agenda, esto va a traer muchos beneficios en el logro de objetivos, incluso cuando la persona comienza a ver que cumple con las tareas pactadas, va a incrementar su autoestima y esto lo va a motivar para obtener más logros.
El licenciado aconseja tratar de terminar siempre las tareas, aún cuando no sean totalmente “perfectas” de acuerdo a nuestro criterio. El objetivo es terminar y plantearse nuevas metas.
Actuar como si…
Otra de las técnicas que aconseja el maestro Aguilar se llama “Actuar como si…”, la cual es empleada frecuentemente en la terapia cognitivo conductual. Este es un ejemplo.
Va una persona a consulta con un problema de celos. Entonces, se le aconseja 'Actuar como si… no estuviera celoso'. “Es algo muy complicado pero a la vez muy sencillo de realizar”, explica el psicólogo. “Voy a actuar como si no me molestara, aunque yo esté enojado y tenga pensamientos malos sobre la situación. Ese ejercicio de 'actuar como si...', crea en la mente un estado de bienestar, y aunque tú no te sientas feliz o a gusto con alguna situación engañas a tu mente en ese momento, y llega un punto en que la situación empieza a ser normal, automáticamente llega un pensamiento en donde no pasa nada”.
Esta técnica puede aplicarse en muchos casos. Entonces, si tienes un verdadero problema para comprometerte, “actúa como si…” fueras una persona comprometida, cumplida con tus horarios y obligaciones. Tu cerebro poco a poco lo asimilará como una situación normal en tu vida. “Por ejemplo, levantarse para ir al gimnasio, yo voy aunque tenga mucha flojera o ande desvelado, yo voy a 'actuar como si' tuviera ganas, como si esa tarea en particular fuera lo más importante en ese momento”.
Centrarse en la actividad
Para lograr comprometernos, también es recomendable focalizar la atención en la actividad que se está realizando, pues hay personas que están haciendo una actividad, por ejemplo viendo la televisión, pero están pensando en el trabajo, si están con los hijos están pensando en cómo obtener dinero… “El objetivo es que te concentres y te enfoques en algo particular, en tus hijos, en tu trabajo… tratando de hacer consciente que en ese momento no va a haber una solución para lo que tanto te preocupa. Regularmente pensamos que el hecho de estar pensando, pensando y pensando nos va a ayudar a prever el futuro, pero sólo nos está distrayendo del presente”, asegura el psicólogo.
El objetivo de esta técnica es tratar de analizar qué tanto de lo que estoy pensando me va a ayudar en el momento presente. Si realmente es algo que va a dar beneficios, vale la pena hacerlos, de lo contrario se trata de un tiempo nulo o perdido, pues las tareas a las que debo prestar atención en el momento, se van a quedar pendientes, por tanto se debe tomar conciencia del presente y decidir en qué debo centrar mi atención.
Terapias y tipos de personalidad
El psicólogo explica que las personas pueden clasificarse en 3 0 4 tipos de personalidad. Según los teóricos, estas son: la personalidad normal, la neurótica, la limítrofe o 'borderline', personas muy impulsivas con desorden de personalidad y psicóticas, quienes pierden el contacto con la realidad. Hay algunos teóricos que eliminan la personalidad normal pues consideran que todos tenemos algún tipo de neurosis, y de acuerdo a esta clasificación se determina el tipo de tratamiento que requiere una persona.
Quienes se encuentran en la parte normal o neurótica, no necesitan medicamento, sino terapias o psicoanálisis para fortalecer el “yo”, debido a que hay muchos aspectos que no se han hecho conscientes y que impiden a la persona darse cuenta en qué están fallando o por qué actúan de determinada manera.
Las personas limítrofes, regularmente no se medican, pero cuando se diagnostican con este tipo de personalidad, se tiene que trabajar mucho en ellas la parte moral, porque son personas muy impulsivas, y todos sus actos se inclinan hacia ese lado, como gastar mucho dinero, tener mucho sexo, etc. Se tiene que trabajar más con ellas para que regulen mejor su yo, y así cumplan sus objetivos a corto, mediano y largo plazo.
La personalidad psicótica sí requiere la administración de fármacos.
“Si tenemos un problema de falta de compromiso y no sentimos que no podemos solucionarlo por nuestros propios medios, acudir con un especialista ayudaría mucho, en el sentido de que quizás hay aspectos que las personas no hacen conscientes, los cuales podrían estar bloqueando o limitando el poder realmente llegar a los objetivos que se desean. Nunca hay que darse por vencidos”, finaliza el psicólogo.
Desde niños
Según el psiconálisis, el Complejo de Edipo es una etapa del desarrollo del niño en el cual manifiesta un excesivo sentimiento de amor hacia el progenitor del sexo contrario y un sentimiento de rivalidad hacia el del mismo sexo. “Resolver este complejo significaría que el niño renuncia a su mamá, porque prefiere estar con su padre, pues es afín a su género, y en el caso de las niñas se renuncia al papá para irse con mamá y adaptar características de ella”.
La teoría de Sigmund Freud menciona que cuando hay un fracaso en esta etapa y no logra resolverse de manera adecuada, regularmente se queda grabado en el inconsciente de la persona la idea de que siempre va a fracasar. “Esta idea se queda 'anclada' en su mente, y al estar muy arraigada, la persona piensa que a pesar de todos sus esfuerzos, va a fracasar en lo que se proponga”, dice el psicólogo.
Es por eso que muchas personas empiezan a cumplir sus propósitos, van bien y al final, casi al alcanzarlos, abandonan su objetivo y todo lo que habían logrado. “Hay muchas teorías: el psicoanálisis, la terapia cognitiva conductual, la Gestalt, que podrían enfocarse para ayudar a salir adelante a la persona”, señala Aguilar.
Otro aspecto importante en las etapas tempranas del desarrollo es el fortalecimiento del autoestima, pues se debe reforzar a los niños todas las actividades que realizan bien y resaltar todas las características buenas que tienen. “También podemos dejarles a los niños tareas sencillas, acordes a su edad para que puedan cumplirlas, esto les fortalece mucho y les ayuda a sentir y pensar que pueden cumplir con otras tareas. Al ser mayores tienen la seguridad de que pueden cumplir lo que se propongan, pues se les ha reforzado esta idea”.
“En terapia se recomienda ir haciendo registros detallados de las actividades, una especie de agenda que debe ser cumplida en tiempo y forma”.
Carlos David Aguilar Meléndez,
especialista en hipnosis clínica, terapia infantil y adolescente, psicoanálisis y sexualidad clínica