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Opinión - Jaque mate

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Sergio Sarmiento

Este 17 de junio se festejó el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación. La Organización de las Naciones Unidas ha designado un gran número de fechas como días mundiales de una cosa u otra. Dicen los funcionarios que de esta manera generan una mayor conciencia sobre los grandes problemas de la humanidad. Pero yo lo dudo. Los días mundiales trivializan los problemas, los convierten en campo fértil de dogmas y de rechazo del conocimiento científico. Este es el caso del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación declarado por la Asamblea General de la ONU en 1994.

La desertificación, o deforestación, es un fenómeno que desnuda la superficie de la Tierra de vegetación y puede ser muy dañino. Por eso es importante medirlo y conocerlo bien. Los políticos han advertido constantemente a la población del mundo sobre los riesgos y han hecho creer a la gente que la solución es muy sencilla: plantar arbolitos. Esto lo hizo el expresidente Felipe Calderón, cuyo gobierno sembró millones de árboles en el país a un costo enorme. La mayoría se secaron muy pronto. Los árboles no cambian necesariamente un ambiente hostil, pero sí surgen de manera natural cuando el ambiente es propicio.

Las voces que llevaron a la creación del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación en 1994 confiaban, curiosamente, en que el proceso de pérdida de vegetación continuaría de manera indefinida. Muchas organizaciones ambientalistas viven de donaciones generadas por el miedo a un proceso irremediable de deterioro. Su principal interés es que este miedo no desaparezca para que no se sequen las donaciones.

La Tierra, sin embargo, está viviendo un proceso de reverdecimiento. Esto debería ser una buena noticia para todos. Pero, ¿por qué se ha registrado este fenómeno positivo? Por las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera. ¿Le extraña a usted? Quizá porque las organizaciones ambientales sólo comparten con nosotros las malas noticias y los escenarios catastrofistas.

Un estudio publicado en la revista Nature Climate Change en abril confirmó este reverdecimiento. La investigación fue encabezada por el especialista chino Zaichun Zhu y contó con la colaboración de un amplio grupo de científicos de distintos países. El documento demuestra que en más de la mitad del planeta se está incrementando el área verde mientras que la deforestación se limita ya a sólo unos cuantos lugares.

Los investigadores afirman que el aumento de las emisiones de dióxido de carbono, CO2, a la atmósfera es la razón principal del reverdecimiento de la Tierra. Tiene lógica. Las plantas necesitan este compuesto para la fotosíntesis. El aumento del gas en la atmósfera da a la vegetación un ambiente ideal para nutrirse.

El planeta Tierra es un sistema complejo con acciones e interacciones muchas veces difíciles de entender. Los actos del ser humano, por ejemplo a través de la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera, afectan de distintas maneras al planeta. Muchas veces las consecuencias son negativas, pero fenómenos que parecen malos pueden tener también aspectos positivos. La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera está generando el calentamiento global, pero también el reverdecimiento del planeta. Las organizaciones ambientalistas nunca aceptarán la parte positiva, sin embargo, porque esto debilita su negocio.

Twitter: @SergioSarmiento

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