¿Candidaturas independientes magnéticas?
Una de las primeras formas de “ganarme la vida” y que me sirvió para aliviar la de mis paupérrimos padres fue la de obrero tipógrafo. Con ese oficio sobrevivimos algunos años. Algunos más tarde, cuando me la ganaba de otras maneras fui adquiriendo conciencia de lo que significa ser eso, trabajador asalariado, en términos de la economía, de la política, de la sociología y de la filosofía.
Mi temprana y abrupta entrada al mundo de la producción económica y mi gradual adquisición de conciencia de clase proletaria -empezada alrededor de una docena de años después de debutar en el papel de obrero-, determinan ahora mi visión de la vida que no con poca frecuencia se colisiona con la de apreciadas personas que me rodean.
Mi modo de interpretar la realidad tiene esos antecedentes que asumo en la medida de mi desarrollo intelectual. Es un cristal proletario con el que ahora observo lo que sucede en mi entorno inmediato y mediato. Impongo mi subjetividad según esa cristalización versificada por Amado Nervo: “todo es según el color / del cristal con que se mira”.
Así, a la luz de mi subjetividad encuentro como notoria carencia del libro de Jorge G. Castañeda, Sólo así: por una agenda ciudadana independiente, el que no considera la situación real e inmediata de la clase trabajadora ni el modo de producción económica (capitalismo) y sus efectos en la sucesión presidencial de 2018. No se puede dejar de considerar desde el principio que los trabajadores asalariados y una gran masa de votantes padecen controles políticos tradicionales.
Se ha creído y se quiere creer que la clase trabajadora contemporánea no es igual a la que observó Marx y cuya observación le sirvió para crear un sistema que se opone al capitalismo. Según los antimarxistas el trabajador de ahora no es igual a aquél porque no produce lo mismo ni con los mismos medios. Por eso desestiman su papel social transformador. Pero aunque el obrero de hoy no agota su vida en un telar que apenas ha dejado de ser rudimentario gracias a la Revolución Industrial, ni enajena su vida a la vez que compromete su salud durante un largo horario en una mina ni en una fábrica de acero como el de antes, su esencia no ha cambiado, sigue siendo a-sa-la-ria-do.
Es decir, con su trabajo enajenado el asalariado actual sigue produciendo una plusvalía igual a la que producía el obrero que observó Marx aunque su función sea fundir plásticos, ensamblar computadoras o pasarse la jornada laboral tecleando o manipulando el mouse.
El libro de Castañeda plantea que el esquema de impunidad sobre corrupción igual a violación de los derechos humanos se origina en la ineficiencia de los partidos políticos que han ejercido el gobierno. Así cifra el problema que es necesario resolver y en el Epílogo programa soluciones que surgen de “una candidatura presidencial sin partido y única, provista de una agenda ciudadana, de un equipo de campaña y de gobierno y de una planilla de candidatos independientes”.
Después de leer Sólo así: por una agenda ciudadana independiente, ¿qué pensaría, un trabajador aherrojado con las cadenas de la antidemocracia sindical, receloso por la coacción, atemorizado por la represión gremial y por las aún eficaces estructuras de control? ¿Podrá creer que el poder del libro que no considera esos refinados yugos lo guiará hacia su manumisión?
¿La agenda ciudadana independiente tendrá la fuerza necesaria para romper los eficaces y tradicionales aherrojamientos que subyugan a considerable cantidad de votantes? El libro no considera que los partidos más poderosos sí han trabajado con eficacia para mantener y operar mecanismos de control que invalidarían el magnetismo de las candidaturas independientes y sus agendas ciudadanas. Las redes de control siguen actuando.