Confió en que la Carta Magna de la capital se redacte bajo un verdadero compromiso social. (ARCHIVO)
El cardenal Norberto Rivera Carrera se pronunció por que la Constitución de la Ciudad de México sea un documento incluyente, busque la promoción integral de la persona y el bien común, así como que esté al servicio de los más necesitados.
Al clausurar el Congreso “Casita sagrada, templo de la civilización del amor misericordioso de Dios” con motivo del 40 Aniversario de la Consagración de la Basílica de Guadalupe, encomendó a la Virgen los trabajos del Constituyente.
Confió en que la Carta Magna de la capital se redacte bajo un verdadero compromiso social, en un Estado laico capaz de garantizar una base de libertades necesarias para el desarrollo integral de las personas y la convivencia ciudadana.
Al oficiar la llamada Misa de las Rosas, recordó que se celebra como reconocimiento del mensaje que, a través de unas rosas de Castilla, la Virgen de Guadalupe dirigió al obispo Fray Juan de Zumárraga “para reafirmarle que Dios existe y quiere vivir en medio de nosotros”.
También pidió a los feligreses iniciar una intensa peregrinación vital a al santuario, “para llenarnos del amor de Dios por medio de su Madre, Santa María de Guadalupe, y vivir nuestra vida católica con honestidad y constancia, con justicia y paz, con rectitud y amor”.
De acuerdo con la Arquidiócesis de México, la historia del templo se remonta a diciembre de 1531, año de las apariciones en el Tepeyac y el primer obispo Fray Juan de Zumárraga mandó construir una sencilla ermita de adobe, a donde fue llevada la imagen el 26 de diciembre.
Para 1556, la ermita ya era insuficiente, de modo que la mandó ampliar con calicanto el segundo Arzobispo de México, Alonso de Montúfar.
Debido a la creciente devoción a la Virgen de Guadalupe, el Cabildo de la Catedral dispuso, el 29 de agosto de 1600, que la primera piedra de un nuevo templo se colocara el 10 de septiembre, en lo que sería el primer santuario, y esta obra estuvo concluida para 1614.
Con los años, hubo necesidad de un segundo santuario que fue bendecido el 27 de abril de 1709, y aunque el inmueble tuvo modificaciones, es lo que actualmente se conoce como la antigua Basílica Guadalupe.
Sin embargo, al paso del tiempo, presentó problemas estructurales y fue cerrada al culto para ser restaurada, y una vez que concluyeron los trabajos volvió a abrir sus puertas el 5 de mayo de 2009 como Templo Expiatorio a Cristo Rey.
La primera piedra del nuevo santuario se puso el 12 de diciembre de 1974, y la obra fue proyectada por los arquitectos Fray Gabriel Chávez de la Mora, Pedro Ramírez Vázquez, José Luis Benlliure y Alejandro Schonhoefer y el director de la obra fue Javier García Lascuráin.
La estructura descansa sobre más de 350 pilotes de control y tiene capacidad para 10 mil 500 personas si se ocupan las nueve capillas superiores, además, cuenta con un órgano monumental para 16 mil voces.