CERVANTES 400 AÑOS
En días pasados el escritor peruano, naturalizado español, Mario Vargas Llosa cumplió ochenta años. Con este motivo no sólo se festejó con una cena en Madrid, a la que asistió un buen número de personalidades de fama mundial, sino que además un poco antes publicó su más reciente novela "Cinco esquinas" y se organizó un seminario en torno a su obra, con la participación también de personajes muy conocidos en los ámbitos literario y de la política.
Como se sabe, a Vargas Llosa le fue otorgado en 2010 el Premio Nobel de Literatura. A principios de octubre de ese año, cuando se conoció la noticia de que el galardón le había sido adjudicado, al preguntársele sobre el impacto de sus obras, dijo: "espero que éstas tengan el mismo efecto en la vida de los lectores que tuvieron en la mía escritores como Cervantes y Gustave Flaubert."
Desde luego no fue ni ha sido ésa la única ocasión en que el célebre escritor sudamericano ha reconocido, y no sólo él sino en general los más notables autores de la moderna literatura occidental, incluidos los galardonados con el Premio Nobel, la influencia determinante que en su respectiva obra tuvo Cervantes, y en particular El Quijote.
En la magnífica edición conmemorativa del IV centenario de la aparición de la I Parte de El Quijote, publicada en 2005, de la que se imprimieron más de un millón de ejemplares, la Real Academia Española encargó a Vargas Llosa escribir la presentación del volumen. Preparó al efecto un excelente ensayo que tituló "Una novela para el siglo XXI".
Pues bien, en esa presentación y en consonancia con su título, dice de El Quijote que es "un libro moderno" a pesar de los cuatro siglos que ya han transcurrido desde que vio la luz primera. Explica su idea así: "La modernidad del Quijote -dice- está en el espíritu rebelde, justiciero, que lleva al personaje a asumir como su responsabilidad personal cambiar el mundo para mejorar, aun cuando, tratando de ponerla en práctica, se equivoque, se estrelle contra obstáculos insalvables y sea golpeado, vejado y convertido en objeto de irrisión".
"Pero también -sigue diciendo de El Quijote Vargas Llosa- es una novela de actualidad porque Cervantes, para contar la gesta quijotesca, revolucionó las formas narrativas de su tiempo y sentó las bases sobre las que nacería la novela moderna. Aunque no lo sepan, los novelistas contemporáneos que juegan con la forma, distorsionan el tiempo, barajan y enredan los puntos de vista y experimentan con el lenguaje, son todos deudores de Cervantes".
Precisa aún más: "Esta revolución formal que significó el Quijote ha sido estudiada y analizada desde todos los puntos de vista, y, sin embargo…evoluciona con el paso del tiempo y se recrea a sí misma en función de las estéticas y los valores que cada cultura privilegia".
Y pensar que el inmortal alcalaíno, por la mala fortuna que le siguió siempre como su sombra, jamás tuvo en vida el reconocimiento que su obra debió merecer. Tan mala era su suerte, que uno de sus infinitos biógrafos ha escrito que de haberse establecido en su tiempo el Premio Cervantes, sin duda lo habrían otorgado primero a Lope de Vega. Y a él tal vez … nunca.
