CERVANTES, 400 AÑOS
En 1976, hace cuarenta años, el escritor mexicano Carlos Fuentes, fallecido en 2012, publicó un librito de apenas 110 páginas que tituló "Cervantes o la crítica de la lectura". En realidad se trata de una colección de trabajos previos del autor -conferencias y artículos periodísticos- sobre Cervantes y su obra, en particular El Quijote, en relación con las circunstancias de España durante los siglos XVI y principios del XVII, es decir, en tiempos de Cervantes.
En el siguiente artículo haré propiamente una reseña de ese libro de Fuentes. Por ahora, la idea es poner de relieve un aspecto específico de tal obrita, sobre la que se entiende es la tesis central de la misma.
Por ser importante para el presente comentario, cabe señalar que en un texto de advertencia que el autor pone al inicio de su libro, menciona los lugares en que dictó las tres conferencias que éste incluye y el nombre del diario capitalino que publicó su serie de artículos, que denominó Tiempo Hispánico, pero se abstiene de informar sobre sus respectivas fechas. Sin embargo, por la datación que hace al final del libro, se entiende que fueron entre julio de 1972 y agosto de 1976.
En el primero de los doce capítulos del libro, seguramente el último en redactarse, Carlos Fuentes plantea el propósito de éste. Lo hace consistir en "reflexionar sobre los factores (de todo tipo que)…ingenua e irónicamente, hipócrita y críticamente, se dieron cita en las páginas de Don Quijote a fin de ofrecernos, en definitiva, una nueva manera de leer el mundo: una crítica de la lectura que se proyecta desde las páginas del libro hacia el mundo exterior".
De entrada, Fuentes afirma que "el autor de Don Quijote era un consumado hipócrita que supo disfrazar sus constantes ataques contra la iglesia y el orden establecido bajo el manto de la locura de su ingenioso hidalgo, sin dejar de profesar constante y pública fidelidad al catolicismo romano y sus instituciones" (p. 13)
En otro pasaje sentencia: "Si nos atenemos al texto del Quijote, es imposible decir que Cervantes el ingenio no sabía lo que hacía, o que Cervantes el hipócrita sabía más de lo que decía. El texto nos habla de un escritor inmerso en un extraordinario combate cultual" (p. 35)
En línea con lo anterior, Fuentes propone que "La lectura moral del Quijote, en vez de ser impuesta desde arriba por el autor, circula por la criba de las múltiples lecturas de múltiples lectores que están leyendo una obra que está criticando sus propios presupuestos artísticos y éticos. Al radicar la crítica de la creación dentro de la creación, Cervantes ha fundado la imaginación moderna".
Entonces pues, según el autor, en el fondo de todo esto aparece la hipocresía, del hipócrita Cervantes. Como lo vimos en artículos anteriores, quien primero, en 1925, hizo tal planteamiento fue Américo Castro en su monumental libro "El pensamiento de Cervantes", lo cual cimbró al mundo intelectual hispánico. Si bien luego se hizo notar que ya anteriormente, en 1914, se había adelantado en tal señalamiento Ortega y Gasset, aunque sin mucho eco.
Pues bien, en su librito hay cuatro diferentes pasajes en los que Fuentes cita a Américo Castro. En uno sólo insinúa, sin darle el debido crédito, de haber sido éste quien propuso medio siglo antes la tesis esa de la hipocresía de Cervantes. Y menos aún menciona que cuatro años antes de la publicación del libro de aquél, Américo Castro, en 1972, modificó radicalmente su posición respecto de la hipocresía atribuida al autor de El Quijote, como también vimos en el artículo anterior.
Es posible, aunque no creíble en un intelectual de la talla de Carlos Fuentes, que al menos durante los tres años posteriores a la publicación de la segunda edición de "El pensamiento de Cervantes", tan esperada después de casi cincuenta años de la primera, no haya tenido noticia alguna de ella. Saque cada lector su propia conclusión.
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