Hace algunas semanas el Ayuntamiento de Torreón aprobó por unanimidad el Reglamento para los Propietarios o Poseedores de Animales Caninos y Felinos. Los regidores han expresado que se trata de una legislación municipal de vanguardia y así lo han confirmado diversas organizaciones protectoras de animales. No lo creo así, se olvidó tratar lo referente a los perros bravos o de ataque que merecen una regulación especial a la que se otorga al resto de los canes.
Ya lo expusimos en otra ocasión, estas razas de perros, entre las que se encuentran los pitbull, rottweiler, bull terrier y doberman, son producto de experimentos humanos de manipulación genética para crear, intencionalmente, verdaderos monstruos y poderosas armas que han cometido funestos y macabros ataques a muchas personas y ¿saben qué?, la gran mayoría de estos casos quedan impunes.
Así las cosas, no puede hablarse de un reglamento de avanzada cuando, además, no existió una verdadera consulta ciudadana y vecinal para recoger la diversidad de criterios sobre el tema, ni tampoco se observó una buena técnica legislativa, pues diversos artículos -quizá los más importantes- resultan inconstitucionales; por ejemplo, en el título destinado a las sanciones, varias de sus disposiciones, después de hacer la lista de las que se impondrán a quienes "violen" el reglamento, que van desde una amonestación hasta una sanción económica, terminan con un texto que dice: "Lo que considere pertinente el Tribunal de Justicia Municipal o su equivalente", lo cual resulta violatorio a la garantía del debido proceso que exige a la autoridad motivar y fundamentar su resolución que, para el caso, no está prevista ninguna norma que legitime al juez en su proceder. Esto y nada es lo mismo.
No obstante lo anterior, los regidores prometieron abrir un espacio dentro de los dos primeros meses de aprobado el reglamento para recibir propuestas, a fin de enriquecer el texto legal, por lo tanto, propongo públicamente que se sometan a la mesa de análisis los siguientes puntos con relación a las razas bravas ya mencionadas:
Un registro obligatorio y puntual con el cual se identifique al propietario y al perro;
La contratación, a cargo del propietario, de un seguro de daños contra terceros para garantizar a la víctima, o bien, a sus familiares el pago de la indemnización correspondiente;
La imposición al propietario de una pena corporal con independencia de su responsabilidad administrativa, civil y penal, cuando el perro lesione a un tercero; y
Normar la crianza y adiestramiento de estas razas violentas.
En algunos países europeos se prohíbe la tenencia de esta clase de canes. No soy partidario de la cultura de la prohibición, pero lo señalo para destacar la seriedad con la que se tratan estos asuntos en sociedades desarrolladas con la finalidad de garantizar los intereses y seguridad colectiva.
Regidores de Torreón: Los lamentables sucesos registrados recientemente en nuestra sociedad exige tratar el tema con seriedad. No degraden el sublime arte de legislar para convertirlo en un acto teatral. No tergiversen su importante función en una práctica mundana y mediocre para evadir la realidad, ocultar la necesidad y fomentar una sociedad de máscaras.
Con todo respeto los exhorto a legislar con integridad, aprueben reglamentos sencillos y de fácil aplicación, consulten la legislación de vanguardia y tomen lo propio para adecuarlo a nuestras necesidades particulares, ¡pero mucho cuidado!, no copien, porque de ser así, el resultado será como sembrar orquídeas en nuestros campos algodoneros.
*Notario Público
