¿Cómo tratar una convulsión?

La convulsión de acuerdo con los especialistas en la salud es un síntoma transitorio caracterizado por actividad súbita de una actividad eléctrica anormal en el cerebro que genera situaciones físicas peculiares como la contracción, distensión repetida y temblorosa de uno o varios músculos de forma brusca y generalmente violenta.

Cuando una persona sufre una convulsión el principal objetivo que se debe considerar al prestarle auxilio es el evitar que se lesiones protegiéndola de una caída y recostarla en el piso en un área segura alejada de los muebles u objetos cortantes. Se recomienda colocar un cojín o almohada para que descanse la cabeza.

Se le deben aflojar las prendas de vestir ajustadas, sobre todas las que se encuentran alrededor de su cuello y voltear hacia un lado su cabeza en caso de que se presente vómito y éste sea aspirado hacia sus pulmones.

Así como permanecer al lado de la persona hasta que se recupere o llegue asistencia médica profesional, vigilando mientras tanto sus signos vitales como pulso y frecuencia respiratoria.

Si la crisis convulsiva ocurre con fiebre en un lactante o un niño, se recomienda refrescar gradualmente con agua tibia.

Por lo general, los ataques o convulsiones se pueden clasificar en simples que no cambia el nivel de conciencia o complejos que a diferencia del primero si lo cambia. También se pueden clasificar como generalizados que afectan todo el cuerpo o focales que afectan sólo una parte o un lado de éste.

Entre las causas más comunes por las que una persona puede sufrir convulsiones se encuentran, la epilepsia, el alcoholismo, la intoxicación o abuso de drogas y la abstinencia de las mismas. Así, como los accidentes cerebrovascular, enfermedades cerebrales, la presión sanguínea muy alta, mordeduras o picaduras venenosas, el bajo nivel de azúcar en la sangre y la meningitis, entre otras.

Los principales síntomas que presenta una persona con crisis convulsiva van desde un desmayo leve seguido de un período de confusión, la caída repentina, babeo o secreción de espuma por la boca, los espasmos musculares incontrolables con contracciones o sacudidas de las extremidades, apretar los dientes, gruñir o roncar y la asfixia.

Algunas persona puede presentar síntomas de advertencia previos al ataque, que pueden consistir en miedo súbito, ansiedad, náuseas, síntomas visuales o vértigo.

Cuando una persona sufre una convulsión se recomienda seguir los siguientes pasos:

1.- No se debe restringir a la persona.

2.- No se debe colocar objeto alguno entre los dientes de la víctima durante una crisis convulsiva, ni siquiera los dedos.

3.- No se debe mover a menos que se encuentre en peligro o cerca de algún riesgo.

4.- No se debe tratar de hacer que la víctima deje de convulsionar, ya que él o ella no tiene control sobre la crisis convulsiva y no es consciente de lo que está sucediendo en el momento.

5.- No de debe administrar nada por vía oral hasta que las convulsiones hayan cesado y ésta se encuentre completamente despierta y alerta.

Se debe informar al médico sobre cualquier tipo de convulsión incluso si ésta es leve, si la persona no despierta o presenta un comportamiento anormal después de la crisis, si llega a presentar dos o más convulsiones seguidas y si tuvo la convulsión en el agua.

Las personas afectadas por epilepsia o convulsiones recurrentes deben visitar regularmente al médico para que ajuste el medicamento o dé otras instrucciones. Aquí es muy importante que los miembros de la familia observen y lleven un diario de todos los ataques para así obtener el tratamiento adecuado.

Si es la primera vez que una persona presenta una convulsión o un nuevo tipo de convulsión, se debe llevar al paciente de inmediato con el médico ya que estos síntomas pueden ser indicativos de una condición mortal, como un accidente cerebrovascular o meningitis (inflamación del tejido delgado que rodea el cerebro y la médula espinal, llamada meninge).

Asimismo, se recomienda que las personas que sufran de convulsiones no controladas eviten conducir vehículos automotores y montar bicicleta sin compañía.

Además, a una persona que sufre dicho padecimiento se le aconseja dormir bien y mantener un horario lo más regular posible, así como tratar de evitar el tener demasiado estrés, cerciorarse de que su casa sea segura para ayudar a prevenir lesiones cuando se presente una convulsión. Mantener las puertas del baño y de las habitaciones sin llave y evitar que estén bloqueadas. Y tomar únicamente duchas.

No se debe bañar en tina debido al riesgo de ahogarse durante una convulsión. Y al cocinar que gire las manijas de la olla y las cacerolas hacia la parte posterior de la estufa. Reemplazar todas las puertas de vidrio ya sea con vidrio de seguridad o plástico.

La mayoría de las personas con convulsiones pueden y deben tener un estilo de vida activo, sin embargo, aún así debe planear por adelantado los posibles peligros de cierta actividad, como el no realizar ninguna actividad en la que la pérdida del conocimiento resulte en un riesgo para su vida. Las actividades seguras incluyen el caminar, trotar, realizar excursionismo y deportes que no sean de contacto. Además de usar un brazalete de alerta médica y hacer del conocimiento de familiares, amigos y compañeros de estudio o trabajo sobre su trastorno convulsivo.