En la década de los sesenta la presencia de un joven boxeador desafiante exmedallista olímpico por los EEUU acaparó todos los reflectores Cassius Marcellus Clay llegaba al profesionalismo para encarar al mundo entero, una vez abandonado el olimpismo incursiona en los semipesados con una asombrosa agilidad, velocidad y potencia impropia de su división, la visión y el consejo de Ángelo Dunde su manager hicieron que su carrera tuviera un meteórico avance, al grado de compararlo tempranamente con los legendarios Joe Louis y Rocky Marciano, dueños absolutos de las divisiones mayores, sus predicciones cumplidas la mayoría sobre el round en que derrotaría a sus adversarios crearon climas de expectación por el alarde, provocando incluso en un principio cierto grado de antipatía por un sector del público, las lanzas se trocaron por rosas al ver que el gran bocón no sólo cumplía sus profecías, que además lucía en sus triunfos, en rounds completos en los que no era alcanzado por la ofensiva adversaria, la leyenda crecía hasta y hacía que crecieran en el joven campeón alardes propios de una egolatría impresionante, sus triunfos entraban en polémica por la forma de humillar dentro y fuera del ring a sus oponentes, Patterson y Liston fuera víctimas propicias para un tremendo boxeador invencible desde cualquier ángulo, su trascendencia migró a otros campos, primero el religioso y posteriormente político, su conversión religiosa y su liga con personajes políticos como Malcom X y su posterior negativa a enrolarse en el ejército hicieron que su de por si controversial figura creciera, años de cárcel y su eterna compañera la polémica hicieron que su regreso contra Jerry Quarry fuera muy esperado, fue un Ali distinto, su carrera cambió, hubo otras peleas más hasta llegar a un encuentro mixto contra un luchador japonés, Antonio Iñoki, posteriormente peleó en todos los continentes creando un mercado de grandes sumas de dinero que darían entrada a los encuentros de pago por evento, pero vendrían en lo que sería su última etapa encuentros contra Joe Frazier, épicas peleas de interminable rivalidad, Ken Norton y George Foreman, su antiguo sparring, poco a poco su efectividad menguó hasta llegar a su despedida.
El mal de Parkinson lo aquejó, pero no disminuyó el reconocimiento y el cariño de los amantes del pugilismo, su presencia en la inauguración de los juegos olímpicos, ya con signos notorios de la enfermedad hicieron a propios y extraños reconocer la trascendencia del ídolo que hoy es leyenda, mi admiración para este gran boxeador a quien seguí desde niño.
Y en el mismo tema del Box, que gusto ver el triunfo de nuestro campeón Cristian Mijares, quien superó los últimos rounds con tremendo corte, mostrando su gran clase, ¡Felicidades y hasta la próxima!
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