Hoy en día, las organizaciones se mueven bajo los ámbitos de creación y destrucción de valor, conceptos que no se refieren sólo a un elemento competitivo, sino a un componente de supervivencia y de ahí la necesidad de contar con medidas sencillas y convincentes de desempeño financiero, ya que cuando una compañía no genera una rentabilidad atractiva, pierde interés ante inversionistas y corre el riesgo de desaparecer.
Como bien sabemos, en la actualidad está jugando un papel preponderante la denominada nueva economía, la cual es impulsada por el uso intensivo del capital intelectual en la creación de valor y por esta razón, las políticas económicas de los países desarrollados están orientadas a invertir en investigación y desarrollo tecnológico, educación y sistemas nacionales de innovación; logrando que la generación de conocimiento se traduzca en innovación, vinculada al sistema productivo y comercial, creando productos y/o servicios con alto contenido intangible que generen valor a las organizaciones y en consecuencia impulsen a la economía nacional.
Bajo este contexto, en el modelo económico actual, el conocimiento aplicado a la producción y/o servicios ha sido el principal elemento para aumentar la productividad y la competitividad de compañías. Por tal motivo, la innovación y el capital intelectual son factores claves para las empresas que quieren ser competitivas en un cambiante mercado global. De esta forma, firmas como Google y Apple, han apostado por la innovación, revolucionando el mercado con productos y/o servicios con un alto contenido de intangibles y en consecuencia, con un alto valor.
Todo ello nos dice que el paradigma económico ha cambiado; para las empresas es más valioso el papel que juegan los intangibles en la creación de valor que la máquina empleada en la producción. Por tal razón, las grandes compañías (Google, Apple, Microsoft y Facebook, entre otras) no sólo usan el conocimiento para generar información; sino que lo emplean para innovar constantemente sus productos y servicios, dándoles un valor agregado que los distinga de sus competidores y los coloque de líderes en el mercado.
Hoy, vivimos en el mundo de la nueva economía, basada principalmente en los intangibles, donde se fomenta la habilidad de inventar e innovar, con el fin de generar nuevas ideas que se conviertan en productos y/o servicios de valor agregado, es por ello que la preponderancia de los activos intangibles es cada vez mayor, ya que se requieren de herramientas, tecnología y conocimientos técnicos que permitan a las organizaciones ir hacia adelante y asegurar el patrimonio de sus inversionistas y diversos "stakeholders".
Recordemos que para generar valor en una empresa, se requieren dos elementos: generar flujo de efectivo libre y que el flujo de efectivo sea suficiente para pagar el costo de capital ponderado por la empresa; para comprender cómo se alcanzan estos objetivos, es primordial entender que las organizaciones están creando valor de formas nuevas, utilizando activos y combinaciones de activos hasta ahora no reconocidos bajo sistemas tradicionales de contabilidad y no cuantificables dentro de estos esquemas. Esto representa una nueva realidad, que ninguna compañía puede ignorar, es decir, los negocios tendrán que adoptar un nuevo modelo sobre cómo crear valor.
Por tanto, cabe hacer una introspección y preguntarse: ¿cuál es el modelo de negocio que ha adoptado su organización para enfrentar el reto de la nueva economía?, ¿cuál su estrategia para innovar? ¿cuáles son las claves del éxito para generar valor en la nueva economía?
Todos y cada uno de estos elementos podrán ser analizados en el Simposium IMEF Ciudad de México, a realizarse en septiembre próximo, donde la idea principal es la creación de valor en la nueva economía, por lo que invertir y gestionar en capital intelectual, innovación y nuevos modelos de negocios son fundamentales para alcanzar el éxito.