(Cuarta y última parte)
Estimular la imaginación de los más pequeños, cantar y escribir para ellos, se convirtió en el proyecto de su vida, sin que ello implicara jamás abandonar sus aficiones personales. Él supo fusionar en su oficio de compositor todos las experiencias e inquietudes que adquirió durante tantos años; tenía interés en la música, la historia, los idiomas, la literatura, la geografía y principalmente en la ciencia: biología, física y química, pero sobre todo la astronomía, dentro de la cual el área que más le gustaba era el cálculo y no tanto estar espiando al cielo con el telescopio.
Se deleitaba con la comprobación de movimientos estelares mediante operaciones matemáticas. La Astronomía era para él una canción de escritorio, con lápiz y papel y la música, con todas las formas que él explotó, es a fin de cuentas también matemáticas. Los conocimientos adquiridos por el estudio le dieron material para poder hablar y su capacidad de observación crítica y humor, marcaron el sello de su trabajo.
Su decisión de mantener la calidad de su proyecto, defendiendo en todo momento su honestidad, le implicó sacrificios, pero mantuvo la satisfacción de darle la forma que él consideró pertinente y que le valió trascender a tantas generaciones.
Su sensibilidad y afecto forjaron el retrato de un padre amoroso, que cantaba en un tiempo en que los hombres tenían poca oportunidad de mostrar sus sentimientos.
Cri-Crí, El Grillito Cantor, dejó de trasmitirse el 30 de julio de 1961. Fue el último programa hecho totalmente en vivo en la XEW, la emisora que lo vio nacer.
En 1963, surgió un proyecto para cine basado en la vida del Maestro Gabilondo Soler, aunque el desenlace se desvió en gran medida de la historia real por cuestiones comerciales, guarda un espíritu emotivo que muchas generaciones de mexicanos recuerdan y albergan en sus corazones. Cri- Crí fue interpretado por el primer actor Ignacio López Tarso y de manera inusual en una película, el compositor accedió a aparecer en pantalla en la escena final, que fue filmada en un homenaje de los tantos que se le hicieron, pero a los cuales rehuía.
En 1968, Televicentro lo invitó a formar parte de un nuevo programa, ahora por televisión. Se grabaron doce episodios, en los que se mostraba una escenografía y una coreografía con niños, distinta para cada canción que iba a ser interpretada. Fue un proyecto que se inició en blanco y negro y vivió la transición a la televisión que actualmente conocemos, a color; sin embargo, al ser gente de radio, Gabilondo no se sintió satisfecho y el proyecto duró tan sólo unos cuantos meses.
Francisco Gabilondo Soler fue Miembro Fundador de la Sociedad de Autores, Compositores y Editores de Música (hoy Sociedad de Autores y Compositores de México), a la que se adhirió por una cuota de dos pesos, el 1 de enero de 1940.
El repertorio de Cri-Crí incluye 228 canciones y composiciones, 120 de ellas grabadas, más de 300 personajes y 3,560 páginas de textos y cuentos. Uno de los aspectos más interesantes de sus canciones es que por ser un producto de la radio, fomenta enormemente la imaginación de aquellos que la escuchan. Las ventas en discos representan más de diez millones de unidades desde 1949 a la fecha.
FRANCISCO GABILONDO SOLER recibió visa permanente para ingresar al País de los Sueños el 14 de diciembre de 1990, mientras dormía tranquilamente en su casa de Texcoco en el Estado de México a la una con cuarenta minutos de la tarde.
Sus canciones aun son escuchadas en la actualidad y la película que narra su vida, que tan bien fue interpretada por ese gran actor, don Ignacio López Tarso, todavía la vemos por televisión, sobre todo en este mes de abril, dedicado a todos los niños del planeta. (Abril del 2016).