Gómez Palacio y Lerdo Violencia Gómez Palacio Buen Fin Gómez Palacio

CRÓNICA GOMEZPALATINA

La terrible inundación del río Nazas en 1968

MANUEL RAMÍREZ LÓPEZ, CRONISTA OFICIAL DE GÓMEZ PALACIO

Segunda Parte

Terminamos el artículo anterior señalando que la situación se había complicado gravemente, una brecha de más de tres metros de extensión a la altura de la colonia El Campestre y los límites con Lerdo, permitió el ingreso de cientos de metros cúbicos de agua por segundo, provocando que la parte sur del municipio gomezpalatino empezara a inundarse y, en consecuencia, en poco tiempo la colonia Las Rosas sufrió los embates del líquido que continuó su marcha irrefrenable buscando su cauce original, provocando que la colonia Santa Rosa quedara bajo las aguas del Nazas.

Todas las previsiones que se habían hecho con anterioridad por parte de la Secretaría de Recursos Hidráulicos, eran consideradas como críticas y graves para la ciudad de Torreón, asegurando que todas las colonias de la parte baja sufrirían irremediablemente una fuerte inundación, señalando el área que se ubica entre el puente del río Nazas y el Canal del Coyote, hasta la terminación norte de la colonia Ampliación Los Ángeles, incluida la propia colonia, la Moderna, la 28 de Abril, El Arenal, la Esparza, la Nazario Ortiz Garza, Felipe Ángeles, Aguirre Benavides, Francisco Villa y Cuauhtémoc, a las cuales se esperaba un ingreso de una lámina de agua de aproximadamente un metro de altura.

En conferencia de prensa celebrada el sábado 14 de septiembre en el Salón de Cabildos de la Presidencia Municipal de Torreón, convocada por el titular de la misma, Don Rodolfo Guerrero González, en la cual el Ing. José Hernández Terán, titular de la dirección de Recursos Hidráulicos en el país, manifestó que ningún vecino de las mencionadas colonias debía permanecer en su domicilio después de las trece horas del día siguiente, en la inteligencia, que de no hacerlo voluntariamente, serían desplazados por la fuerza federal para evitar la pérdida de vidas.

El señor Braulio Fernández Aguirre, gobernador del estado de Coahuila, permanecía al tanto de lo que estaba sucediendo en la comarca, y al darse cuenta que en las vecinas poblaciones de Francisco I. Madero y San Pedro de las Colonias se había agotado el combustible, de inmediato gestionó que Petróleos Mexicanos enviara abasto suficiente tomando en consideración que el golpe del agua, iba en esa dirección, rumbo a la Laguna de Mayrán y se preveía la emergencia de una movilización general de la población en ambas comunidades.

En paralelo, se ordenó la preparación y el envío de miles de despensas a todos los municipios afectados por la problemática, contando con la estrecha colaboración de la Distribuidora Conasupo, de Torreón, por órdenes de su director, profesor Carlos Hank González.

Por su parte, el gobernador de Durango, Ing., Alejandro Páez Urquidi, festejaba la noche del 15 de septiembre su toma de posesión, y al ser entrevistado y cuestionado sobre el motivo por el cual no se cancelaba la fiesta y se acudía en auxilio inmediato de los laguneros. Se asegura que contestó a los reporteros que “el gobierno no era casa de beneficencia”. Frase lapidaria para un pueblo en sufrimiento, que quedó para la historia como reflejo de la calidad humana del mandatario, en su primer día de gobierno. Por el contrario, en la región lagunera, había un ambiente de total solidaridad. Estudiantes de la Escuela deMedicina de Torreón, se preparaban para prestar sus servicios en los lugares donde hiciera falta. Empresas, como la Embotelladora de Coahuila, camioneros, taxistas, agricultores y ganaderos, constructores, líneas de transporte y pobladores de las comunidades afectadas se declaraban dispuestos a ofrecer su colaboración, junto con miles de estudiantes y voluntarios llenando cientos de costales de arena para reforzar bordos de protección. Por su parte los ferrocarriles, pusieron a disposición cientos de vagones vacíos para trasladar a la gente desalojada de sus hogares y que sirvieran como viviendas provisionales. También de la Ciudad de México, se enviaron quinientos cincuenta vagones con el mismo fin, para toda La Laguna.

El día dieciséis de septiembre, fueron suspendidos los desfiles conmemorativos de la Independencia Nacional. Por la tarde, las colonias El Consuelo, Las Rosas y El Campestre, de Gómez Palacio, habían sido desalojadas en su totalidad.

La única vía de comunicación entre las ciudades del área conurbada, era el puente sobre el río Nazas, y para atravesarlo, se requería de una hora por el creciente congestionamiento.

Las compras de pánico, provocaron la voracidad de algunos comerciantes, lo que obligó a la intervención de las autoridades para sancionar los abusos de tenderos, y de taxistas que elevaron arbitrariamente sus tarifas aprovechando la situación de caos que imperaba, ya que el estado de alarma prevalecía. Sin embargo, los habitantes duranguenses de la margen izquierda del río, aunque con bastante opresión y angustia, pero en completo orden, sacaban sus muebles, ropa de abrigo y otros bienes para llevarlos a lugares más seguros.

La evacuación era incontenible y trajo como consecuencia, que las autoridades tuvieran que reforzar la vigilancia para evitar saqueos y actos vandálicos, a fin de tranquilizar a las personas que abandonaban sus propiedades. Los rondines de las fuerzas militares por los diversos rumbos de las ciudades y poblados, trataban por todos los medios de brindar la ayuda necesaria, recomendando mesura y tranquilidad a los habitantes.

En la parte de Coahuila, el mando estaba a cargo del general Antonio Romero y Romero, Comandante de la 6ª Zona Militar y del coronel JorgeMéndezMedellín Comandante del 16 Regimiento de Caballería. Por el lado de Durango el coronel Benjamín Ortega Ruiz Jefe del 4º Sector Militar en Gómez Palacio. Todos ellos desarrollando múltiples actividades en beneficio de los pobladores de las áreas urbana y rural, reforzando con la gente a su cargo y con voluntarios las defensas en las márgenes del río, para que la inundación solamente se limitara a las zonas indefendibles por su situación topográfica.

El área metropolitana estaba pasando por múltiples penurias, con el cierre casi total de carreteras entre Matamoros y Emiliano Zapata, en la ruta a Saltillo; entre Bermejillo y Ceballos, rumbo a Jiménez, Chih.; en la curva del Japonés y Los Puentes Cuates, con dirección a Durango, México y Mazatlán. En el campo del municipio de Lerdo, fueron evacuados los poblados de El Rayo, La Loma, 6 de Enero, San Jacinto, Salamanca, Juan E.

García, Sapioriz, Carlos Real y Las Piedras, sufriendo la caída de sus casas de adobe y carrizo, siendo además total la pérdida de cosechas de tomate, algodón, maíz, hortalizas, forrajes, y muchas bajas de animales vacunos, caprinos y de corral, dependiendo ahora para su subsistencia de la ayuda que se les pudiera proporcionar.

Idéntica situación se vivía en el resto de los municipios laguneros.

Un gran despliegue de fuerzas de apoyo fue montado para auxiliar a todos los damnificados de la zona de la comarca lagunera, entre ellos, una flotilla de treinta aviones de la Asociación de Pilotos de La Laguna, coordinados por el capitán CarlosMuñozcano, jefe de la Tercer Región de Inspección Aeronáutica, mismos que se encontraban acuartelados en el antiguo aeropuerto. El citado jefe, hizo un llamado a los pilotos de su jurisdicción en Durango, Coahuila, Zacatecas, Chihuahua y Ciudad Juárez, para que también colaboren llevando elementos de ayuda a las poblaciones que se encontraban aisladas, y que solamente por la vía aérea podían ser abastecidas. Por parte de la Secretaría de Gobernación se pusieron a disposición del Gobierno del Estado, 15 aviones y dos helicópteros, cuya operación fue coordinada por las autoridades militares. Por su parte la Secretaría de Turismo del Gobierno Federal, puso a disposición siete radiopatrullas equipadas con sistema de comunicación de banda lateral única, con alcance mayor a los tres mil kilómetros para que se ubicaran en los poblados donde había mayor concentración de personas y que podían ser auxiliadas por personal capacitado en primeros auxilios médicos y labores de protección civil, a cargo del afamado grupo de los Ángeles Verdes.

Por su parte, los sampetrinos atravesaban por un aflictivo estado de emergencia.

Los que inicialmente fueron evacuados hacia la estación Talía, estaban sufriendo carencias muy marcadas de alimentos, agua y medicinas, por lo que suplicaron a las autoridades a cargo del plan emergente, para que de la manera más oportuna se les surtieran los víveres que con tanta urgencia requerían.

Al agudizarse la crisis, por el desplazamiento forzado de más de sesenta mil habitantes de San Pedro al sitio denominado Puerto de Ventanillas, ubicado por la carretera a Cuatrociénegas a varios kilómetros de la ciudad sampetrina.

Siendo en ese lugar donde se presentaron las primeras muertes de infantes, dos de ellas, por males gastrointestinales y un niño, víctima de la mordedura de una víbora de cascabel.

En esos campamentos, las autoridades de la Policía Federal de Caminos y de la Secretaría de Turismo “Ángeles Verdes”, se hicieron cargo de la coordinación inicial del programa emergente de auxilio, tomando en consideración que eran los primeros organismos oficiales en el sitio, agregándose a los elementos del ejército para lograr el buen funcionamiento de las actividades de ayuda y colaboración a los damnificados.

(Continuará.)

ramlom28@ hotmail.com

Leer más de Gómez Palacio y Lerdo

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Gómez Palacio y Lerdo

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 1224338

elsiglo.mx