Pánfilo Reyes Aguilar, al centro en compañía de su prolífica familia por la segunda década del siglo XX.
Después de la revolución de 1910 a 1918, los negocios de mercadeo quedaron completamente en la ruina en la ciudad de Lerdo marcándose una tenue mercadotecnia, la cual se sostenía con una raquítica economía que sufría la comunidad como resultado de esas luchas sangrientas que dejaron muerte, carestía y desolación. No fue hasta el año de 1920 en que las actividades comerciales vuelven a revivir con la confianza de los comerciantes de este lugar, reactivándose así los nuevos albores de las actividades comerciales y uno de estos precursores lerdenses del desarrollo del comercio en Ciudad Lerdo, fue don Pánfilo Reyes Aguilar, quien logró establecer una de los centros abarroteros más importante de la región.
Don Pánfilo Reyes Aguilar, nació en el año de 1886 y vivió por la Avenida Coronado, entre Allende y Cuauhtémoc de Ciudad Lerdo, y a principio del siglo XX desde muy joven se inició al diario peregrinar por el trabajo en el oficio de compuertero en la Presa de San Fernando en esos tiempos en que provenían grandes avenidas de agua por el Río Nazas. Siendo a partir del año de 1914 en plena revolución mexicana, comienza su gran trayectoria como comerciante exponiendo en la banqueta maíz al menudeo en una de las esquinas del mercado Donato Guerra por la avenida Reforma (hoy Madero) y calle Aldama, exhibiendo en el suelo el producto y midiéndolo por kilos en un cajón que tenía una regla. Habiendo tenido éxito en su vendimia don Pánfilo Reyes consideró casarse en el año de 1916 con la dama lerdense María Beatriz Carrillo, procreando una familia numerosa de 13 hijos: José Concepción +, José Cruz, Alejandro, Tomasita +, Benigno +, María Elena +, María del Socorro +, Cutberta, María Antonia, María Beatriz y Margarita Consolodación, además Severita + y Antonia +.
Como fue creciendo el negocio del grano Don Pánfilo Reyes se fue consagrando como un buen comerciante, decidiéndose entonces hacer sus compras directamente con los productores agrícolas de la región acompañado con otros compañeros comerciantes. Muy de madrugada se iban a encontrar a los carretones que transportaban los granos y otras mercancías a la entrada de lo que se conoce como el Puerto de los Soldados al poniente de la ciudad, donde hoy pasa la moderna autopista, logrando con esto, que sus ventas las hicieran al mayoreo y además del menudeo. Sus ingresos aumentaron y los clientes demandaban más productos, razón por la cual don Pánfilo se trasladaba al centro de abastos de Torreón a suministrarse de mercancías. En aquel entonces todos los comerciantes adquirían su mercancía para vender en la Ciudad de Lerdo, transportándola de Torreón por medio de animales de carga atravesando el río Nazas. En 1927 Don Pánfilo fue socio fundador e integrante de la primera Cámara de Comercio.
Con el tiempo y dado a su don de gente e inteligencia, logró hacer una gran imagen competitiva, contando con una clientela que lo favorecía, es por eso que el 30 de diciembre de 1947, compra una casa a Juana Méndez de Rivera, ubicada en la entrada oriente del mercado, local con 2 piezas, cuyo terreno media 10.70 mts. de frente por 6.90 de fondo. En el año de 1939 uno de sus hijos de nombre José Concepción, a quien llamaban de cariño "Chonito", había terminado sus estudios de Contador Privado y se le unió a su padre auxiliándolo en la tienda de abarrotes, posteriormente José Cruz, apoyando en la atención a la clientela y contrato al Sr. Abraham Rodríguez como chofer, aumentando así el personal existente. Poco después el comercio de Lerdo emprende un nuevo vuelo con nuevos actores de la economía y Don Pánfilo Reyes Aguilar estableció una de las tiendas abarroteras más florecientes en Ciudad Lerdo, a la que denominó "La Reynera".
El giro principal del negocio fue la venta de maíz a granel en el nivel de mayoreo, además del trigo y de abarrotes al menudeo. En esa época utilizaban un mostrador ancho de madera (de palo hueco), donde acondicionaban un cajón de regular tamaño para vaciar el maíz y de ahí se despachaba a la clientela, midiéndole los granos en litros de 1, 2 y 3, (Hoy kilos) en un pequeño cajón de madera. En esos recipientes de madera guardaban también el azúcar, la cual partían con una pequeña hacha porque se recibían en pilones prensados. Todavía no se conocía el aceite vegetal ni la manteca del mismo material, mucho menos la americana, se carecía de muchos artículos, únicamente los de canasta básica como: el frijol, maíz, azúcar, arroz, galletas, café puro. Es así que se acercaban los marchantes solicitándoles a Chonito o a Don Pánfilo de esta manera: ¡Me da tres centavos de azúcar y dos de café!, además tres centavos de arroz y tres de manteca de puerco o cerdo, y se las vaciaban en cazuelitas o jarritos de barro. Después empezaron a llegar la poca latería fina del extranjero, que consistía en la famosa portola de salmón muy bueno, sardinas que venían de Portugal y las angulas, esta última costaba a $ 4.00 pesos cada una. Posteriormente se expendía un alto número de mercancías comestibles del país.
Cuando despachaban mercancía suelta lo hacían en papel estraza o de papel periódico en alcatraces, o envoltura llamada de medio cubo, igualmente cuando la clientela compraba una gran cantidad de mandado se les obsequiaba el populoso "pilón", que se componía de cacahuates y golosinas que se los entregaban en alcatraces bien llenos. Por ese tiempo empezaron a salir los aparatos de pesas de medir consistentes en las fieles o balanzas de dos platillos de bronce o en básculas con capacidad hasta de 120 kilos. Al haber sido don Pánfilo un hombre de éxito extendió su centro comercial casi a la esquina de la calle Aldama. En ese entonces existía otra tienda denominada Abarrotes "La Barata", que se dedicaba al mercadeo de granos, propiedad de Don José García Alba, que estaba por la entrada oriente del mercado Donato Guerra frente a la tienda "La Reynera" de don Pánfilo Reyes, a dichos comerciantes con el tiempo los llegaron a conocer con el nombre de los "maiceros".
Para las ventas de mayoreo del maíz y el trigo, a Don Pánfilo le solicitaban pedidos desde Monterrey y Saltillo, y otras partes del país, para lo cual aprovechaba el servicio de transporte de los tranvías eléctricos de Lerdo a Torreón, que precisamente tenían las vías de cambio de su regreso enfrente de su negocio. Ahí cargaba los grandes carros americanos con capacidad de 50 toneladas o carros mexicanos con 40 toneladas. En 1946 don Juan Valdepeñas dueño de la botica "La Profesa" le contó a don Pánfilo su sueño de construir una capilla para honrar a la Guadalupana, proyecto que secundó la idea de construir una capilla dedicada a la Santísima Virgen de Guadalupe en la Loma de la Colonia San Isidro, fue un gran colaborador y donó materiales y efectivo,
La gran tenacidad y éxito en la administración de su negocio, logra darle a su familia educación y bienestar, logrando un sin fin de satisfacciones, sus hijos e hijas se casaron, dándole una gran felicidad de ver nacer y crecer a un gran número de nietos, Don Pánfilo Reyes, murió en el año de 1966, a la edad de 70 años, casi toda su vida vivió por la avenida Coronado y Aldama. Para 1977 la floreciente tienda de abarrotes La Reynera cerró sus puertas, siendo sus hijos José Concepción y Alejandro quienes la abrieron con otro nombre y en diferente ubicación.