Dibujo en pirograbado de la representación de la Misión de Casta y ubicación en plano de 1787.
Fue San Juan de Casta el punto de partida de la colonización y desarrollo de su gran territorio, donde tuvo huella la obra moral y civilizadora de los misioneros jesuitas y franciscanos, que gracias a sus esfuerzos se inculcaron a los pobladores naturales los cimientos de la civilización por medio del evangelio y la religión cristiana. En este lugar que representaba un oasis muy singular en el desierto, lleno de prosperidad y belleza por su gran abundancia de agua, con frondosos y tupidos bosques, árboles de varias especies en la parte del río y en sus alrededores de las sierras una gran vegetación de fauna y flora correspondiente a esta zona semiárida. Fue aquí don se dio el origen de nuevos pueblos que vinieron hacer la composición de las tierras que comprende nuestro Municipio de Lerdo, como la Hacienda de San Juan de Casta fundada por el capitán dragones Víctor Mijares, el 30 de octubre de 1630, en esa misma fecha con San Juan de Avilés (Cd. Juárez, Dgo). Y la colonización continúa con el pueblo de La Goma, fundado por el jesuita Jacinto Fernández el 10 de marzo de 1621 y posteriormente el pueblo de San Jacinto fundado el 17 de octubre de 1696. Por consiguiente con nativos de la Hacienda de San Juan de Casta fundan en 1799 el Rancho de San Fernando, antecedente de Ciudad Lerdo, Dgo.
Durante los años de 1580 el padre jesuita Juan Larios, en su peregrinar por estas tierras vírgenes con asombrosa vegetación y recorriendo todo el cauce del Río de las Palmas como originalmente se le llamaba al lagunero Río. En las aguas que corrían habían varias especies de pescado, sorprendiéndole al sacerdote Larios el sistema de que se valían los nativos para pescar, ya que para él era completamente desconocido las "nasas" que los indígenas utilizaban a la perfección, fue entonces que el jesuita lo bautizó con el nombre de Río de las Nazas, y que en la actualidad así lo conocemos.
Para colonizar nuestro territorio comarcano fue necesario 30 años de excursiones peligrosas, efectuadas por los religiosos franciscanos y jesuitas, todas en plan de reconocimiento a las tierras laguneras, cuya conquista no fue nada fácil pues se vieron obstaculizadas en varias ocasiones por la agresividad de los feroces embates de los indígenas, después de haber logrado abatir enormes dificultades por estos valientes religiosos arribaron a estos históricos lugares.
Por el año de 1594, el Padre Jerónimo Ramírez hizo su primera visita a Cuencamé, describía ya a los indígenas laguneros en un estado salvaje, primitivos, sin pueblos, ni agricultura, ni más trato que con los españoles que en sus rápidas excursiones de buscadores de minas venían de Saltillo o iban a Mapimí. Comentando también que los Tepehuanes del oeste miraban con despreció a los indios laguneros, los cuales ya gozaban de mucha cultura y aún los zacatecos del sur que habían ido a trabajar a las minas de Zacatecas o a las estancias españolas, donde bastantes de ellos recibieron el bautismo, aunque sin instrucción alguna.
En ese mismo año el padre Jerónimo Ramírez y el P. Juan Agustín de Espinoza, viajaron desde Cuencamé hacia estas tierras laguneras atravesando el Río de las Nazas, pasando por rancherías que se encontraban en las riberas del río, hasta llegar a las Lagunas y al Valle de Parras, recorriendo un total de 35 leguas, es decir 190 kilómetros. Fueron los indígenas de estas regiones quienes recibieron pacíficamente a los padres, teniendo sus moradas que se localizaban en tres sitios: a orillas del Nazas, en las lagunas, o en las serranías cercanas a estos sitios. En esa época existían los indios Tamazultecos que habitaban en la región Sapioriz ubicado cerca del Cañón de Fernández, se consideraba que tenían conocimiento del cultivo del maíz, frijol y chile, pero además del algodón, irrigando esos cultivos derivando agua del propio río, dándole más importancia a ese asentamiento llamado Sapioriz.
Es indiscutible que la conquista política y económica, no hubiera sucedido sin la conquista espiritual no sólo en las Nueva Vizcaya sino en la Nueva España en general, la conversión masiva de los indios a la religión de los conquistadores, en la que ninguna expedición se realizaba sin la presencia de uno o varios misioneros encargados de atraer a los indígenas, sustrayéndolos de sus comunidades y trasladándolos a los nuevos centros de población donde eran convertidos a la religión católica, de acuerdo con instrucciones generadas desde las dirigencias militares y eclesiásticas, acompañándolos un cronista general de las expediciones. En ese principio el Capitán Antón Martín Zapata por el lado militar y el Padre jesuita Juan Agustín de Espinoza por el lado espiritual, realizan desde el pueblo de Cuencamé, la conquista de las tierras de San Juan de Casta y Mapimí, que representan la Comarca Lagunera de Durango, y la parte de Parras del Estado de Coahuila.
Los misioneros jesuitas que incursionaron a la parte del Río Nazas buscando parajes para fundar nuevos pueblos en el territorio que actualmente es el municipio de Lerdo. Es así que recorriendo por el margen del río de las Nasas, fueron descubriendo hermosísimos sitios llenos de árboles, una mayor vegetación y un clima excelente. Siendo el padre Juan Agustín de Espinoza, en ese tiempo superior de la Misión de Cuencamé, dependiente de la residencia del Guadiana (Durango), donde tenía como superior al Padre Francisco Ramírez. En un tiempo se pensaba que Juan Agustín era misionero español de la Compañía de Jesús y natural de Pamplona, España, sin embargo según investigaciones del Padre Gerard Decorme afirma que el mencionado misionero era natural del Real de Minas, Zacatecas, hecho confirmado por el historiador Agustín Churruca.
En la expedición a las tierras laguneras Juan Agustín venía acompañado por el Capitán Antón Martín Zapata de la parte militar y algunas familias indígenas; quienes llegaron al Río de las Nasas para fundar un pueblo cristiano. En ese recorrido encuentran un paraje muy frondoso, bello y estratégico, un punto a orillas de la margen izquierda del caudaloso río Nazas, que bañaba en la antigüedad esas tierras que producían vida, con hermosas serranías, gran vegetación y tierras fértiles. Ese sitio que hoy se encuentra aproximadamente donde hoy cruza actualmente el puente de la autopista que va a Durango, ubicado a la altura del poblado León Guzmán, o sea a l5 kilómetros al sur de Cd. Lerdo, Dgo., en ese lugar Juan Agustín constituyó el Primer Asentamiento Humano de la época colonial, creando un pueblo cristiano el día 6 de Mayo de 1598, el cual fue denominado Misión de San Juan de Casta.
El nombre de la Misión emane del sacerdote Juan Antonio de Casta, originario de Oviedo, Provincia de Asturias, España, quien acompañaba a la caravana de colonizadores que dirigía el Padre Juan Agustín, así mismo el misionero Juan Antonio quedó encargado de la nueva población formada por 40 familias, integradas por tlaxcaltecas que fueron traídas por el misionero Juan Larios desde Saltillo, indios Zacatecos y algunas de origen español. En esta Misión el Padre jesuita Juan Agustín de Espinoza, celebró el primer evento religioso del Santo Sacrificio de la Misa, al pie del Santo Cristo Señor de los Pobres, el 24 de junio, con motivo del día de San Juan, fecha en que se recuerda el martirio del Evangelista en la Puerta Latina de Roma, donde según la tradición fue arrojado en un perol de aceite hirviendo del cual salió sin lesión alguna.