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CRÓNICA LERDENSE

Tranvías de Villa Lerdo a La Estación del Ferrocarril

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JOSÉ JESÚS VARGAS GARZA, CRONISTA OFICIAL DE LERDO

En aquella época, la entonces Villa Lerdo de Tejada, era el emporio lagunero de toda actividad comercial, agrícola y social: los únicos medios de transporte se reducían a los coches, carrozas, carretelas, bogues, etc., para pasajeros y la clásica "carreta" tirada por bueyes quedaba destinada a la conducción de mercancías. En aquel entonces se utilizaba una vereda llamada el camino real que se aprovechaba como vía para dirigirse hacia la Estación Lerdo, por donde se deslizaba entre el río Nazas y el Tajo Lavín, comunicación que en las grandes y seguras avenidas anuales quedaba interrumpido por largos días, ya que las aguas del Río y las del Tajo, formaban una sola unidad. Habiendo problemas al tránsito de los carros de atracción animal coches que era conducidos por El auriga, llamándose así al conductor, quien vestían el típico traje charro con su enorme jarano y el imprescindible azote.

Fue así como se dio "un sueño romántico creado por las hadas", que por arte de magia se crea un remolque acondicionado con ruedas metálicas sobre una vía estirado por cuatro mulas, siendo el primer transporte de pasajeros creado en Villa Lerdo, y el único en la Comarca Lagunera, al cual pusieron el nombre de "Tranvía de Mulitas", que hacía su recorrido a la Estación denominada "Lerdo" (Gómez Palacio). Fue precisamente cuando se planta el Ferrocarril Central Mexicano, se aprobó la concesión del 27 de octubre de 1883 por la legislatura de Durango para establecer tranvías en la municipalidad de Mapimí, como fue de Mapimí a la Estación del ferrocarril del mismo nombre (Hoy Bermejillo) y de la Villa Lerdo, a la Estación Lerdo, (hoy Gómez Palacio) concedidas al Sr. Jesús Mesta y socios.

Existe el testimonio que dio a este nuevo sistema de transporte urbano un valor jurídico empresarial en un documento fechado en la Villa Lerdo, de julio de 1888, dirigido al Gobernador del Estado Juan Manuel Flores, por los comerciantes y empresarios Ángel Hernández, Francisco Belden y Hugo Francke, donde le informan de la formación de una sociedad anónima por medio de escritura pública, para constituir un Ferrocarril Urbano que, una a la Villa con la Estación Lerdo del Ferrocarril Central. Ángel Hernández Luengas, era un próspero empresario de Villa Lerdo, propietario de algunos coches donde trasladaban el dinero perteneciente a los préstamos que otorgaba a diferentes hacendados.

Para la fundación de dicha sociedad se formaría con capital social de sesenta mil pesos, de seiscientas acciones de a cien pesos, cada una. Se manifestaba que el negocio que iniciaban era de resultados prometedores para los accionistas, en virtud del gran tráfico que existía en las poblaciones; razón por la cual invitaban al Gobernador Juan Manuel Flores para que participara en la Compañía con acciones. Quedando abierto el registro de las mismas en las casas comerciales de los señores H. Francke y Cía. y Hernández Hnos., Sucs. Fue así como se les ocurrió la conformación de una sociedad para la explotación de un servicio urbano de Tranvías de tracción animal, que para tal efecto se conformó un camino en el cual se tendió la vía férrea.

En ese tramo de Lerdo a la Estación del Ferrocarril se plantaron álamos a los lados, se construyeron puentes en los canales de riego. Las oficinas, administración y corral de mulas, se encontraban en un triángulo ubicado a la entrada norte de Villa Lerdo, en lo que hoy son las calles de Matamoros y Madero, donde se remudaba la bestia mular de cada "corrida". Cada vez que iniciaban el recorrido a los coches les cambiaban las mulitas por otras descansadas. Poco después su terminal la ubicaron en la entrada en lo que hoy es el Parque Guadalupe Victoria. En este lugar subía el pasaje y tomaban la calle del camino real, a la que bautizaron como calzada Lerdo (Bulevar Miguel Alemán) para dar vuelta en la calle Independencia (Hoy Calzada Agustín Castro) luego con rumbo a la Estación Lerdo, (Gómez Palacio). En esta terminal habían acondicionado un corral para que descansaran los animales de las remudas, denominada así, al animal que releva en el trabajo a otro que está cansado.

El progreso de este sistema urbano de pasajeros, se difundía en los periódicos de aquel tiempo, como "La Luciérnaga, que se publicaba en la Villa de Lerdo, dice en su edición del 8 de septiembre de 1889, donde informa que: "cuatro plataformas con rieles para los tranvías están ya en la estación de aquel lugar. El Periódico "La Idea" de 1892, creado por lerdenses, daba ya las crónicas cotidianas que se presentaban en el acontecer histórico, como en su ejemplar No. 5, del 1o. de mayo de ese año, la siguiente noticia: "En la cantina del hotel Bella Unión, dos escandalosos dispararan sus armas; después montaron el tranvía, armaron nuevo escándalo con el conductor, hirieron al administrador de la Compañía don Miguel Gutiérrez y fueron a dar a la Estación Lerdo". En esta misma edición dice: "En Estación Lerdo (de los Ferrocarriles) pagado por comerciantes de Gómez Palacio, los domingos por la tarde ponen su nota de alegría con sus audiciones y la Cía. de Tranvías lleva y trae gratis a los músicos".

El mismo periódico "La Idea" en su No. 8, edición del 15 de junio de 1892, se hace el comentario: "Crítica a los "caballeros" que viajan en los tranvías por su lengua irrespetuosa para las damas". Esos testimonios dan cuenta de que el "El Tranvía de Lerdo" daba la prestación del servicio de pasajeros ya en esa época. Otro hecho histórico de este antiguo transporte es el que narra Illarramendi Flores en su artículo de los "Dormidos de Lerdo", en el cual manifiesta: "Corría el año de 1892, del 23 de junio, la visita del C. Gobernador del Estado de Durango, Don Juan Manuel Flores...; "...Y en los tranvías de tracción animal, llegó el Gobernador con todo su séquito de admiradores, originarios de distintas partes menos nativos de Villa Lerdo de Tejada...".

En 1887 y todavía en 1889, aparte de los Tranvías existía otro tipo de transporte de viajeros de la próspera y bullanguera Villa Lerdo, centro entonces de la Comarca Lagunera. Este era el tráfico de pasajeros especialmente a Estación Lerdo, que se hacía por medio de dos guayines y un coche que había en la primera de las dos poblaciones. Previo aviso del servicio, el coche estirado por animales recogía al pasajero de su domicilio con todo y triques si iba de viaje, y enfilaba su recorrido por la calle (Hidalgo) del costado norte de la Plaza de Armas de Lerdo y terminando en el Puente sobre el Tajo Lavín, pasando éste, torcía al norte tomando al camino que corría entre el bordo derecho de dicho tajo y la margen izquierda del Nazas, pasaba por el desaparecido Rancho de Santa Rosa, a la mitad del camino entraba al pueblo de la Estación, (Gómez Palacio) por la calle que mejor le pareciera al cochero y lo dejaba frente a la Estación; con un recorrido de cinco kilómetros por el rodeo; tiempo: media hora; valor del pasaje veinticinco centavos persona.

El acarreo de mercancías de la Estación del Ferrocarril, tanto a los comercios de Gómez Palacio como a los de Villa Lerdo, se hacía por medio de carritos guayines. Los fletes de la semilla de algodón la transportaban a las hacienda y ranchos en carretas de bueyes. La medida de peso para el recibo y liquidación de dicha semilla, era la carretada de 1,250 kilogramos. Con tunará.

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