Doctor en Casa

¿Cuánto pesan las emociones?

Cuando el estado de ánimo y la mala alimentación dañan la salud.

70 por ciento de la población mexicana adulta cuenta con algún grado de sobrepeso.

70 por ciento de la población mexicana adulta cuenta con algún grado de sobrepeso.

Roberto Iturriaga

Los problemas de peso dejaron de ser un asunto estrictamente físico hace varios años, los avances en la medicina y la ciencia en general nos han permitido saber que la salud es un tema integral, no se trata solamente de recetar un medicamento para combatir una enfermedad, sino de realizar “tratamientos con diversos enfoques”, de tomar en cuenta el aspecto psicológico de cada paciente.

De esa forma surgieron especialidades, técnicas nuevas y colaboraciones en las que el sobrepeso se ha tratado de controlar entre la población, aunque en muchos países el éxito de esos intentos ha sido más que cuestionable.

En México se estima que cerca del 70 por ciento de la población adulta cuenta con algún grado de sobrepeso, mientras que la situación ha escalado en los últimos años también contra los menores de edad, con datos que apuntan a más de un 30 por ciento de incidencia entre quienes tienen de 3 a 14 años; a nivel mundial el panorama no es menos adverso, pues según la Organización Mundial de la Salud (OMS), contabiliza a unas 2 mil millones de personas con ese padecimiento, es decir, uno de cada 12 seres humanos en el planeta.

¿Esas cifras significan que en el mundo se tienen problemas dietas emocionales negativas?

Tanto la Organización Mundial de la Salud, como la Secretaría de Salud en México creen que así es; incluso han diseñado diversas estrategias para que especialistas como psicólogos y nutriólogos, puedan abordar el fenómeno desde los sectores público y privado de salud. Los médicos ahora sabrán que para comenzar un tratamiento pueden apoyarse en otros planos.

“Creo que en las décadas pasadas se perdió mucho tiempo dejado de lado el problema de la obesidad, no se tenía una idea clara sobre las causas y consecuencias médicas de una mala dieta, ahorita nuestro trabajo es entender los motivos que tienen las personas para alterar sus hábitos alimenticios, para comer algunas cosas que les hacen daño y al mismo tiempo las hacen sentir bien… es un tema similar al de las drogas, si es que lo analizamos detenidamente”, asegura Elizabeth Estrada, psicóloga conductual.

La especialista indica que, al menos en México, las malas dietas se ven casi siempre influenciadas por factores como el estrés, la ansiedad, la depresión y la baja autoestima, en la mayor parte de las ocasiones. Una persona con alguna de las alteraciones psicológicas anteriores será más propensa a alimentarse de forma inadecuada, y en casos más graves, desarrollará alteraciones como la bulimia, la anorexia o la vigorexia.

La comunidad médica considera que se trata de una alimentación inadecuada cuando no se logran consumir las nutrientes necesarios para poder realizar las actividades diarias, o bien si se consumen en exceso alimentos que a la larga causarán un aumento en los niveles de azúcar, colesterol, sodio y otros elementos similares.

Estrada explica que más del 70 por ciento de los pacientes con dietas alteradas por sus problemas emocionales saben que sus hábitos “no son correctos”, sin embargo han desarrollado una conducta determinada que los lleva a seguir comiendo lo que no necesitan o lo que los hace sentir bien; destacan los alimentos con alto contenido calórico: las grasas, dulces y harinas, pues aportan al cuerpo energía inmediata y en algunos casos ayudan a elevar los niveles de endorfinas, hormonas encargadas de mejorar el estado de ánimo.

Sin embargo, en ciertos casos los mismos problemas de depresión, baja autoestima y ansiedad se encuentran provocados precisamente por la imagen que tienen los pacientes de sus propios cuerpos, ante la insatisfacción de un sobrepeso u obesidad deciden ingerir alimentos para sentirse “felices” de nueva cuenta, un círculo vicioso que será complicado de romper por medios propios.

“Para tener una dieta adecuada se necesita tener una gran dosis de claridad mental, de determinación y de seguridad, una persona con una dieta emocional negativa tendrá una gran dificultad para sacar todas esas virtudes a flote, definitivamente se necesita pedir ayuda a un psicólogo para resolver eso primero, luego pueden ir a todos los consultorios que quieran”.

Elizabeth Estrada se refiere a los casos de personas que acuden a decenas de médicos, nutriólogos, vendedores de productos milagro y gimnasios en busca del aspecto perfecto o la salud óptima, pero eventualmente terminan frustrados al regresar a sus viejos hábitos de autodestrucción a través de la mala alimentación.

A pesar de todo el dinero que se gaste, de todas las opiniones que se reciban, si no existe un autoestima sólido será complicado cambiar los hábitos de consumo. El cambio empieza por la mentalidad y se refleja en el aspecto físico.

Por supuesto, no hablamos de un cambio de la noche a la mañana, tampoco de una fórmula mágica que resuelva toda la situación, se trata de un proceso de reconstrucción de la imagen propia y que comienza con la aceptación del problema.

La misma Secretaría de Salud en México recomienda evitar cambios drásticos en los hábitos de vida, se deben de evitar bajas de peso en periodos cortos, además de ir sustituyendo gradualmente algunos alimentos altos en azúcares y grasas por otros ricos en fibra. Además de que se recomienda mejorar el estado de ánimo con una mayor activación física, una pequeña caminata de 30 minutos al día puede ser perfecta para comenzar con el cambio de actitud.

Si el tema mental es aún más grave, un psicólogo podrá ayudar en el diseño de una rutina diaria para salir del ciclo de autodestrucción, nunca se deben de intentar polvos, pastillas o artículos que prometan situaciones que rayen en la fantasía, pues sólo incrementarán el grado de frustración del paciente.

LA IMPORTANCIA DE UNA VIDA SANA

Verse bien y tener una buena autoestima son buenos motivos para llevar una dieta apropiada, pero definitivamente no son los más importantes. Las consecuencias físicas por contar con obesidad y sobrepeso van mucho más allá de sólo tener esos padecimientos.

La Organización Mundial de la Salud detalla que contar con algún grado de obesidad y sobrepeso conllevan un riesgo considerable de tener otros padecimientos más graves, entre los de mayor incidencia se encuentran la diabetes mielitus tipo 2, la hipertensión arterial, cáncer, osteoartritis y diversas enfermedades cardiovasculares, la mayoría con incidencia progresiva. El panorama es tan negativo, que desde hace años se considera a la obesidad como una epidemia en términos de consecuencias médicas.

La misma OMS advierte que al menos el 49 por ciento de todos los pacientes que desarrollan obesidad morirán por algún mal relacionado al sistema cardiorespiratorio, además de que su esperanza de vida se reducirá entre 5 y 15 años, esto sin tomar en cuenta que la calidad de vida será muy inferior en caso de sufrir alguna trombosis o infarto. Las cifras son devastadoras para quienes ya son víctimas de la obesidad, pero definitivamente serán fatales si no se intenta cambiar de estilo de vida.

“Creo que es difícil resolver los problemas emocionales, pero se tiene que tomar en cuenta que si la salud se pierde ya no habrá remedio… la ventaja que tenemos nosotros como psicólogos es que siempre hay segundas oportunidades, por eso hay que valorar nuestros cuerpos, son lo único que de verdad es nuestro”, indica Elizabeth Estrada.

Para la especialista, el peso de las emociones puede ser una desventaja si no se cuenta con una mentalidad positiva, pero también puede ser un aliado en la batalla contra de eventuales padecimientos mortales.

“Para tener una dieta adecuada se necesita tener una gran dosis de claridad mental, de determinación y de seguridad, una persona con una dieta emocional negativa tendrá una gran dificultad para sacar todas esas virtudes a flote”.

Elizabeth Estrada,

psicóloga conductual

Especialistas de la Secretaría de Salud señalan que comer de tres a cinco porciones de frutas y verduras por día, dan los mismos resultados que ofrecen dietas o jugos especiales para bajar de peso y a un menor costo.

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