Se trata de una pintura variable formada por noventa y cinco piezas pintadas al óleo sobre papel fotográfico, vinilo e imanes, sobre panel metálico pintado. (MUSEO REINA SOFÍA)
Realizada por el artista brasileño de São Paulo, Öyvind Fahlström, hacia el año 1967, Curva de la vida n.º I, Ian Fleming, es la obra de la semana elegida para dar gusto visual a todos los amantes del arte.
Se trata de una pintura variable formada por noventa y cinco piezas pintadas al óleo sobre papel fotográfico, vinilo e imanes, sobre panel metálico pintado.
Esta obra, señala Carmen Fernández Aparicio del Museo Reina Sofía, es un ejemplo claro "del distanciamiento respecto al pop autóctono mediante una nueva articulación entre arte y vida" que ofreció Fahlström.
Y es que cabe recordar, detalla la experta, que en su aproximación a la cultura popular, "Fahlström, a diferencia de los artistas pop, no se limitó a utilizarla como repertorio iconográfico, sino como base estructural y lingüística de sus obras. Hizo suyos los procedimientos del cómic y la ilustración para crear una obra que conjugaba aspectos lúdicos y políticos".
En este sentido, una de sus mayores aportaciones, agrega, "fueron las pinturas variables compuestas por figuras recortadas en vinilo de posición cambiante, que convertían el cuadro en un objeto vivo".
Actualmente, Curva de la vida n.º I, Ian Fleming, obra que demuestra lo dicho arriba de Fahlström, forma parte de la colección del Museo Reina Sofía.