El expresidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, fue nombrado ayer ministro de la Casa Civil de la presidenta Dilma Rousseff, cargo con el cual obtiene el fuero que lo libraría de la acción del juez que lleva la trama de corrupción de Petrobras en la cual está involucrado.
Pero además del fuero, con este puesto, una especie de primer ministro o jefe de gabinete, se convierte de facto en la mano derecha de Rousseff en el gobierno de Brasil. El anuncio fue realizado pasado el mediodía a través de un escueto comunicado, después de intensas negociaciones que iniciaron la noche del martes.
"Lula acaba de aceptar la invitación para ser ministro de la Casa Civil. Es una decisión de alta envergadura y de interés nacional", anunció posteriormente el líder del Partido de los Trabajadores en la Cámara Baja, Afonso Florence. Con su nuevo estatus, el expresidente, acusado por la Policía de estar involucrado en el caso Petrobras, gana un grado de aforamiento. A partir de ahora sólo podrá ser juzgado por el Tribunal Supremo Federal y no por el juez Sérgio Moro, instructor principal del caso.