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De amores eternos, historias de la vida real

Karla, Tony y Zoé. (ESPECIAL)

Karla, Tony y Zoé. (ESPECIAL)

GABRIEL ACOSTA

Karla tiene 28 años, al entrar a la sala de su casa se observan rayones en la pared blanca. Al principio parecen ser aislados pero si se le sigue la pista con mirada se observan más. En otro cuarto se escucha la televisión, al parecer están pasando caricaturas.

No pasa un minuto y se presenta la autora de las rayas y el ruido. La pequeña Zoé, apenas despierta, llega a la habitación y se esconde detrás de su joven madre ante mi presencia.

Karla y Tony

Karla y Tony se conocieron hace 8 años en un antro de la ciudad que era exclusivo de música grupera. Años después ese lugar terminaría siendo atacado en medio de la violencia intensa que vivió la Comarca Lagunera. Ellos no lo sabían. Tampoco sabían que esa noche marcaría el inicio de toda una vida.

“Yo iba a acompañar a mi hermana y unas amigas y él iba a acompañar a su prima a buscar a su novia. A ninguno de los dos nos gustaba esa música pero fuimos por azares del destino”.

Karla cuenta que Tony no dejó de observarla en toda la noche. “Yo me hacía la loca porque no quería un novio que le gustara esa música”. Él la invitó a bailar pese a que ninguno de los dos sabía hacerlo y consiguió su número de teléfono. Lo que Tony no sabía es que el número de su futura esposa era falso.

“Yo no quería un novio que le gustara esa música” enfatiza Karla y agrega: “Nunca imaginé que iba a ser el amor de mi vida”.

Tony insistió y se presentó al mismo lugar hasta que coincidió con Karla y tras varias salidas, los dos comenzaron a ser novios.

“Teníamos gustos similares. A los dos nos gustaba el rock clásico como Led Zeppelin y The Doors. Nos gustaba la misma comida y los mismos carros. Incluso coincidimos en los mismos conciertos”.

Cuenta Karla que su etapa de novios duró un año y medio, tiempo en el que no se dejaron de ver ni un día de la semana, hasta el 14 de febrero, día que Tony le propuso matrimonio.

“Come on baby, light my fire”

El 14 de febrero de 2008, Torreón recibió la visita de una de las bandas más emblemáticas y legendarias en la historia del rock: The Doors. Aunque Karla no lo sabía, ninguna canción superaría lo que esa noche iba a pasar.

“Tony estaba nervioso antes del concierto, yo pensé que era porque no quería ir”. Al ritmo de Light my fire, Tony se arrodilló y le dijo a Karla que si quería encender su fuego.

“Yo estaba muy feliz porque sí quería, aparte ya se había tardado mucho” comenta Karla entre risas.

HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE

Tiempo después y decenas de rosas acumuladas mes tras mes, Karla y Tony se casaron. “Él quería vestirse de blanco en la boda pero al final Dios lo iluminó y no se vistió así. Aunque sí se puso sus converse blancos” señala Karla.

En la luna de miel, los dos viajaron a Guanajuato y bailaron en cada bar a ritmo de salsa, country, música electrónica y reggae.

“El recuerdo más bonito de la vida de casados fue cuando salió positiva la prueba de embarazo ya que estuvimos intentando mucho tiempo ser papás. Perdimos un bebé cuando teníamos dos años de casados y el niño tenía cuatro meses de gestación”.

Dos semanas antes de saber la noticia de que serían padres, Tony se enfermó de gripe y tos.

“Fuimos a ver a muchos doctores y ninguno sabía qué darnos aparte de tés e inyecciones. Después una doctora dijo que Tony tenía algo en los pulmones y que necesitaría rayos X.”

Una vez ahí, los dos descubrieron que Tony tenía un tumor del tamaño de una pera.

“Los doctores no me querían decir porque estaba embarazada. Yo entré con la doctora, le dije que me explicara y al ver su rostro supe que no habría cura”.

“Siempre he sido muy católica y religiosa y lo único que hacía era rezarle y dejar que Dios decidiera. No había otra opción”.

PAULA ZOÉ

En medio del caos y la tragedia, Karla y Tony tuvieron un respiro al ver por primera vez el ultrasonido de la persona que los convertiría en padres.

“Vimos cómo latía su corazoncito. Fue algo bueno dentro de todas las cosas malas que estaban pasando. Yo tenía miedo porque sabía que mi hija podría no tener padre, pero tenía que ser triplemente fuerte: por ella, por él y por mí”.

Karla relata que en ese momento el doctor no pudo determinar el sexo del bebé, aunque Tony le comentó al ginecólogo que sería una niña, que estaba seguro de ello.

Tras el progreso de la enfermedad, Tony perdió la batalla contra la vida.

“Mi mundo se deshizo, todas nuestras metas y sueños se habían venido abajo. Era mi compañero de vida. Renegué mucho con Dios, le grité muchas cosas, estaba muy enojada con él. Yo tenía en mí la esperanza de que algo pasara y no pasó.”

“Del mismo dolor vendrá un nuevo amanecer”

— Gustavo Cerati

El rostro de Karla se apaga por un segundo y en otro se vuelve a iluminar al tener en mente los recuerdos de Tony.

“Pienso en él y sonrío. Cualquier cosa, cualquier lugar, cualquier canción me lo recuerdan. Escucho sus videos -porque tengo muchos—y siento como si aquí estuviera. Nunca en la vida me voy a topar con alguien como él”.

Zoé cambió mi vida completamente. Al principio no la quería tocar porque tenía miedo a deshacerla. Pasaron alrededor de dos meses y medio en los que mi hija no tuvo madre porque estaba viviendo mi duelo,

Dejé de comer, perdí 24 kilos. Mis familiares me decían que yo también me iba a morir. Llegó un día en el que me dije a mí misma: ¿y mi hija qué?, tanto que se la pedí a Dios. Me di cuenta de que estaba siendo desagradecida. Aunque él se fue, me dejó una parte de sí en ella.

Relata Karla cómo cambió su mundo desde que Zoé entró a su vida.

“Empecé a tener más responsabilidades. Saber que yo estoy aquí no sólo por mí, sino por ella. Aparte está hermosa mi hija. No sólo cambió mi vida, sino la de todos aquí en mi casa. A todos los trae locos”.

Zoé sale de su habitación y es levantada por su madre mientras le pide que guarde silencio porque estamos grabando la entrevista. Cuando Karla regresa a la charla, Zoé es ahora quien, con un dedo en su boca, le pide a su mamá que no haga ruido.

¿Qué le cuentas a Zoé de su papá?

Le pongo los videos que te comento. Sabe que es su papá, sabe que se llama Tony. He guardado todas las cartas y detalles para el día en que, cuando aprenda a leer y si así lo quiere, pueda verlas y sepa quién fue su padre. Sabe que está en el cielo, dice que su papá está en el cielo. Sabe que existe y que la ama aunque no la haya conocido.

Al ver la risa de mi hija, verla correr y verla jugar, sé que tengo otra oportunidad de vida. Estoy aquí para ser madre”, sentencia Karla mientras sostiene a Zoé entre sus brazos.

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