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FEDERICO REYES HEROLES

La muerte de Fidel divide al mundo, es la cabeza. Héroe o tirano, símbolo de la lucha patriótica o déspota de la peor calaña. La división retrata al globo. La jerarquía de valores del siglo XXI es contradictoria. Increíble, pero Trump y Fidel se montaron en la misma ola.

1.- Isaiah Berlin, en un brillante ensayo, la denunció. Contra la nobleza invocada por Tomás Moro, la utopía, el no-lugar, no es un instrumento de liberación, todo lo contrario. Opresión, sojuzgamiento en aras de algo inviable. La utopía es responsable de muchas atrocidades. Imaginar un mejor mundo, alimenta el espíritu; imponer un sueño es la manifestación de la barbarie. Los defensores de utopías están dispuestos a sacrificar vidas por su necedad. ¿Socialismo, dónde lo hubo? Entonces, ¿qué va primero, la vida misma o el sueño?

2.- Una jerarquía de valores es como una pirámide. En el vértice superior sólo puede haber un lugar. Un valor manda todo, Kelsen dixit. No es compartible, ni divisible. Si A es el valor supremo, B tendrá que ir después. Fidel Castro divide al mundo en sus emociones porque la humanidad padece sarampión. Así denominó Einstein al nacionalismo. Una enfermedad de la infancia. Pero pareciera que Einstein, se equivocó. El siglo XXI sigue invadido de sarampión. Ricos y pobres, ¡viva el nacionalismo! No crecimos.

3.- A principios del siglo XX había poco más de 60 estados-nación. Terminamos el mismo siglo con alrededor de 190. Algunos casos como el desmoronamiento o subdivisión de los grandes imperios, dieron vida a pujantes nuevos países, India por ejemplo. En otros se impuso el absurdo: miniestados. No me refiero a el Vaticano, Mónaco, Liechtestein o San Marino que tienen historias muy particulares, sino a Nauru o Tuvalu con alrededor de 20 kilómetros cuadrados de territorio, o San Cristóbal y Nieves, las Islas Marshall, Seychelles. Pero quién soy yo para decir que una historia es particular y otra no. El hecho es que el sentimiento nacionalista avasalla al sentido común.

Escocia, Cataluña o la porción francófila de Canadá tienen su historia particular. Castro tocó la fibra sensible del nacionalismo cubano, se enfrentó al imperio, sobrevivió a más de una decena de presidentes de los Estados Unidos y él venció en tanto que se mantuvo en el poder. Pero, ¿son deseables ese tipo de victorias?

4.- Churchill afirmó que las democracias sirven de poco, su gran utilidad es que el pueblo pueda correr a los gobernantes que no quiere. Con Fidel Castro nunca sabremos que hubieran pensado los cubanos, en libertad. Anécdota, fui observador electoral en Cuba. El sistema de conteo de votos, realmente formidable. El único problema era el voto a mano alzada. Ese gran invento de Occidente que es la secrecía, no es permitido. Como aderezo los representantes de los Comités de Defensa de la Revolución, CDRs, observaban todo el proceso con ojos inquisitoriales. ¿Libertad? Para qué si el destino de Cuba estaba determinado en otras instancias.

5.-Fidel Castro se le adelantó a Trump y a otros. Invocó al enemigo histórico y cohesionó a los cubanos. Ahora vivimos en carne propia la experiencia de ser "el enemigo". Los Estados Unidos tuvieron frente a Cuba la peor de las reacciones, Guantánamo, bloqueo, agresiones, dieron así justificación a Castro: querían acabar con él. Los atentados, reales o imaginarios, eran alimento de legitimidad para Fidel.

6.- La figura de los derechos humanos es muy antigua, finales del siglo XVIII, pero la batalla por lograr su respeto cotidiano es bastante reciente, segunda mitad del siglo XX. Cuba dio la espalda a esa discusión porque lo primero era detener al enemigo. Los costos eran vistos como colaterales, la jerarquía de valores imponía otro mandato. Barbarie, sí. El mundo lo supo y poco se pudo hacer. En ese sentido la derrota fue de todos. Pudo más el nacionalismo apoyando al dictador que la doctrina o las instituciones globales.

7.- Carismático dicen algunos, encantador de serpientes, embrujante. El hecho es que Fidel Castro centralizó en sí mismo todo el poder. No se mueve una hoja de un árbol sin que yo esté enterado dijo Pinochet. Pero llega la factura. Si hasta los árboles informan, también se es responsable de las atrocidades. No hay doble rasero: sólo soy responsable de los logros.

8.- Logros hay en la isla y no menores, salud, educación, ciencia, seguridad, cohesión social. Independencia.

9.- En una frase -"dictador brutal"- Trump dio al traste con la construcción de puentes. No ha entendido nada.

El problema con la discusión es terminar relativizando. Todo es lo mismo, fue un dictador, pero hubo avances. Pero, ¿cómo valorar los costos humanos de su ruta, la represión, la pérdida de libertades, la prisión, la persecución de homosexuales, y un largo etcétera? Silencio. Es cuestión de valores. ¿Se vale así? Estamos ante un tirano, no más Castros.

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Escrito en: Federico Reyes Heroles

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