Demos con amor, recibamos con amor
Invariablemente esta época me hace pensar y sentir. Pienso en las navidades que quedaron atrás y en las circunstancias en las que transcurrieron.
Soy feliz recordando el árbol de casa que se compraba cada año en la Alameda, la alegría de cargarlo con cuidado en el auto. Bajar de lo alto del clóset las series de luces, las esferas, las guirnaldas, las campanitas de las ventanas. Era una noche mágica, claro, yo era una niña llena de fantasías.
Recuerdo que mi madre era poco afecta al arreglo navideño, lo que la enloquecía era hornear galletas, verdaderas sesiones maratónicas de amasar, cortar y cocer cientos de pequeñas galletas que se colocaban en grandes platones que iban directo al comedor; sólo nos era permitido comernos las que se tostaban un poco, la mayoría de la producción casera estaba ya repartida.
Esto me lleva a reflexionar sobre lo que significa dar en estos tiempos donde el concepto de la sociedad “líquida” se fortalece. La definición del sociólogo Zygmunt Bauman dice que la modernidad líquida es el estado fluido y volátil de la actual sociedad, sin valores sólidos, en la que la incertidumbre por la vertiginosa rapidez de los cambios ha debilitado los vínculos humanos convirtiéndolos en lazos provisionales y frágiles. Estamos viviendo enclavados en una sociedad que privilegia el bienestar, que encuentra el sentido de vida en el consumismo y busca por encima de todo el placer.
Por eso tengo en alta estima la necesidad que experimentan muchas personas de dar, darse a sí mismas entregando al servicio de los demás sus talentos, su tiempo, sus recursos. Vuelvo a las galletas de mi madre y pienso en la felicidad que le producía regalar algo que ella había creado y en lo que iba a provocar a quien la peinaba cada semana, al sacerdote que iba a casa a auxiliarnos espiritualmente, a sus hermanas que tanto quería o a sus amigas con las que de pronto competía en pos de ser las mejores reposteras. No dudo que en el dar haya una sombra de ego que es propia de nuestra naturaleza humana, también creo que eso no demerita la acción. Que lo valioso es que el corazón nos mande expresarnos, nos lleve a decirle a alguien lo que representa en nuestras vidas.
Fortalecer esos vínculos debilitados tendría que ser nuestro propósito cada día que tenemos oportunidad de ver la salida del sol, eso implica elegir con quién nos queremos relacionar realmente, y no me refiero a las ligas de conveniencia donde se establece un binomio ganar-ganar, por ejemplo, esos amigos que nos dan estatus y con los que nos tenemos que congraciar y competir en el monto de los obsequios, o lo que pasa con los regalos a los jefes o los proveedores o a los compradores, donde inconscientemente pretendemos comprometerles.
Dar con sencillez y humildad es un arte, hacerle sentir al otro que se merece lo que se le obsequia es una gran cualidad. Un gran obstáculo en la vida es experimentar que no nos merecemos lo que nos dan, la atención que nos prestan, la abundancia económica, la estabilidad emocional, este es un programa que de manera frecuente lo sumamos a nuestro disco duro.
Desinstalarlo implica que reconozcamos que el merecimiento debe ser algo en lo que creamos de verdad. ¿Por qué es tan difícil confiar en que somos capaces de provocar emociones positivas, que se nos reconozca la solidaridad constante que manifestamos sin reparo o que podemos ser reconocidos por un trabajo sostenido y puntual? Merecemos desde el momento en que vemos al otro como una prolongación del sí mismo. Por eso es muy importante la manera en que recibimos los obsequios, se trate de un plato de galletas o del mejor artículo de la tienda más costosa. Recibirlos llenos de amor y agradecimiento, sabiendo que eso estrecha el lazo creado con la persona que da.
Hace días una mujer a la que admiro me invitó a tomar un café, no lo pensé dos veces, le dije que sí y al salir me di cuenta que me había hecho dos regalos valiosísimos: su tiempo y sus conocimientos. Ojalá que esta Navidad podamos ver la imperiosa necesidad de fortalecer nuestras relaciones, demos con amor, recibamos con amor.
Twitter: @mpamanes