Peticiones exageradas de información, exigencias fuera de lo común, comprobaciones a cargo del propio contribuyente y prórrogas que dependen del humor del auditor, son algunos de los señalamientos que hacen quienes padecen las revisiones del fisco. (ARCHIVO)
Las auditorías que realiza el Servicio de Administración Tributaria (SAT) nunca habían sido tan mal realizadas y con tanta carga para el contribuyente como ahora, acusaron fiscalistas y la Procuraduría de la Defensa del Contribuyente (Prodecon).
Peticiones exageradas de información, exigencias fuera de lo común, comprobaciones a cargo del propio contribuyente y prórrogas que dependen del humor del auditor, son algunos de los señalamientos que hacen quienes padecen las revisiones del fisco.
Martín Fierro, socio fiscal de RSM, ha sido uno de cientos de especialistas que ha visto el deterioro de las auditorías y la creciente presión sobre empresas.
"En auditorías recientes me pidieron probar la materialidad de las operaciones de la empresa, que justifiques que verdaderamente se prestaron los servicios, pidieron contratos y hasta estados de cuentas de los proveedores, que no son tan fáciles de conseguir. Ya que entregas la información a veces piden más y más, eventualmente terminan, pero es después de dos o tres intentos", explicó.
Por si fuera poco, añadió, durante las auditorías que realizó el SAT a algunos de los clientes de RSM, el fisco pidió a las empresas documentos, como facturas y datos sobre la nómina, que ya tenía. "Desde luego pidieron facturas a pesar de que el SAT ya las tenía y las piden en PDF y en XML, aún cuando ellos ya las tienen", subrayó.
En 2014, por auditorías, el SAT recaudó 156,398.5 millones de pesos (mdp) y hasta el tercer trimestre de 2015 llevaba 85,544 mdp. La dependencia invirtió el año pasado más de 2,000 mdp en esta actividad.
Según fiscalistas que padecen estas prácticas, los auditorías del SAT se han convertido en una especie de inquisición, en donde el principio de buena fe del contribuyente simplemente no existe.
"Hay una desconfianza generalizada hacia el contribuyente y la autoridad causa malestar en el actuar profesional de las empresas y los contadores", explicó Manuel Toledo, fiscalista de Deloitte.
"De ser una revisión aleatoria se está volviendo una auto-auditoría en donde te preguntan como contribuyente todo. El problema es que están siendo exhaustivas, no son auditorías, es entrégame todo, todo, todo", dijo Diana Bernal, titular de Prodecon.