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Descendencia legítima

FEDERICO REYES HEROLES

El asunto recuerda una de esas comidas familiares, armoniosas, predecibles, aburridas, con anécdotas que se repiten y un final feliz que pareciera inevitable. Pero de pronto uno de los comensales ya no puede seguir fingiendo, golpea la mesa y lanza, eso es mentira, no a la farsa. Los rostros se petrifican, el silencio se apodera de la mesa.

Donald Trump ha dado voz y rostro a un Estados Unidos muy enojado, pletórico de resentimientos, inseguro. Dónde está el país defensor de las libertades, sensible a la diversidad cultural que está en su origen. Dónde quedó el orgulloso "metlting pot" que presume a las migraciones irlandesas el día de San Patricio ataviados en verde y con tréboles por doquier; el país que ostenta sus "barrios chinos", ese país que absorbió a alemanes, polacos, judíos, italianos. Algo no cuadra, ¿cuándo se dio la transformación, o siempre fueron así?

El video circula en YouTube, (Why America is the greatest country in the world.) Es un debate público en alguna universidad. La joven alumna pregunta, por qué es América el mejor país del mundo. Nadie repara en la confusión, ni los maestros en el panel, dos de ellos responden de inmediato, diversidad y oportunidad, dice ella, el segundo lanza libertad, libertad, libertad, siguen aplausos. Pero, después de una broma, el tercero da el manotazo: no es el mejor país del mundo. Un silencio sepulcral se apodera del auditorio. El "impertinente" señala que los liberales siempre incomodan y pierden y refuta a su colega, libertad la hay en Canadá, Japón, Gran Bretaña (no menciona a México) ... 180 de 207. Ya enojado recuerda que Estados Unidos es el séptimo en educación, el 27 en matemáticas, que no son campeones en esperanza de vida, mortalidad infantil y materna, otra larga lista. El video termina con la añoranza: solíamos ser...

Solían ser, pero el mundo ha cambiado. Nadie niega el papel de esa nación pero, por el éxito del discurso de Trump y en algún sentido de Sanders hoy se debe a un sentimiento de amenaza. Pero siempre han tenido amenazas en el horizonte, reales o inventadas. El 11 de septiembre está en la memoria. Peter Hammill relata en un texto muy interesante (Por qué importa Sinatra) los obstáculos que enfrentó la inmigración italiana a principios del siglo pasado. El "mejor país del mundo" es un mito poderoso que lleva a una esquizofrénica oscilación emocional. Son los mejores, pero se han sentido y se sienten amenazados por países lejanos como Vietnam, pequeños como Cuba. En la oscilación emocional entró un vociferante Trump que ha sabido tocar música a sus oídos. Barbara W. Tuchman delató hace muchos años (La marcha de la locura) cuatro ejes de la sinrazón que igual visitó a Napoleón que a Hitler o a Felipe II. Se mezclan y combinan, tiranía, ambición excesiva, incompetencia o decadencia y la insensatez o perversidad. En esas estamos.

Por supuesto que Trump no tiene razón, nada lo avala en la destrucción de empleo, los ríos de migración mexicana que ve disminuyeron drásticamente a partir del año 2000 y en 2015 tuvimos ya retorno de población. Pero las falsedades han prendido porque no se trata de una confrontación académica sino de sacudir emociones contenidas por años, décadas. La demagogia electrónica funciona. ¿Cómo es posible que esa gran nación reaccione de manera pueril, nos preguntamos con asombro? Pero el hecho que atrapados en la mítica nube de "América el mejor país" de poco sirvieron las criticas y advertencias emanadas de los centros académicos o de los medios. El peso del mito mostró su capacidad cegadora. A la URSS le ocurrió algo similar con la economía centralmente planificada: no pudieron ni quisieron ver el desastre y por eso el colapso fue brutal.

Confundidos y amenazados millones de estadounidenses ven en Trump al redentor que les puede recuperar la "grandeza". Pero, como mostró Tuchman esa sinrazón puede llevar incluso a acciones contrarias al interés de los Estados Unidos léase proteccionismo comercial, desconocimiento de la realidad poblacional y sus debilidades, pleitos con socios estratégicos, todo es posible. Los mercados reaccionarán a las tonterías, pero no podrán evitar el daño profundo de la cosecha de odio.

La cabalgata de la sinrazón hoy asusta pero, dónde estaba Romney y los estrategas republicanos cuando surgió el discurso racista, xenófobo e ignorante. O acaso pensaron que esos extremos ayudarían a obtener una victoria. Pero la sinrazón -hija del miedo y la ignorancia- es una pradera árida en espera de la chispa. Años de manipulación política y mentiras sobre los efectos del libre comercio, décadas de racismo soterrado, de odio a los migrantes con el Sheriff Arpaio cazando seres humanos, de doble discurso de esa "America" que sólo existe en su imaginación. Llegaron las consecuencias, Trump es hijo legítimo de ese Estados Unidos.

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Escrito en: Federico Reyes Heroles

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