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Desconcertar al país

JULIO FAESLER

El pasado día 6 de diciembre Martín Orozco Sandoval, Gobernador de Aguascalientes, anunció su propósito de desconcentrar a la capital para así darle más apoyo a los municipios. Explicó que impulsará un "Sistema de Ciudades", que coadyuve a desconcentrar la capital y generar mayores niveles de desarrollo en los diez municipios del interior, y de tal forma genere más oportunidades de crecimiento y un mayor arraigo de la población en sus comunidades.

La idea es fortalecer al municipio otorgándole facultades de planeación de su propio desarrollo, lo que implica ajustar la distribución de poder donde el municipio sale fortalecido.

Al anunciar lo anterior advirtió que "ni colores ni partidos influirán en la relación entre Gobierno del Estado y Ayuntamientos".

Al mismo tiempo, el gobernador reiteró su interés de fortalecer el campo de Aguascalientes, por lo que pondrá especial interés en el desarrollo de una serie de proyectos orientados a transformar el campo y favorecer a los agro productores micro, pequeños y medianos a través del programa estatal "Al Campo Ya".

Los propósitos del gobernador son fácilmente explicables. El 98% de la población del estado se encuentra en 10 municipios pero, la ciudad capital representa por si sola el 78% de la entidad. La agricultura dispersa en los nueve municipios restantes merecen una atención especial.

Aunque pequeño, el estado de Aguascalientes ostenta una distribución campo-ciudad mucho más aguda que Coahuila donde dos ciudades abarcan 48% de la población entera. En Coahuila en 2010 47% de la población de 2,748,000 habitantes radicaba en solo dos ciudades.

Pero la concentración urbana en nuestro país es, sin embargo, bastante aguda. En la actualidad casi el 80% de los mexicanos vivimos en unas cuantas ciudades, donde el caso de la ciudad de México, Distrito Federal, es agobiante tanto para sus habitantes como para las autoridades. Actualmente más del 70% de la población nacional vive en ciudades medianas y grandes por razón de la búsqueda de empleos industriales.

La tendencia mundial es hacia la concentración urbana. El promedio internacional gira en torno a dicho 70%. La creciente industrialización que es principal creador de empleos aunado a la creciente importancia de los ocupados en los servicios explica el fenómeno. Simultáneamente, la mayor producción agrícola requiere cada vez menos mano de obra.

Las ventajas económicas de concentrar en una ciudad las actividades encuentran su límite en el principio de los rendimientos decrecientes. Por otra parte, los problemas que la urbanización provoca en términos de calidad de vida redundan en tensiones sociales que anulan los progresos materiales.

Hace tiempo que hay conciencia en nuestro país respecto a la necesidad de una distribución más equilibrada de la población. Desde 1970 se iniciaron pasos hacia uno de sus aspectos, la "descentralización" que en 1983 queda formalizada en ley. El arquitecto Pedro Ramírez Vásquez, Secretario de Obras y Asentamientos Urbanos, fue su promotor.

Fue en los años ochenta cuando se dieron pasos para desconcentrar oficinas gubernamentales a diversas regiones del país conforme a la cual, por ejemplo, la secretarías habrían de asentarse en diversas ciudades. La Secretaría de Marina, iría a Veracruz, la de Agricultura a Aguascalientes o Querétaro. Solo la Presidencia de la República y la Secretaría de Hacienda permanecerían en la capital de la república. Algunos bancos como Banamex contemplaron mudar sus corporativos a provincia.

Con el paso del tiempo se diluyeron esas buenas intenciones. El crecimiento de las ciudades siguió con la pléyade de complicaciones que significa vivir en las ciudades que no están cuidadosamente diseñadas para dotarlas de los servicios que requieren. Los beneficios de la gran ciudad se disipan ante los inconvenientes que se interponen su goce. La vida de los habitantes de la Ciudad de México, que según algunos alcanza 22 millones de habitantes, se desenvuelve en una secuela de molestias.

El gran proyecto del gobernador de Aguascalientes es en extremo oportuno. De imitarse en el resto del país, la fisonomía nacional cambiaría y con ello entraríamos todos en una imparable etapa de progreso económico y social.

juliofelipefaesler@yahoo.com

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